11 de julio de 2012

IN MEMORIAM, PEDRO LUIS RUSTAN



IN MEMORIAM:

PEDRO LUIS RUSTAN


  El cubano Pete Rustan ideó la manera de evitar que los   aviones de la Fuerza Aérea fueran dañados por  rayos.   Dirigió un proyecto para construir una nave espacial que   realizó importantes experimentos científicos en la Luna.  Obtuvo un doctorado mientras se desempeñaba como   oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea.  
Se convirtió en un diseñador de satélites espías…


Todos estos logros se produjeron después de realizar una audaz fuga de Cuba hasta llegar a los Estados Unidos. El  Dr. Peter Rustan, coronel retirado de la Fuerza Aérea en 1997, volvió a su trabajo después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, en una Agencia Federal tan secreta que su presupuesto, proyectos y logros son información clasificada. Su trabajo consistía en dirigir los esfuerzos de investigación para el Ejército y la CIA, sobre reconocimientos vía satélite.  

Podrá haber sido desconocido por el público en general, pero Pedro L. -"Pete"- Rustan es una especie de leyenda en ese mundo de labios apretados de la inteligencia aérea y de la ingeniería. Ninguno de los que trabajaron con él está en libertad de decir exactamente lo que hizo.  

Sin embargo, una cosa es cierta: El pasado mes de agosto le fue entregada  una bandera norteamericana que ondeó en la base de operaciones de la unidad SEAL de la Marina, en Afganistan, unidad responsable de la muerte de Osama bin Laden

Pedro Luis Rustan ha fallecido recientemente, el 28 de junio, a los 65 años, en su hogar en Woodbridge, Virginia. Cualquier elemento de su vida    -fugitivo político, científico, militar, diseñador de satélites-,  parece ser  materia de  ficción, pero él los encarnó todos. 

«Este hombre era intenso», dijo Daniel S. Goldin, un ex administrador de la NASA que conoció el coronel Rustan durante 20 años.

Cuando Goldin se hizo cargo de la NASA en 1992, una de sus metas fue la de construir naves espaciales que pudieran desplegarse rápidamente y producir importantes resultados científicos a un costo relativamente bajo. Su lema era "Más rápido, mejor, y más barato." Rustan se le unió para ayudarle a cumplir su objetivo.

«Conocí a este joven de la Fuerza Aérea haciendo promesas mas allá de lo creíble», dijo Goldin en una entrevista. «Yo no sabía si creerle o no. Efectivamente, lo cumplió.»

Pedro Rustan dirigió un proyecto conjunto de la  NASA y el Departamento de Defensa  en la construcción de una nave espacial experimental de 1.000 libras para ir a la Luna. El proyecto, conocido como Clementine, demoró  sólo 22 meses para llegar a la plataforma de lanzamiento.

Clementine fue al espacio el 25 de enero 1994, y envió a la tierra 1,8 millones de imágenes de la Luna. Se midió la luz reflejada y la radiación, se creó un mapa topológico de la superficie lunar y se descubrió evidencia de agua congelada en cráteres en el polo sur de la Luna.

Después de Clementine, Pedro Rustan se puso a trabajar en la Oficina Nacional de Reconocimiento,  creada en 1961. Su existencia no se hizo oficialmente pública hasta 30 años más tarde. Todo lo que sabemos del trabajo de  Rustan en la NRO es que ayudó a diseñar y gestionar los satélites espías.

"Esto es ciencia de cohetes," dijo Charlie Allen, un veterano de 47 años de la CIA y ex subdirector de la agencia, la semana pasada. «Ha ayudado a dar a los Estados Unidos una ventaja decisiva en la Guerra Fría y en los conflictos posteriores a la Guerra Fría."

Después, Rustan, ya retirado de la Fuerza Aérea, se involucró en aventuras espaciales comerciales e incluso para las agencias de inteligencia federales. Perteneció a  una junta asesora que recomendó cambios en la Agencia de Seguridad Nacional, una de las agencias de inteligencia más grandes del país.  

«Era sobradamente el miembro más valioso del consejo», dijo en una entrevista Michael V. Hayden, ex director de la NASA y la CIA. «Era creativo. Estaba lleno de energía. Fue sincero sin ser cáustico o cruel.»


En la década de 1980, la Fuerza Aérea adoptó las ideas de Rustan para proteger las aeronaves  mediante la instalación de bandas especiales que desviaban la corriente eléctrica. Desde entonces, ni un solo avión se ha estrellado después de ser alcanzado por un rayo.

Después de los ataques del 9/11, Rustan dejó el sector privado lucrativo y volvió a trabajar para la NRO.  Condujo la Dirección de Ciencia Avanzada y Dirección de Apoyo a Misiones.

En marzo, Rustan recibió el premio “Philip J. Klass Life Achievement Award otorgado por la revista Aviation Week & Space  Technology en reconocimiento a su labor en el diseño de dos naves espaciales que «habían mejorado significativamente la capacidad de Estados Unidos en el campo de la vigilancia, inteligencia y reconocimiento.»   

