9 de mayo de 2014

Cinco obras de teatro sobre la vida de Gertrudis Gómez de Avellaneda.





María Teresa Trujillo nos remite el siguiente trabajo sobre varias obras teatrales basadas en la vida de la poetisa y dramaturga camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda. Nos complace publicarlo en estas páginas, con el encabezamiento con que la propia María Teresa nos lo envía:



Este es el estudio meticuloso hecho por el escritor matancero Ulises Rodríguez Febles, en Cuba, sobre cinco obras de teatro que tratan la vida de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Una de las cinco obras estudiadas es la pieza en dos actos “La Peregrina”, de mi amigo Raúl De Cárdenas, la cual cierra este artículo con broche de oro. Primera vez en más de cinco décadas que el nombre de Raúl de Cárdenas, dramaturgo, aparece en Cuba. MTT





Cinco acercamientos dramatúrgicos a Gertrudis Gómez de Avellaneda



Preámbulo

ULISES RODRÍGUEZ FEBLES -

Dramaturgo, investigador y guionista

Matanzas, Cuba



Gertrudis Gómez de Avellaneda, La Tula, La Magna, La Peregrina, cumple  su bicentenario. Nacida en Puerto Príncipe en 1814, con una biografía pródiga en acontecimientos relevantes ha seducido a siete autores dramáticos – de los que solo analizo cinco -  que  concibieron sus obras en épocas muy diversas: Manuel Pereiras - García, La Divina Cubana, en la década del 80; Raúl de Cárdenas, La Peregrina en 1993; Pedro Monge Rafuls, Tula, La Magna, entre 1993 y el 2010; Gerardo Fulleda León, La pasión desobediente en el 2013 y Matías Montes Huidobro también el 2013.


Los cuatro primeros viven en los Estados Unidos y el último en Cuba. Es interesante que los que viven en la otra orilla, hayan tenido este acercamiento a quien también vivió como ellos, viendo a su país desde la nostalgia, intentando comprender a otro, que no es el suyo y logrando – con diferentes matices – el reconocimiento verdadero en el que los acoge y el desconocimiento en el otro. 


¿Por qué esta predilección por Gertrudis Gómez de Avellaneda? Sin, dudas por ser  una  compleja personalidad con rasgos caracterológicos multifacéticos en una mujer que en el siglo XIX inconforme ante los obstáculos que la sociedad – tanto la cubana, como la española – le impone en aspectos disímiles relacionados con lo social, lo moral y lo artístico, logra desafiarlos y trazar un importante legado que llega hasta nuestros días. En cada uno de los textos encontramos sucesos de una gran fuerza dramática que son seleccionados por cada uno de los autores según su interés en determinada zonas de la biografía, por empatía afín al discurso y a los aspectos ideo estéticos de su creación. 


Después de leerlos y adentrarme en las particularidades de cada uno de ellos me pregunto, aplicando el instrumental teórico del método dramatológico del Doctor José Luis García Barrientos: ¿Qué diferencias tipológicas definen los rasgos en el texto de los autores estudiados? ¿Qué características tienen sus diálogos que lo hacen afines o diferentes? ¿Cómo son sus estructuras y manejos del tiempo y el espacio? ¿Cómo es la Gertrudis Gómez de Avellaneda concebida por cada uno de ellos – y qué personajes seleccionan de los muchos relacionados con su vida? ¿Cuáles son las ideas más afines en cada uno de ellos y cuáles los diferencian? ¿Qué sucesos se reiteran y cuáles no? ¿Cómo se fusiona lo ficcional con lo histórico? ¿Cuál fue el estímulo que los llevó a escribir sobre la Avellaneda? 



La Divina Cubana

La Divina Cubana, de Manuel Pereiras - García (Cifuentes, 1950) es un texto escrito en la década del ochenta.  


Como el texto de Fulleda León es también un monólogo, pero en este la Avellaneda tiene cincuenta y tres años, por lo que nos encontramos en  instantes muy cercanos al de su fallecimiento ocurrido en Madrid en 1873. Su diálogo es con personajes latentes como El Visitante, Tassara, Cepeda y Julia, su cuñada. Tres masculinos y tres femeninos, ubicados por el autor en un tiempo y  espacio  patente en  sus casas en Madrid. El personaje de Gertrudis se desdobla en diferentes etapas de su vida, que van de la juventud hasta otras de su madurez, que por las edades y los sucesos que aborda contribuye a  dilucidar las fechas en su cronología vital y son – es importante aclarar – mutaciones no representadas, sino diegetizadas


Lo dramático está en la fuerza de la palabra, en lo que dice y narra de su vida con fidelidad a la verdad histórica.


Lo que ficciona está en el plano estructural de su encuentro con El Visitante, que se llama Pepe, es habanero y viene de Cuba, es latente y a la vez objetivo; como lo es Julia, una de las pocas que en 1873 la acompaña a su última morada en el cementerio de Madrid. 


Los otros personajes del monólogo son Tassara y Cepeda, eminentemente subjetivos, porque están en su recuerdo, y en esas transiciones retrospectivas, se tornan en personajes latentes; pero no son visibles ni objetivos, porque se encuentran en un espacio que es propio de la invisibilidad física.


