PALABRA DE CUBANO
Por Amelia María Doval
Algunos cubanos, como yo,
nacimos después de 1959 ya cuando Fidel Castro llevaba más de 8 años diciendo
mentiras y robando sin tener escrúpulos, repartiendo lo que no le pertenece
porque aquello que considera suyo, no se lo entrega a nadie, y ni hablar del
poder que detrás de una falsa renuncia escondió la cobardía de presentarse a
elecciones.
Para entonces muchos otros
cubanos habían tenido la valentía de defender sus derechos ante los ineptos que
se apoderaban de un país en desarrollo para, sumados a la incapacidad de su
líder comenzar a destruirlo(no es palabra de gusanera es realidad histórica-económica),
sin necesidad de un embargo convertido en bloqueo, justificación mundial de la
ineficiencia de crear para el futuro. Esos hombres, los primeros verdaderos
mártires, murieron ante el paredón de fusilamiento o estuvieron en
prisión por muchos años, tantos que la rabia se apoderó de ellos.
Pasado el tiempo, hubo
quienes se sumaron a la protesta y decidieron enfrentarla dentro o fuera, y al
lograr salir del país siempre tuvieron un lugar donde llegar, una tierra que
los acogió proponiendo más que exigiendo un buen comportamiento social e incorporarse
a la voluntad de mejorar, porque sin trabajar no se escapa de la rueda de la
miseria. Los primeros cubanos que arribaron a otras tierras dejaron un camino
abierto, cortaron el marabú que obstruía el desarrollo y propiciaron lo
necesario para aquellos que como yo llegamos mucho después. No importa si esos
a quienes se refieren con despotismo tienen sus rezagos, sus odios y sus
recelos, justificados están y de errores estamos construidos los humanos. Esa “gusanera
de Miami”, levanta la voz por el bienestar de cada cubano y aunque algunos
pueden criticar con palabras y gestos jamás han negado el derecho de existir de
los que vienen a acusarlos y además a comer de ellos.
Sería bueno y positivo que
muchos de esos que critican desde allá y algunos desde su disfraz aquí, también
hagan un aparte para reconocer que muchas familias cubanas en la Isla ( no digo
archipiélago porque los cayos son zona vedada para el cubano promedio), comen,
visten y disfrutan gracias a los grandes sacrificios de los que “están afuera”,
no del gobierno que sólo discursea y reprime.
Las medicinas que no son
donación de los grandes fabricantes y están restringidas en Cuba, son llevadas,
suministradas por los de aquí. Los negocios que allá se han movido después de
la supuesta apertura económica han venido propiciados por el empujón de una “gusanera”
que trabaja para sostener un país miserable, consumido en política barata y
discursos caducos, además de abrirse a una crítica absurda que ataca sin
respeto a quienes le deben lo que poseen y no miento: después de 1959 muy pocas
construcciones que realmente valgan el derecho a mantenerse en pie se han
logrado, la mayoría disfruta de lo que a otros le quitaron y ahora viven de su
esfuerzo también.
La “gusanera” de Miami,
tiene organizaciones que envían cada mes sillas de ruedas, pampers para enfermos, comidas, medicinas y otros productos a
enfermos críticos en Cuba que no reciben ayudas de ese gobierno que se
vanagloria de los éxitos médicos escondidos en ineficiencias justificadas. Esa “gusanera”
permite que usted y yo tuviéramos las puertas abiertas una vez aquí sin
importarle si está o estuvo en contra o a favor, sin embargo trate de hacer lo mismo
en la finca de los Castro y sabrá los resultados.
Esa “gusanera de Miami”, que
fue expulsada de su país o escapó, sin permitirle reclamar los bienes ganados
con su trabajo, hoy puede mostrar con orgullo todo lo alcanzado porque en el
mismo periodo de tiempo, con menos recursos, fuera de su país, comenzando desde
cero, en otro idioma, sin asistencia médica, traumatizados algunos por las
pérdidas de familiares y otros por la separación de sus orígenes, hoy han
levantado un imperio de grandeza que pueden mostrar al mundo, sin embargo los
otros, los que critican, vociferan, acusan y se regodean orgullosos en la
inercia y la vagancia, consentidos por la costumbre de vivir de migajas y sin
otra ambición que consumir sin aportar, sólo han podido demostrar su
incapacidad para construir, progresar, luchar y batallar.
A quienes critican, censuran
y acusan, les sugiero producir, trabajar e intentar levantar un país con el
sudor de su sacrifico para luego tener la vergüenza y el honor de
proponer una comparación, tienen lo necesario sólo necesitan coraje y
voluntad.
Miami, tiene el sello de varias
culturas, de diversas costumbres que sumadas y multiplicadas a la idiosincrasia
del pueblo americano han permitido sobresalir a una comunidad de gente
luchadora que tiene el derecho de criticar porque todo lo que posee es
resultado de su esfuerzo. Si usted, el acusador de dedo largo puede llegar a
este país y demostrar que tiene el poder de avanzar, nadie lo señalará, ni lo
llevará a prisión, podrá estudiar con ayuda del gobierno, trabajar quizás en un
negocio de cubanos que es próspero y permitirá que usted pague sus cuentas
decentemente sin robar o engañar y por si fuera poco enviar a los suyos que
están detrás. Deténgase un momento ante su avalancha de miseria humana y su
envidia de pobre con egoísmo, súmese a los que creen en el respeto y el progreso,
desde adentro, sin gritarlo sólo reconozca que en 50 años de vida activa usted
puede lograr menos en su CUBA que en un año de existencia común en este Miami.
Si usted no pierde
tiempo, estudia, trabaja no importa si en uno o dos o tres empleos, llegará a
su casa cansado, pero sentirá el agotamiento de saber que puede producir su
sustento y no tiene que robarlo, negociarlo o esconderse. ¿Hay diferencia,
verdad?, allá vive del cuento de creer que vive, aquí vive de su esfuerzo que
no es un cuento, es la vida. La “gusanera de Miami” y la de Venezuela, gritan
con los bolsillos llenos, usted vocifera esperando que se los llenen con la
migaja del sumiso. ¡qué pena de ser humano, porque no tiene el valor de
defender sus derechos y crítica a quien tuvo la valentía de hacerlo! Señor,
compañero en su jerga, colóquese el ropaje de hombre, la educación de humano,
el respeto de ciudadano y deje de vivir como un animal domesticado para pensar
por su cerebro y producir con sus manos.
AMELIA M DOVAL
"La vida no se vive por las veces que respiras, sino por los momentos que te
dejan sin aliento"
Magnifico articulo.Aunque son hechos que todos conocemos no se puede negar que esta escrito de una manera fabulosa, sincera y sobre todo tiene mucho mas valor viniendo de una persona nacida despues del 1959 pues la mayoria de ellos no conocen la verdadera historia.
ResponderEliminarMIL FELICITACIONES
Delsa Duran