18 de abril de 2012

SEMANA SANTA AL PIE DEL GUADALQUIVIR

Semana Santa al pie del Guadalquivir
Vídeoclip Oficial "Aromas de Sevilla"
Pascual González y Cantores de Hispalis


http://www.youtube.com/watch?v=sTomLZ8RpfYhttp://www.youtube.com/watch?v=sTomLZ8RpfY

Remitido por Joe Noda

EL BAUTIZO DE MIAMI


¡Gracias, Jorge Ramos!


El bautizo de Miami

Jorge Ramos Ávalos
Reforma, México
15 Abr. 12
 

Llevo casi un cuarto de siglo viviendo en Miami y sé que cuando alguien llega a esta ciudad lo más probable es que sea sometido a un simple pero feroz interrogatorio: ¿estás a favor de la dictadura castrista o en su contra? La respuesta, inmediatamente, te clasificará como un amigo o un enemigo del exilio cubano. Este ritual es lo que yo llamo el bautizo de Miami.

Nadie importante se escapa. Políticos, diplomáticos, deportistas y artistas pasan por este "bautizo". Una vez que pisan tierra miamense, un periodista o un exiliado se encargará de hacerles la pregunta. Y está prohibido responder "no sé" o "déjame pensarlo un poquito más".

Es una cuestión de sobrevivencia. Se trata de definir quién está contigo y quién en contra. En esta comunidad hay mucho dolor y resentimiento; cientos de miles huyeron de la dictadura comunista y lo perdieron todo. Esa pregunta busca, al mismo tiempo, concientizar sobre el brutal régimen y crear alianzas para su inevitable y futura desaparición.

No hay castrismo sin Fidel y Raúl Castro, y los dos líderes están a punto de pasar la hoja. Basta ver su edad. Son una desgraciada excepción frente a los movimientos mundiales contra caudillos y tiranos. Su sangrienta dictadura de 53 años se ha caracterizado por la represión, la falta de libertad y la absoluta ausencia de democracia multipartidista. Dos tipos han decidido por décadas el destino de millones y eso no se vale.

Ozzie Guillén, el mánager venezolano del equipo de beisbol de los Marlins debió saber sobre este bautizo de Miami antes de decirle a la revista Time que amaba y admiraba a Fidel Castro. Es imposible decir una estupidez así sin ofender a la ciudad que te da de comer y que pagó millones de dólares de impuestos para construir un estadio que no se necesitaba.

Los cubanos de Miami son implacables con este tema y tienen toda la razón. Hay que criticar y denunciar las dictaduras en todo momento, sin tregua. Elie Wiesel, el premio Nobel de la Paz y sobreviviente del holocausto, lo dijo mejor que nadie: "Hay que tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. La acción es el único remedio contra la indiferencia".

No se puede ni se debe ser neutral ante Fidel y Raúl Castro. Son vergonzosas las imágenes del Papa Benedicto XVI de la mano, literalmente, con Fidel. El Papa prefirió al opresor que a las víctimas y -al igual que el presidente de México, Felipe Calderón, durante su reciente visita a la Habana- se rehusó a reunirse por un minuto con las Damas de Blanco y otros disidentes. El Papa y Calderón tomaron partido con los que matan y reprimen, no con los que buscan un cambio democrático.

Estas son las cosas que molestan tanto en Miami. El exilio cubano, correcta y tristemente, sabe que lo han dejado solo en su lucha contra la dictadura castrista. Cada visita en la Habana, cada foto con un sonriente Fidel, cada vez que un presidente o político se rehúsa a llamar tirano a quien gobierna a dedo y a fusil, los cubanos de Miami reafirman su convicción de que el mundo le ha dado la espalda a su tragedia.

Miami ha crecido mucho pero aún tiene ese aire de que todo es transitorio. Estamos, parecen decir los cubanos, pero solo hasta que Cuba sea libre. La sensación de temporalidad de la ciudad se reforzó con la llegada de los nicaragüenses huyendo de los sandinistas, y de los colombianos de la violencia, y de los venezolanos de Hugo Chávez. Cada crisis latinoamericana significa más renta de apartamentos en Brickell y Miami Beach y de casas en Hialeah y Kendall.

