¿Islamofobia?
Mas bien
cristofobia y judeofobia
Ramón
Pérez-Maura
MOHAMED
Merah, el yihadista que en marzo de 2012 perpetró una matanza en un colegio
judío de Toulouse, causó una conmoción en Francia. Y al poco se empezó a hablar
de islamofobia. Después de los atentados del 11-M en Madrid, se habló con
insistencia del peligro de islamofobia. Tras el atentado contra «Charlie Hebdo»
y la tienda kosher de París existe una enorme preocupación por la
posible propagación de la islamofobia. Pues a día de hoy yo sólo puedo
constatar que existe judeofobia y cristofobia. Pero no islamofobia. Y no veo a
ninguno de esos políticos bien pensantes, de Merkel a Hollande, hablar de esas
fobias que de verdad deben de ser las que nos preocupen.
Todos
conocemos infinidad de ejemplos a lo largo de la historia y hasta nuestros días
de atentados contra comunidades judías por todo el mundo. Bastantes de los
cuales acaban con muertos a los que se finiquita su vida por ser judíos. En la
hora presente estamos viviendo un genocidio en Irak y Siria de comunidades
cristianas. Se les está asesinando por no ser musulmanes. Se les mata en nombre
de Alá. ¿Por qué nadie se atreve a hablar de cristofobia? ¿Porque no es
políticamente correcto?
Como no
paramos de mejorar, he leído el pasado jueves en «El País» la última aportación
intelectual a este problema. La ha engendrado el académico Juan Luis Cebrián y
no tiene desperdicio. Según podía leerse en el diario que pertenece a la
sociedad que él preside, en un acto reivindicativo de las víctimas de los
atentados contra «Charlie Hebdo», Cebrián hizo también un llamamiento al
Gobierno español y a la jerarquía religiosa para que la mezquita de Córdoba no
deje de llamarse mezquita como pretende la Iglesia. «Hay que reclamar más
tolerancia, menos fanatismos religiosos. Que el obispado de Córdoba deje de
agredir a los españoles de Al Andalus. Es una ofensa innecesaria. Actitudes
como esa son las que abonan las actitudes del odio y el fundamentalismo». O
sea, que el fanatismo y el odio de los asesinos de París lo engendra el obispo
de Córdoba. Insuperable.
Claro que
yo no sé con cuánta efectividad se puede defender la libertad de expresión,
pilar básico de nuestro sistema de libertades, cuando se hace un acto como el
que describía «El País», evocando las víctimas de la revista satírica y no se
hace la más mínima mención a los cuatro judíos muertos en esas horas por un tercer
terrorista aparentemente compinchado. Parece ser que hay muertos de primera y
de segunda categoría. Y los judíos están en segunda clase. Como ellos sólo
estaban haciendo la compra, su muerte es menos relevante que las de la revista.
El islam
no es una religión orgánica. No tiene un jefe supremo que la encabece e
interprete. Hay múltiples islames. Y entre esos practicantes del islam hay una
minoría creciente que cree que el islam les obliga a promover el califato por
todo el mundo y asesinar a los infieles. Y ellos descalifican a los otros
musulmanes con la misma legitimidad que los musulmanes que no creen en el
califato les descalifica a ellos: su interpretación del Corán. Y en nombre de
su Dios y para imponernos la sharía a usted y a mí, matan a cristianos y judíos
y a muchos musulmanes que consideran desviados de la verdadera fe. Hace
muchísimos años, siglos en realidad, que se dejó de matar en el nombre de
Cristo. Como los judíos pueden estar casi en guerra con los palestinos, una
guerra territorial como casi todas a lo largo de la historia del hombre. Pero
no matan a quien no se convierte a su religión. Es más. Es bien difícil poder
ser admitido en la religión judía. Pero el buenismo obliga a hablar de
fanatismos por igual en un lado y en otro. No cuenten conmigo.
La Historia nos dice que el islamismo, el cristianismo y el judaísmo han creído y creen aún la violencia un ayudante razonable de la fe. Lo he puesto en mi página:
ResponderEliminarwww.gate.net/~joachim/