Escoger a Tassara y Cepeda, que en la mayoría de los textos tienen una importante significación en la vida de la protagonista, permite al autor ubicarnos en fechas y sucesos muy específicos de la biografía de la Avellaneda. 


Por lo tanto la selección nos lleva a una estructura acrónica, que hace énfasis en fragmentos de su vida. Lo que nos propone Pereira - García es un espacio significado por accesorios, que dan un carácter icónico y estilizado, más que realista a la representación; pero que en su sencillez tienen la trascendencia de lo decadente, de lo que ha perdido su encanto y envejece, de lo que muta imperceptiblemente hacia la perdida irreversible.


El diálogo fusiona textos de la Avellaneda con la recreación del universo vivencial de los últimos años de su existencia; así como con citas provenientes de otras fuentes, que contribuyen a su caracterización, incluso física y pienso, ¿necesaria? o al abordaje de sucesos de importancia en su vida, como lo es su presentación en Liceo Literario de Madrid.


La Divina cubana nos revela un diálogo que muestra la angustia y la soledad de quien ha triunfado siempre rodeada de personas, y ahora se encuentra olvidada, esperando una pensión, con las privaciones de quien que se mueve en los límites del vacío; que se llama a así mismo orgullosa y lo demuestra en sus palabras. Una mujer vanidosa que a la vez nunca deja de ser esa Gertrudis anfitriona, con un diálogo vital, colmado de contradicciones y de recuerdos muy especiales, de un gran humanismo; rasgos muy particulares del carácter que ha creado Pereira - García (la de la mujer casi ciega, con diabetes, en la pobreza, que ya no escribe y recuerda de una manera especial a la isla; que valora desde la distancia su pasado, sus amores, su relación con los escritores de la época. Es importante reafirmar el carácter metateatral y a la vez ideológico, por la importancia que le concede Pereira - García a las propias reflexiones estéticas de Gertrudis sobre su obra, también por la manera en que alterna fragmentos de su poesía o de su teatro, como Munio Alfonso, que contrasta lingüísticamente con la de sus memorias.


El tiempo transita en cada visita de El Habanero (que se me antoja José Martí), revelándonos un texto con un orden temporal acronológico, de regresiones parciales, donde la repetición, propiciadas por las entradas o salidas de El Visitante, que se mueve entre perspectivas objetivas (su relación con El Visitante y Julia) y subjetivas (sus conversaciones con Tassara y Cepeda).


Es  La Avellaneda, sin perder lo que el autor sugiere, la que nos lleva a otros espacios, tiempos, sin ningún tipo de desdoblamiento y donde el acto de leer, enfatiza, constantemente esta condición.


En La Divina Cubana podemos seguir la trayectoria de un ser de la estatura humana e intelectual de Gertrudis Gómez de Avellaneda, por su propia voz, íntima y siempre provocadora.


“EI mejor año de mi vida fue aquel en que todo estaba por delante”, mientrascruza la mar en buque de vela, de cara al sol, de cara al viento, al triunfo. Es este final, que nos lleva simbólicamente a otro momento de su vida, que nos ubica en un tiempo y espacio de su biografía  de gran significación para ella y creo que de alguna manera para la literatura hispanoamericana. ¿Sería Gertrudis Gómez de Avellaneda la escritora reconocida, cuyo bicentenario celebramos en el 2014, sino hubiera abandonado su tierra natal? Es cierto que en este texto, salvo algunas alusiones, nunca encontramos representados, los motivos de su partida, su inconformidad y desprecio, por ser sus proyectos e intereses diferentes a muchos de los de su generación.


Solo encontramos la conflictiva relación con su madre, pero relacionada con cuestiones literarias, la censura a su imaginación, a su talento creativo. No hay en el texto de Pereira - García referencia a su manera de ver a la mujer y a los hombres, de enfrentar un mundo cerrado que limitaba su libertad.  Es la necesidad creativa, su pasión por el teatro, lo que en este texto, hace que reconozca la necesidad de partir.


“Poesía puede escribirse en cualquier parte; pero no el teatro”   - dice La Tula. No están en este texto relaciones con sus personajes literarios, relacionados explícitamente con Cuba; no aparece el tema de la esclavitud o el Sab, que de una manera u otra siempre asoma en las obras de los demás. Tampoco la religiosidad de una Gertrudis, abrazada con fervor a Dios. Escuchamos  recuerdos agradables de La Habana, cuando habla con El Visitante y encontramos dos maneras de ver un país, una ciudad, las de él y la suya. Por sus palabras cargadas de significación ideológica y  su partida, de cara al sol, al viento, hacia el horizonte, sintetiza de alguna manera la trágica decisión de una mujer que crece en la inmensidad de la vida que se ha trazado y ha defendido, estoicamente para el futuro…

 (Continuará)

1 comentario:

  1. Gertrudis Gómez de Avellaneda murió en Madrid, pero fue enterrada en Sevilla siguiendo su última voluntad. Con el paso del tiempo su tumba se fue deteriorando y se encontraba en un estado lamentable, hasta que fue restaurada recientemente.

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