Miami es un refugio; un lugar donde se espera el cambio, donde se curan las heridas y donde se prepara el regreso. Pero en el caso de los cubanos, ese posible regreso se ha postergado por más de medio siglo y aún no hay fecha.

Se derrumbó el muro de Berlín y el bloque socialista, y en Cuba no pasó nada. La primavera árabe se enfrió en la isla. Y esa frustración de que cualquier intento de apertura, hasta la internet, se estrella con el malecón de la Habana, se siente en carne viva en Miami.

Por eso, lo que le queda a esta comunidad es mantener con dignidad y firmeza su oposición al régimen de la Habana. Y eso implica criticar y denunciar a cualquiera que intente ocultar la desgracia que se vive en Cuba.

Ozzie Guillén pidió "perdón con el corazón en la mano, de rodillas" tras declarar su amor por Fidel. El puede decir lo que quiera. La primera enmienda de la constitución lo protege. Pero el problema es que tocó donde más duele. Las palabras importan. Los Marlins, protegiendo su inversión, lo suspendieron por cinco juegos; los cubanos, en el fondo, ya lo poncharon de por vida.

Mis dos hijos llevan sangre cubana y estoy muy orgulloso de eso. No puedo dejar de pensar que si hubieran nacido en Cuba hoy serían esclavos de un sistema, su vida dependería de dos ancianos y no podrían decir, ni siquiera, "abajo el comunismo" (como el hombre que fue arrestado tras gritarlo en la misa del Papa en Santiago). Ellos y yo sabemos la enorme bendición que fue el que nacieran en Miami.

El bautizo de Miami es un ritual al que me he acostumbrado y que entiendo a la perfección. Pone en un lado a los que están por la libertad y del otro a los que no tienen el valor de llamarle dictador al dictador.
 
Twitter: @jorgeramosnews
Remitido por María Dominicis

MORALEJA PARA CUALQUIER DÍA


Cuentan que una pareja de recién casados se mudó de casa. La primera mañana, mientras tomaban café, la mujer reparó a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero.

-¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero...! - Le comentó a su marido. Quizás necesita un jabón nuevo... ¡Ojala pudiera ayudarla a lavar las sábanas!

 El marido la miró sin decir palabra alguna.

Cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, viendo a través de la ventana, como la vecina tendía su colada.

Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas blancas, como nuevas, y dijo al marido: ¡Mira, por fin ha aprendido a lavar la ropa! ¿Le enseñaría otra vecina?

El marido le respondió:
 
-¡No, hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana!

VÍDEO ENTREVISTA A YOANI SÁNCHEZ

Interesante entrevista a Yoani Sánchez, creadora del blog "Generación Y" que produce desde La Habana, denunciando el el atropello sistemático a los derechos humanos, el fracaso administrativo del gobierno y el cada vez más patente desencanto del pueblo cubano:


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=_pIITyzrvF4

Remitido por Renato Recio

FRASE DE SABIDURÍA

Sonríe siempre, para no dar a los que te odian el placer de verte triste.

Ignacio Peires, (1950- ) Sacerdote de Sri Lank (antiguo Ceilán), radicado en Argentina.

17 de abril de 2012

BRIGADA 2506, BAHÍA DE COCHINOS



Brigada de Asalto 2506:
 Bahía de Cochinos


Col.(Ret.) Orlando Rodríguez Alvarez

Este simple resumen de hechos, está dedicado a las nuevas generaciones de cubanos que llegan al exilio y que aprendieron historia de Cuba en los libros de cuentos de Fidel Castro.

Los miembros de la Brigada 2506 fueron reclutados (Miami etc.), entrenados, armados (Guatemala/Retahuledo/Helvetia etc.), transportados (Nicaragua/Puerto Cabezas) y escoltados hasta su destino final Playa Girón-Cuba por agencias y medios controlados por el gobierno de los EEUU.

