…Para
reír, para cantar, para llorar
Por
Marlene María Pérez Mateo
En
una de las escenas casi finales de la película cubana (1991) “Fresa y
Chocolate” el personaje de Diego (Jorge Perrugorria) comenta con su vecina la
posible prohibición de la canción infantil “El ratoncito Miguel”, según su opinión por aquello de “… la cosa
está que horripila y mete miedo de verdad..” En no pocos de los convocados a las salas de
cine bajo la expectativa casi lograda de estar frente al primer film nacional
ganador de un Oscar, llegó la evocación en la memoria del dúo de Olga y Tony.
Aunque
increíblemente ya ha llovido sobre lo mojado, Olga y Tony son para las generaciones
que me precedieron un matrimonio en lo artístico y en lo personal que llenó
teatros, grabó discos, robó en innumerables ocasiones la pantalla chica; esos
que como tantos otros se cargaba en el recuerdo de la memoria colectiva tan
silente como luminosa. Para los mas jóvenes eran los suegros de Willy Chirino,
el que nos hacia bailar sin levantarnos de los asientos mientras a bajo volumen
escuchábamos alguna emisora de onda corta y que soñábamos (soñamos) ver algún
día cantando en vivo “..en la Glorieta de Consolación”.
Asomarse
al hecho musical que represento, digo mejor que representan Olga y Tony en el
cancionero cubano, no es mi empeño esta vez. Siendo alta la tentación, voy por otros derroteros y reservo otros
párrafos para el conocido dúo en próximas ediciones; prometo será una espera
merecida.
El
ratoncito Miguel me ha llevado a hacer un salto, un giro de 180 grados
casi increíble. A continuación explico.
Aunque Félix Benjamín Caignet es figura de obligada mención siempre que se hable
de mucho de lo bueno en Cuba, es la
novela “El derecho de nacer” por antonomasia su mas conocida bandera. Mas ahora
me llevaron mis pasos al Caignet músico. Conocía del “Frutas del Caney”, “Canción
de Cuna” y nada más. No fue poca mi sorpresa al saberle autor de muchas otras obras
y muy en especial de esta, estrenada en el Teatro Rialto en 1932, durante el
gobierno de Gerardo Machado. Gracias a ello su autor fue llevado preso al
Cuartel Moncada por 72 horas. De igual manera su canción fue prohibida. No hace
falta mucha imaginación para saber cómo cayó tal cosa en el pueblo cubano; por supuesto
se avivó la llama. Un año después concluyó dicha presidencia.
Claramente
que estamos ante una obra infantil para los chicos, mas no es de dudar que tiene
su mensaje. Dejemos a la pareja Álvarez-Chorens que nos lo recuerde.
Marlene
María Pérez Mateo
Serie
Música cubana
Junio
21, 2013
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