La Cruz de Caravaca
La Cruz
de Caravaca es, según la tradición, una reliquia de la Cruz en la que
Jesucristo fue crucificado y que
encontró la emperatriz santa Elena. Se conserva en un relicario con forma de cruz
patriarcal de doble brazo horizontal en la Basílica del Real alcázar de la Vera
Cruz en Caravaca de la Cruz (Región de Murcia).
Según la leyenda, la Cruz –originalmente
perteneciente al primer patriarca de Jerusalén tras la conquista de la ciudad a los
musulmanes– fue milagrosamente llevada al castillo-santuario de Caravaca por
dos ángeles, los cuales también forman parte de la imaginería que compone la cruz.
Corrían
los primeros años del siglo XIII. La
taifa de Murcia extendía su poder por gran parte de Al-Andalus
y como llegase a Caravaca una partida de cautivos cristianos, el gobernador
almohade Abu Zeit pidió al clérigo Ginés Pérez de Chirinos, que venía entre
ellos, una demostración de la liturgia cristiana. Cuando el clérigo iba a
comenzar la misa se dio cuenta de la ausencia de una cruz. Entonces, dos ángeles entraron en la sala a
través de la ventana, portando la Vera Cruz de Caravaca. Los musulmanes
reaccionaron ante el milagro mediante su conversión al cristianismo.
Once años después de la aparición de la Cruz,
el reino murciano pasó al vasallaje del rey castellano Fernando III el Santo (1243-1244). La Cruz sirvió de
bandera y talismán contra ulteriores ataques musulmanes. Con ello, Caravaca se
consolidaría como bastión de la frontera hispano-árabe. Durante la invasión
napoleónica, la Cruz permaneció oculta por miedo a la rapiña que caracterizó a
las tropas francesas.
La Cruz
fue objeto de un robo sacrílego en 1934. Los ladrones sólo hurtaron la sagrada
astilla, dejando abierto el relicario cruciforme. Jamás se descubrió la autoría
del hecho. Tras la Guerra Civil Española, el papa Pío XII concedió a Caravaca
un nuevo Lignum crucis. Era el año de 1945. La ciudad celebró con
grandes fiestas el restablecimiento de la reliquia.
La
ciudad de Caravaca de la Cruz celebra las fiestas en honor a la Vera Cruz de
Caravaca del 1 al 5 de mayo, reproduciendo con actos, procesiones y desfiles de
Moros y Cristianos, el pasado medieval y religioso de la ciudad.
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