La Brigada 2506 en realidad era un batallón reforzado de unos 1500 hombres. En proporción, más de la tercera parte, unos 600 hombres, eran elementos de apoyo asignados en las áreas de logística, sanidad, transportación, comunicaciones, administración etc.

La misión primaria consistía, en conducir operaciones anfibias y de paracaidistas y establecer y defender una cabeza de playa en Bahía de Cochinos /Playa Girón y sostenerla por 72 horas hasta que el Consejo Civil arribara, se constituyeran y pidieran ayuda a los EEUU y otros países Latinoamericanos y desde la base establecida continuar las operaciones.

De la tropa de combate de unos 900 hombres, alrededor de 300 fueron neutralizados al ser hundidos los barcos en los que eran transportados, el resto unos 600 hombres fueron distribuidos en diferentes frentes en playa de Girón y sus alrededores.

La fuerza de unos 168 hombres que se suponía que desembarcara por la provincia de Oriente, indispensable para desviar tropas y la atención sobre las operaciones de Girón, abortó la misión por estar comprometida el área de desembarco y se regresó sin poder participar en las operaciones militares.


Un ataque simulado “finta” con equipos de sonidos, simulando una batalla por el área de Pinar del Río también para desviar la atención, no dio los resultados esperados.


Durante el desembarco en Girón dos de los viejos y depauperados barcos comerciales que transportaban personal, abastecimientos, armas, municiones, comunicaciones, hospitales, transporte, gasolina alimentos etc. fueron hundidos por “héroes” de la Fuerza Aérea revolucionaria cubana, porque eran blancos fáciles, estacionarios, desarmados e indefensos.

Una gran mayoría de los miembros de la B-2506, desembarcaron nadando hasta la playa, porque sus barcos fueron hundidos, los motores fuera de borda de los botecitos de desembarco no funcionaban, los arrecifes o el coral no les permitía llegar hasta la orilla. Como consecuencia muchos se vieron forzados a abandonar sus armas, municiones y la mochila con los pertrechos para no hundirse por el peso del equipo y ahogarse o para no ser ametrallados en el mar por los “héroes” de la Fuerza Aérea revolucionaria cubana.

En el medio de la operación todo el apoyo prometido por las agencias del Gobierno de los EEUU fue suspendido por el presidente J. F. Kennedy. sin que la jefatura ni los miembros de la brigada fueran notificados. Mas de la mitad de las misiones de apoyo de la Fuerza Aérea (B-26) de la B-2506 fueron cancelados en el medio de la operación antes de terminar de neutralizar los blancos asignados (aviones, tanques, camiones, depósitos de municiones, gasolina, puentes, carreteras etc.) necesarios para proteger y aislar el área de operaciones. Los líderes del Consejo Civil de la B-2506 fueron retenidos y aislados por nuestros amigos.

Los pocos aviones (B-26) de la B-2506 que pudieron despegar desobedeciendo las órdenes del poder de decisión americano, lo hicieron a sabiendas de que iban a una muerte segura porque no tenían cobertura de protección ninguna. Entregaron sus vidas por defender y proteger a sus hermanos de lucha de las oleadas de miles y miles de milicianos, soldados y policías que se lanzaban sobre los miembros de la B-2506 abandonados a su suerte por sus amigos, en las arenas de Girón. Estos sí fueron verdaderos héroes, derribados en el aire por falsos “héroes” de la robolución en sus aviones de combate, porque los aviones B-26 de la B-2506, eran blancos fáciles, lentos, pesados por la sobrecarga de combustible y completamente desarmados e indefensos. Situación muy parecida, en diferentes circunstancias al criminal asesinato de los Hermanos al Rescate que volaban avionetas Cesnas desarmadas en misiones de búsqueda y rescate para salvar las vidas de las familias que escapaban de Cuba en busca de libertad, y fueron derribados en aguas internacionales por otros “héroes” de barro de la revolución cubana, en sus aviones Jet (MIG-21) de combate por ordenes personales de Fidel Castro.

