Hace 55 años
El español que retó a Castro
La Vanguardia, Barcelona
Aquella
noche el Marqués de Vellisca se hallaba en su casa de la Embajada española
viendo tranquilamente la televisión. En su San Sebastián natal se celebraba la
tradicional tamborrada por lo que el diplomático se hallaba de buen ánimo. De
pronto en la pantalla irrumpió Castro que desde los estudios de la CMQ,
‘Telemundo’, pronunciaba uno de sus ya célebres discursos. Lojendio se
arrellana en su sillón dispuesto a seguir la arenga.
Fidel Castro tiene en sus
manos una carta de un pariente del jefe de la Fuerza Aérea, Pedro Díaz
Lanz, huido a Estados Unidos en la que se afirma que desde las Embajadas
española y norteamericana se ayudaba a los movimientos contrarrevolucionarios.
En ella el firmante Antonio Miguel Yehor, huido también a aquel país hacía
pocas semanas tras haber pertenecido a las fuerzas del líder revolucionario,
denuncia según explica Castro que Lanz había sido ayudado por sacerdotes
españoles en Cuba y que hay armas, dinamita y una imprenta clandestina
‘escondidas en alguna iglesia de este país’. El jefe del Gobierno muestra la
carta a la pantalla y afirma que la pone a disposición de las entidades
eclesiásticas para que puedan decidir acerca de su autenticidad.
Tras su
lectura uno de los tres periodistas que acompañan a Castro, se refiere a la
misma pidiéndole que comente la reciente visita de varios sacerdotes al
embajador de España.
En su
sillón, Lojendio no puede dar crédito a lo que oye, indignado y dispuesto a
defender el honor patrio, el aguerrido diplomático abandona la embajada sita en
uno de los suburbios de La Habana no muy alejado de los estudios televisivos.
A las
12’38 en punto el embajador, un hombre de presencia imponente, grueso y
fornido, de negra y lustrosa cabellera entra en los estudios. Resuelto se
dirige al moderador, y director del programa, Alfredo Muñoz Pascual, y le
inquiere: ‘Un momento por favor. Vengo a rebatir las acusaciones que se hacen
contra la Embajada de España’. Como este le corta el paso sentencia: ‘Esto es
una democracia y el señor moderador es el que dirige’. A lo que Castro replica airado: ‘Me va a hablar de
democracia el embajador de la mayor dictadura de Europa’. Lojendio se
exalta aún más y manifiesta que ha sido ‘injuriado’ por sus manifestaciones
calumniosas y decidido, sube impetuoso a la plataforma en la que se encuentra
el revolucionario y pide que se le deje contestar ante el micrófono. Castro
abrumado por la vehemencia del aguerrido español, reacciona claramente enojado
e inquiere a Lojendio, con voz contenida si tiene permiso del ‘jefe del
Gobierno para hablar’ a lo que el embajador replica que no lo había pedido
porque había sido ofendido.
Mientras tanto, el estudio se ha convertido en un
auténtico pandemónium, policía, guardaespaldas de Castro, periodistas y
personal de la televisión rodean al embajador. Todos profieren gritos y
exabruptos. El programa se hace en directo con presencia de público y se
retransmite a todo el país. La emisión es interrumpida pero no así el sonido lo
que permite a los televidentes seguir al corriente del episodio.
Hasta siete
minutos más tarde no se reanuda. Castro continua su discurso. Lojendio a quien
por supuesto se le prohíbe el derecho a hablar es obligado a abandonar el
recinto acompañado por oficiales del Ejército cubano. Fidel Castro pide que el embajador abandone
el país en 24 horas, orden que es inmediatamente transmitida por el
presidente de Cuba, Oswaldo Pórticos que se hallaba presente durante el
incidente. El líder revolucionario acusa al representante español de abusar de
su situación como diplomático, al tiempo que anuncia que se ha telegrafiado al
embajador cubano en Madrid, José Miró Cardona, ordenándoles regresar a La Habana de inmediato.
En las
horas sucesivas el director del programa de televisión lee un comunicado en el
que se declara al embajador español, Juan Pablo Lojendio, Marqués de Vellisca
persona ‘non grata’, informando de su expulsion del país.
Tras el
incidente y antes de abandoner La Habana, la Embajada española da a conocer un texto escrito por el patrio
embajador en el que ratifica categóricamente que las imputaciones realizadas
durante el programa contra la Embajada carecen de fundamento. Y concluye con un
mensaje haciendo gala, esta vez sí, de su buen hacer diplomático:
‘Deseo para Cuba todo lo mejor’.
Tres días
después, el 23 de enero, a la una y media en punto arriba al aeropuerto
de Barajas, donde es recibido en loor de multitudes. Personalidades
oficiales, prensa y centenares de ciudadanos le aclaman y aplauden. El
estrafalario comportamiento del Marqués le ha convertido en un auténtico héroe. Antes de dirigirse a Madrid declara a
los periodistas que agradece la calurosa acogida, apostillando que a su paso
por Nueva York se le había dispensado un recibimiento similar, añadiendo que ni
allí ni en ese momento podía hacer ninguna declaración tanto no presentase su
informe al ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mª Castiella.
Se dice
que Franco recibió a Lojendio con frialdad que socarrón, le espetó: ‘Como español, muy bueno…como diplomático,
muy malo’. Sea como fuere, el fervoroso comportamiento
patrio del embajador nunca fue premiado por el dictador, si bien tampoco fue
castigado ya que prosiguió con su carrera diplomática.
Tras el
incidente, el dictador siempre empecinado
en no romper con Cuba mantuvo las relaciones si bien se rebajaron a
nivel de encargado de negocios durante 10 años, manteniéndose un intercambio
comercial discreto y debidamente acordado.
Pero
sabido es que la España de Franco, no
participó nunca en el embargo decretado por Estados Unidos contra Castro.
No sería hasta 1975 cuando todo volvería a la normalidad tras la visita de
Nemesio Fernández Cuesta, ministro de Comercio, que sería recibido en La Habana
por el revolucionario quedando normalizados los vínculos con el nombramiento de
embajadores.
Ese mismo
año, el hombre que retó a Castro fallecía en el desempeño de su cargo como embajador en la Santa Sede, a los 67 años,
dejando tras de sí una brillante carrera diplomática.
Remitido por Rogelio Zelada
No hay comentarios:
Publicar un comentario