A pesar de que su trabajo era confidencial, Pete Rustan viajó a menudo a los teatros de la guerra y era conocido por las tropas en el frente, entre ellos los miembros del SEAL Team 6, la unidad de comando de elite que mató a Bin Laden el 2 de mayo de 2011.

«He hablado de los grandes americanos que saben del estrépito de las armas», dijo Hayden, un general jubilado de la Fuerza Aérea. «Pete lo hizo. Este es el tipo de persona del que el público nunca oye hablar, pero que es igualmente responsable de mantener seguros a los estadounidenses».

Escapar de Cuba

Pedro –Pete- Luis Rustan nació 29 de diciembre 1946 en Guantánamo, Cuba, una pequeña ciudad a unos 40 kilómetros de la base naval de EE.UU. en la Bahía de Guantánamo. Su padre, un líder sindical, fue encarcelado como preso político en 1961 por el régimen de Fidel Castro.

En agosto de 1967, cuando Pedro Luis tenía 20 años y era estudiante de la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, una noche, mientras leía en la biblioteca de la Universidad, levantó la vista y vio a su padre de pie delante de él.

«Esta noche nos vamos», dijo su padre, que había escapado de la cárcel a través de un ardid. Pedro Luis  dejó su libro de texto abierto sobre la mesa y huyó. Con su padre, dos hermanas y un medio hermano, se metió adentro de un vagón de ferrocarril cargado de   caña de azúcar.

Saltaron desde el tren en marcha cuando este se aproximaba a la base naval de EE.UU. en Guantánamo y se metieron hasta la cintura a través de un pantano infestado de culebras antes de llegar a una valla de seguridad coronada con  alambre de púas.

Pedro Luis  llevaba a su hermana menor en la espalda y lograron cruzar la valla; luego escaló una segunda valla en el perímetro de la base naval. Después de que fueran recogidos por las fuerzas de EE.UU., los Rustan pidieron asilo político.

El jefe de operaciones navales de EE.UU. estaba    de visita en la base, y se llevó la familia a los Estados Unidos en su avión. (La madre de Pedro Luis Rustan se quedó en Cuba con una de sus hijas. Con el tiempo logró llegar también a los Estados Unidos.)

La familia se estableció en Chicago, pero Pedro Luis  pasó un año en Rockville, MD., donde ponía a prueba  paneles de control de circuitos eléctricos. Más tarde estudió en el Instituto de Tecnología de Illinois, en el que recibió su licenciatura en 1970 y una maestría en 1971, ambas en ingeniería eléctrica.

Después de que fuera reclutado por la Fuerza Aérea en 1971, Pedro Rustan   pasó a ser conocido por muchos como Pete Rustan.   Hablaba con un marcado acento cubano a lo largo de su vida, pero rara vez corregía la pronunciación de su nombre.

Como soldado raso, investigó sobre los efectos de la radiación   de las microondas. La Fuerza Aérea lo envió a la Officer Candidate School y luego a la escuela de posgrado en la Universidad de Florida, en la que  recibió un doctorado en ingeniería eléctrica en 1979. Publicó más de 60 trabajos científicos durante su carrera.  

Su tesis doctoral se centró en el efecto de los  rayos en los aviones -un problema recurrente que muchas veces ocasionaba que se estrellaran aviones de la Fuerza Aérea. Para recopilar   información sobre los campos eléctricos y magnéticos, Pete Rustan montó en 53 aviones que fueron alcanzados por rayos.

Después de su carrera militar, Pete Rustan prácticamente adoptó un pueblo en las montañas de Honduras llamado Concepción de María, el que visitó muchas veces. Trabajando con su iglesia, St. Elizabeth Ann Seton Catholic Church en Lake Ridge, él y su esposa ayudaron a comprar 200 pares de zapatos para los escolares del pueblo. Cuando no pudieron encontrar a nadie para entregar los zapatos, Alexandra Rustan recordó, «mi marido me dijo: 'Bueno, voy a ir". Así  comenzó la misión". Supervisó los proyectos para llevar agua potable al pueblo, para mejorar las escuelas y para ayudar a los mayores a encontrar puestos de trabajo en la industria de la pesca de tilapia. «En los ojos de Pedro, -dijo Alexandra Rustan-, ese  fue su mayor logro».

Además de su esposa por 33 años, de Woodbridge, sus sobrevivientes incluyen dos hijos, Pedro Rustan, de Bealeton en el Condado de Fauquier, y Amy Rustan de Washington, además de   tres hermanas.

«Como refugiado que escapó de Cuba, a Pete lo  impulsaba  un deseo de ayudar al país”, dijo Goldin, quien dejó la NASA en 2001, pero siguió colaborando en proyectos de alto secreto con Rustan hasta poco antes de la muerte de este.

«No puedo decirte lo que es», Goldin agregó, «pero te puedo decir que fue un trabajo espléndido».

Descanse en la paz de Dios este compatriota, Coronel de la Fuerza Aérea de los EE.UU., que puso su inteligencia al servicio de la Nación que lo acogió. Hombre de fe cristiana, tampoco escatimó esfuerzos para ayudar a los humildes de un recóndito pueblo hondureño.

Traducido del Washington Post.
Enviado por Olavo García

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