Los miembros de los equipos de infiltración que ya se encontraban en Cuba con las misiones de brindar apoyo durante el desembarco, obstaculizar las vías de acceso a las áreas de operaciones, establecer comunicaciones con elementos de apoyo de la resistencia interna, ayudar en la movilización de la población civil etc. nunca fueron avisados del desembarco por los poderes de decisión y coordinación americanos y fueron abandonados a su suerte como lo fueron los miembros de la B-2506 en las arenas de Girón.

Fidel Castro, para evitar la sublevación interna y el apoyo popular a la Brigada, movilizando todos sus recursos nacionales, ordenó la detención masiva de cientos de miles de hombres y mujeres a lo largo de toda la isla, los que fueron concentrados en campos deportivos, bases militares, parques, teatros etc. en condiciones de higiene deplorables. Durante esta operación fueron asesinados cientos de miembros de la resistencia, colaboradores y familiares de los hombres de la B-2506 y de los equipos de infiltración.

Conclusión:
Unos 400 hombres distribuidos en pequeños grupos en diferentes frentes sostuvieron la mayor parte de la lucha y con la ayuda de los pocos B-26 de la B-2506 que pudieron llegar a Girón sin ser derribados, repelieron durante tres días a mas de 100,000 soldados y milicianos combatiendo mañana, tarde y noche, sin agua ni comida y la mayoría de las veces, peleando con las armas y las municiones capturadas, entregadas o abandonadas por los militares y milicianos en el campo de batalla.

Miles de milicianos y soldados del régimen de Castro, murieron en la lucha, cientos fueron capturados y al final dejados en libertad.


Cuando Fidel Castro se dio cuenta que los miembros de la B-2506 seguían luchando con las armas y las municiones de su propia tropa, ordenó la retirada del frente de combate de las mismas y ordenó a todas las piezas de su artillería rusa (122mm) que concentraran todo su fuego en playa de Girón. Seguidamente cuando le informaron de que cada pie cuadrado de la playa había sido cubierto con miles de granadas de la artillería y que posiblemente no habría resistencia porque la mayoría estarían muertos, envió todos sus tanques rusos (T-34), seguidos por la infantería, los que para su sorpresa, algunos fueron destruidos a medida que avanzaban, hasta que se lanzó el último cohete y se disparó la última bala. Entonces llegó la orden de retirada, que se dejaran en libertad a los prisioneros y que se tratara de llegar a las alturas de Trinidad o el Escambray para allí reagruparse, esperar reabastecimiento de nuestros aliados y continuar la lucha. Esto nunca sucedió.

Sin agua, sin descanso, sin comida y agotados física y mentalmente después de tantos días de lucha, muy pocos pudieron penetrar los diferentes anillos de seguridad tendidos alrededor de Girón y de La Ciénaga de Zapata por más de 150,000 soldados y milicianos. Muchos de los heridos que no pudieron retirarse, fueron ejecutados en la playa por órdenes de Ramiro Valdez y otros fueron hacinados y asfixiados en la “rastra de la muerte” por Osmani Cienfuegos por órdenes de Raúl Castro.

A medida que los miembros de la B-2506 iban siendo capturados, los milicianos se sorprendían de que eran cubanos, porque sus jefes les habían dicho que eran soldados americanos que venían a invadir a Cuba. Después de establecida la identidad de cubanos, por lo general, los milicianos protegieron la vida de los brigadistas capturados, no permitieron maltratos y velaron por su bienestar físico. En realidad era la demostración sana de cordialidad del típico guajiro cubano.

Aun cuando estaban presos, bajo las peores circunstancias de maltrato físico y mental y las constantes amenazas de fusilamiento, ninguno de los hombres de la Brigada traicionó a los que los habían abandonado y siempre se mantuvieron y se mantienen firmes en los principios de libertad, democracia y unidad por los que desembarcaron en Cuba, con el propósito de restablecer un estado de derecho, ley, justicia y respeto a los derechos humanos del pueblo cubano.

