Historia de la Baraja
La
palabra baraja quiere decir riña, pelea y viene de
barajar, que significaba pelearse. Por su parte
Naipe viene del catalán naíp, y este quizá del árabe ma'íb, censurable.
Hay diferencias de opiniones sobre si los naipes
se originaron en la India o si se usaron primero en China o Egipto, aunque la
opinión mayoritaria es que habrían sido creadas en el siglo XII, en China.
Lo mas probable es que los naipes llegasen a
Europa desde Oriente, introducidos por los árabes a través de sus territorios
en España, aunque también se dice que fueron traídos por los cruzados.
La primera versión puede apoyarse en
que la baraja mas antigua sea la llamada española, y que los palos de la baraja
árabe eran monedas, copas, cimitarras (especie de sables usados por turcos y
persas) y bastones, que evolucionarían después a oros, copas, espadas y bastos.
Al parecer, el Consell de Cent (Cataluña), prohibió los juegos de cartas en 1310 en Barcelona, siendo esta la mención mas antigua del juego
de naipes en Europa, y que prueba que ya llevaba años existiendo para que se
llegara a la prohibición.
También en otras partes de España eran
conocidos los naipes, pues los estatutos de la Orden de Caballería de la Banda, fundada por don Alfonso XI de Castilla en 1331, prohibían a los caballeros jugar a los naipes. Igual
prohibición dictó don Juan I de Castilla en 1387.
Del reino de Aragón los naipes pudieron
pasar a Italia a partir de la conquista de Sicilia por Pedro III de Aragón
(1282). Efectivamente, los italianos
dicen haberlos conocido ya en 1299 y, si como creen algunos, los naipes dieron ocasión al grabado
sobre madera, también
a los italianos debería atribuirse esta invención, pero lo más seguro es que,
si vinieron de Oriente, también vino con ellos el modo de impresión.
En Francia, en 1337, en las constituciones de la Abadía de San
Víctor en Marsella se menciona prohibiéndolo a los frailes un
juego que llaman “páginas” que podría referirse a los naipes. En agosto de 1381, el hijo de un
mercader de Marsella a punto de embarcar para Alejandría promete abstenerse de
los juegos de azar, entre los que nombra la baraja.
El padre jesuita Menéstrier
(1631-1705), en un artículo publicado en 1702 en el “Journal del Trévoux”, expone que las primeras cartas francesas se
fabricaron en España en 1392 para entretenimiento del rey Carlos VI, aquejado
de ataques de “melancolía”.
Un decreto del Senado de Venecia de 1441 prohibiendo la introducción de naipes en la
Señoría indica que su fabricación, después de haber sido floreciente, se
hallaba en decadencia por las importaciones de barajas extranjeras.
Los naipes
del siglo XV que se conservan en Venecia
y otras ciudades son más grandes que los de hoy y de un cartón grueso parecido
al papel de algodón de los antiguos manuscritos. Las
figuras resaltan sobre campo de oro y son: tres reyes, dos mujeres y dos sotas,
una de ellas a caballo. Cada figura lleva un bastón, una espada o una moneda.
En algunos naipes antiguos se pintaban
mujeres en lugar de hombres sobre los caballos. En algunas zonas de Andalucía,
los ases estaban representados en forma de muchachos desnudos. Una nueva
teoría es que los ases de ciertas barajas están directamente inspirados en las
monedas romanas llamadas Aces.
Si bien es muy discutible, parece que
la primera baraja distinta de la española fue la baraja alemana, con cuatro palos –campanas, hojas, corazones y
bellotas-, con diez números y tres figuras. Con el tiempo
perdió los números 2 al 5, ambos inclusive, quedando una baraja de treinta y
seis cartas.
Tal
como la alemana, la baraja francesa sustituye
los números de las figuras por letras, R (roi), D (dame) y V (valet),
soslayando así el maleficio del número trece y, también como la alemana y la
española más moderna, deja reducidas las figuras a tres. Sus palos son picas,
corazones, tréboles y diamantes.
La
inglesa deriva de la francesa, cambiando los nombres de las figuras, J (jack),
Q (queen) y K (king) y también del as (A).
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