La historia del Cuatro Latas
La
historia del Cuatro Latas
(Coche Renault 4) del Papa
Francisco
Por Juan Vicente Boo en el Diario ABC, 10
septiembre 2013.
El misterio del “Cuatro latas” está resuelto. El último y sorprendente
«papamóvil», es un Renault 4 del 1984, con 300.000 kilómetros a sus
espaldas, pero en buen uso. El Papa lo condujo personalmente el sábado
pasado de regreso a Casa Santa Marta después de acercarse a una de las puertas
del Vaticano para saludar a 50 peregrinos de Verona a los que la Guardia Suiza
no había dejado entrar.
Dos horas antes del comienzo de la jornada
mundial de oración por la paz en Siria en la plaza de San Pedro, la agencia AFP
distribuía una serie de curiosas fotos en las que se veía al Papa subiéndose
de copiloto en un viejo “Cuatro Latas”, curiosamente de color
blanco perla, típico de los “papamóviles”.
El semanario italiano “Famiglia Cristiana” revela
que el Renault 4 es un regalo del sacerdote Renzo Zocca, de 70
años, quien lo utilizó durante buena parte de los 25 años en que fue párroco
del barrio obrero de Saval en Verona, «y nunca me dejó tirado». Lo recibió de
segunda mano del vicepresidente del club de fútbol «Verona Calcio», del que fue
capellán, y todavía lleva una pegatina del club.
Como Jorge Bergoglio siempre ha sentido pasión
por los barrios periféricos, don Renzo le escribió el pasado 15 de julio para
contarle su experiencia y ofrecerle un coche que testimoniaba sus años de
trabajo en una barriada obrera en la que tenía que hacer frente a los
traficantes de droga.
Para su sorpresa, el 10 de agosto el Papa le
llamó por teléfono para darle las gracias y sugerirle que mejor vendiese el
coche y entregase el precio a alguna obra de caridad. Según don Renzo, «Yo le
respondí que ese coche lo había dado ya todo a los pobres, y le confirme mi
propósito de entregárselo. Me preguntó si tenía otro coche, y cuando le dije
que tenía otro más reciente, lo aceptó».
Cita con el Papa Francisco
Aparte de hacer sus propias llamadas, el Papa
Francisco organiza personalmente sus citas, y así le dijo a don Renzo: «Espera
que cojo la agenda. Sentí pasar algunas páginas, y me dice: ‘yo puedo el 5, el
6 o el 7 de septiembre a las 3, 4 o 5 de la tarde. ¿Cuándo quieres venir?’».
Así surgió la cita para el sábado 7 a
las 3 de la tarde. Un centenar de peregrinos de Verona viajaron con el párroco
para ver al Papa. El Renault 4, recién revisado, lo trajeron montado sobre una
grúa, por si acaso…
Cuando el Papa llegó al lugar del encuentro,
contiguo al Aula Pablo VI, don Renzo le dijo que la Guardia Suiza había dejado
pasar sólo a 50 peregrinos por razones de seguridad, mientras que
los otros 50 se habían quedado delante de la verja.
Según el párroco, «Su respuesta fue, ‘pues vamos
allá. Nos subimos cuatro. Yo conducía. Él iba al lado, y detrás el mecánico
Stefano y mi ayudante». ¡Imagine la emoción de los 50 peregrinos cuando vieron
acercarse el R4 y que descendía el Papa!».
Al despedirse, junto a la verja, «yo le
di las llaves y él se puso al volante. Me había dicho que él también había
tenido un R4 y que nunca le había fallado. Le vi alejarse en ese viejo coche
como si fuese la cosa más natural del mundo…».
El vehículo, recién revisado y en buen uso, tiene
una doble alimentación a gasolina o a gas, así como el registro de coches de
época, por lo que podría circular también fuera del Vaticano. La Gendarmería
Vaticana espera que el Papa no llegue a hacerlo, y que continúe utilizando el Ford
Focus azul, como pasajero.
Reproducido
de revistaecclesia.com
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