A pesar de haber sido abandonados por sus amigos, haber perdido mas del 85% de todos sus abastecimientos y de no haber recibido el apoyo prometido, los hombres de La Gloriosa Brigada 2506 cumplieron con su misión y sostuvieron la cabeza de playa por las 72 horas establecidas y se han mantenido fieles hasta el día de hoy a sus principios de Libertad, Democracia y Unidad.

Nunca en la historia de La América, tan pocos se han enfrentado a tantos en condiciones tan desiguales por tanto tiempo y sobrevivieron para seguir luchando y contar la verdad al mundo.

Los miembros que quedamos de la Brigada de Asalto 2506 jamás abandonaremos a nuestra madre patria y no descansaremos en paz hasta que en una Cuba libre en un estado de derecho, llevemos ante los tribunales de justicia, donde quiera que se escondan a todos los que violaron los derechos humanos de nuestro pueblo e implantaron y dirigieron el sistema déspota y totalitario que ha asesinado y encarcelado a miles de nuestros familiares y compatriotas, destruido y hundido en la mas horrible miseria nuestra patria, dividido nuestras familias, convertido a Cuba en un gran cuartel militar, a la isla en una inmensa cárcel, y a nuestro pueblo en esclavos, mendigos y vagabundos. Mas de dos millones de cubanos de una población de once millones se encuentran exiliados y errantes por todo el mundo, miles han muerto en el mar tratando de llegar a tierras de libertad y el resto de los hombres y mujeres de las nuevas generaciones se encuentran buscando la primera oportunidad para escapar de ese infierno.

Por encima de todos y de todo Cuba será libre por la propia voluntad de los cubanos.

Por una Cuba libre, independiente, soberana, democrática y unida en el mejor interés de la familia, el pueblo y la nación cubana.
 

COL (Ret.). Orlando Rodríguez Álvarez

Reproducido de los archivos de La Gaceta de Puerto Príncipe.

EL CAMARERO DEL TITANIC



El camarero
del Titanic

Por José Aguado  

Se ha publicado el libro «Los diez del Titanic», en el que los periodistas Javier Reyero, Cristina Mosquera y Nacho Montero reconstruyen las vidas de los diez españoles que viajaron en el Titanic. 
Los diez españoles del Titanic

Víctor y Josefa, recién casados, viajan por Europa sin pensar en los gastos. Son ricos y están de luna de miel. Se han gastado unas 290.000 pesetas (de las de 1912) en los hoteles más caros y en los mejores restaurantes de Biarritz, Montecarlo, Londres y París. Con ellos viaja Fermina, la doncella de Josefa, que era modista en Cuenca y que lo más lejos que había llegado era a Madrid. La madre de Josefa le propuso ir de acompañante en el viaje de novios de la pareja y Fermina se atrevió.

Mientras ellos viven a todo lujo, en Londres un John intenta sobrevivir, que en realidad es Jean, que en realidad es Juan Monros. Es hijo de unos barceloneses que se mudaron a París. Juan, después, se marchó a Londres a buscarse la vida. Va de pensión en pensión, empeñando lo que tiene y buscando trabajos con los que subsistir. Es un chico joven, de apenas 20 años, con una ventaja respecto a otros: sabe español, francés e inglés.

Emili Pallás, por su parte, es un hombre que ha decidido comenzar de cero: ha vendido el pequeño comercio que tenía en Barcelona para, con el dinero logrado, rehacer su vida en otra parte. La Habana le parece un buen lugar.

De allí vuelve Servando Oviés, asturiano, que vive en Cuba vinculado al mundo textil y que está de viaje por Europa. Tras cenar con sus familiares españoles en Asturias, se ha marchado a París en busca de telas. Regresa con 12 baúles de lencería. Ha oído que un nuevo barco espectacular va a partir de Europa hacia el otro lado del Atlántico. Ha oído hablar del «Titanic».

Servando toma el tren de París al puerto de Chesburgo, mientras Víctor y su mujer ven unos folletos de publicidad del famoso viaje intercontinental. Contra cualquier mal augurio puede su felicidad. Se han olvidado del consejo que les dio la madre de Víctor antes de partir de luna de miel: «No cojáis barcos», advirtió, porque había tenido un presentimiento, temerosa del mar.

Como no quieren desagradar a su madre, pero tampoco les apetece perderse el viaje que promete el «Titanic» urden un plan: desde París, un mayordomo o el portero del hotel irá mandando postales a su madre simulando que siguen de turismo por tierra firme.

En las postales hablarán de la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo... En realidad, la pareja y su doncella se han embarcado en el barco, rumbo a Nueva York, para continuar con su manirrota luna de miel.

Juan Monros no tiene tanta capacidad de decisión. Sin dinero, las estrecheces no permiten tantas elecciones. Al enterarse del viaje que emprende el «Titanic», no piensa en un crucero de placer, sino en un modo de ganarse la vida sin sobresaltos durante algún tiempo.

Carece de experiencia en el mar y Gatti, el hombre encargado de contratar a los camareros de la tripulación, es un hombre muy exigente, de acuerdo con lo que requiere en el «Titanic». Busca a los hosteleros más famosos o a los mejores chefs.

¿Un aventurero?

Y Juan no es nada de eso. Es un aventurero que ha conseguido sobrevivir en un país extraño. Pero sí tiene amigos. Dos de ellos logran convencer a Gatti para que le dé un puesto en la tripulación. Sin duda, ayudan sus conocimientos de otras lenguas. Va a ser un viaje internacional, con pasajeros de muchos países, y entender a los clientes es un punto a favor de Juan. El otro y definitivo punto es que, al final, no todos los contratados han llegado a tiempo o, definitivamente, no se han presentado para trabajar en el barco como habían prometido. La inexperiencia de Juan ya no es importante. Hay un sitio para él: por fin va a poder llegar a Nueva York y conocer allí a unos primos.

Es 10 de abril cuando el «Titanic» sale de Southampton y pasa por Cherburgo (Francia) y Queenstown, en Irlanda. Tras recoger a los últimos pasajeros, comienza la travesía. 


Los más de 2.000 viajeros están divididos en primera, segunda y tercera clase, según el camarote que ocupan. En el barco va gente con dinero, en viaje de placer, como Víctor y María Josefa; pero sobre todo abundan los embarcados en la tercera clase, para los que es quizá la última oportunidad en la vida. Se marchan al otro mundo, con todas sus posesiones en los bolsillos o en los baúles.

Juan es uno de ellos. Poco o nada va a disfrutar de las distracciones del barco. Se oye la orquesta y entre los que juegan al «whist», algunos buscavidas despluman al resto. Para los camareros, el trabajo es incansable. Atienden el lujo de los demás durante el día y por la noche tienen que conformarse con los camarotes de tercera. En la tripulación también existen esas diferencias sociales tan decisivas en la noche crítica.

Noche del 14 de abril


A más de veinte nudos, el «Titanic» sigue su ruta. La noche del 14 de abril, Víctor y Josefa están en su camarote, y en el contiguo se encuentra Fermina, cosiendo la ballena de su corsé. De repente, un golpe. Víctor sube rápidamente para ver qué ha sucedido. Es un momento histórico, pero él no lo sabe: el barco ha chocado contra un témpano y en menos de dos horas se va a hundir. Son las 23:40 de la noche. La temperatura del agua no supera los 2 grados.

El capitán Smith ordena sacar los botes salvavidas y que sean las mujeres y los niños los primeros en salvarse. «Pepita, que seas muy feliz», le dice Víctor a su mujer cuando ésta embarca en el bote. Dice la leyenda que Víctor iba a subir con ella, pero que en el último momento dejó su sitio a una mujer con un niño. No es seguro. Es probable que no tuviera muchas opciones de salvarse porque no había sitio para los hombres.

Fermina, la doncella, grita con la furia de quien se ha quedado sin bote y sabe que le va la vida en ello. Entre varios la agarran como a un saco de paja y la lanzan al salvavidas donde iba su señora. Fermina no llevaba puesto más que el camisón.

Emili Pallás también ha salido disparado de su camarote. En un momento en el que la vida depende de la rapidez, no se le ocurre coger sus cosas, todo lo que había ahorrado para comenzar su nueva vida. Otros sí lo hacen. En cubierta tiene un problema: él es un hombre y primero van las mujeres y los niños. Emili no entiende de reglas: salta a un bote, se rompe la rodilla, pero escapa.

Juan Monros no tiene tanta suerte. Él es hombre, de la tripulación. No hay salida. Primero, mujeres y niños. Los de primera clase, antes que los de segunda y tercera. Después los hombres y más tarde, la tripulación. Los camareros como Juan, sin pedigrí, se quedan encerrados en el barco. A las 2:20 del 15 de abril, el «Titanic» se ha hundido.

Josefa y Fermina llegarán a Nueva York con el buque Carpathia, que ha recogido algunos pasajeros. Allí también llega Pallás y todos los que han conseguido salvarse. De Víctor no se sabe nada, pero la familia decide comprar un cadáver y un certificado de defunción, para que Josefa pudiese ser viuda oficial. Volverán a España, Josefa volverá a casarse y Fermina pondrá una pensión en Madrid.

Tampoco hay noticias de Oviés. Sin embargo, un despacho de abogados, para demandar a la compañía, desentierra el cuerpo de un marinero y lo hace pasar por Oviés. Aunque no se lleva los 75.000 dólares que pide, sí que consigue dinero.

La madre de Juan, mientras, envía una carta a la empresa, en la que pregunta por su hijo. Nada. Con el tiempo, le llega otra carta: se ha recuperado el cuerpo, pero se encuentra en un estado de descomposición tal que lo han devuelto al mar, como se hace en esas situaciones. Tiene derecho a cuatro días de indemnización. Los cuatro días de trabajo.

Víctor Peñasco, María Josefa y Fermina

Joaquina Ocaña, familiar de Fermina, aún guarda recuerdos de ellos. Víctor Peñasco murió en el naufragio. Su mujer, Josefa, y la doncella Fermina Oliva sobrevivieron. Una familiar de esta última, Joaquina Ocaña, cuenta que Fermina narró el naufragio a sus padres y ellos se lo contaron a ella. Como muchos otros cuerpos, el de Víctor Peñasco nunca fue encontrado y al parecer la familia tuvo que hacer pasar el cadáver de otra víctima por el del Víctor y, además, comprar el certificado de defunción.  En él se confirma la muerte de Víctor, el 15 de abril de 1912, ahogado por el naufragio del vapor inglés «Titanic» en el mar. Se dice que fue de muerte súbita. Su lugar de enterramiento es el cementerio de Fairview, Halifax (Nueva Escocia).

Servando Oviés

Murió en el naufragio. Era un asturiano que había emigrado a Cuba cuando adolescente. Involucrado en el negocio textil, había vuelto a España en un viaje de negocios para buscar telas y volver con ellas a La Habana. 

No sobrevivió y su cuerpo nunca fue encontrado. Para cobrar la indemnización, un despacho de abogados cogió el cadáver de un marinero, que había sido enterrado.

Emili Pallás

Sobrevivió. No todos pudieron subir a los botes salvavidas. El catalán Emili Pallás no era de los elegidos, pero era demasiado intrépido como para morir en el naufragio más famoso de la historia. Se tiró a un bote, se escondió en él y, a pesar de romperse un pie, salvó la vida. Tras llegar a EE UU pudo regresar España y continuar viviendo en Lérida. Siempre cojeando.

Además, en el Titanic viajaron también los españoles Julián Padró, Florentina y Asunción Durán y Encarnación Reynaldo que consiguieron salvarse, llegar a Nueva York y continuar con su vida.
 Recogido de larazon.es