La Loire
en bicicleta
800 kilómetros, media docena de ciudades (Orleans, Blois, Saumur, Angers, Nantes), dos regiones (Centre y Pays de la Loire) y los parajes más bellos de Francia. No suena mal. Más de 700,000 ciclistas ya han probado las excelencias de la rute La Loire à vélo, una manera sana y divertida de recorrer el río más extenso del país galo y el de mayor fama. Por algo está salpicado de castillos y palacios de los siglos XVI al XVII.
La logística es sencilla y se sirve a gusto del consumidor. La línea férrea que corre paralela al río dispone de una veintena de estaciones en las que resulta accesible acudir con bicicletas. También se han dispuesto numerosos aparcamientos anexos para abandonar el coche y entregarse al mundo de los pedales. Incluso está operativo un servicio de porteadores de equipaje para los que no quieren moverse como un caracol con la casa a cuestas.
Igualmente es posible alquilar una bicicleta y entregarla en una estación diferente. Todo se ha pensado para que la logística resulte de lo más sencilla. En la web oficial de la ruta se dispone de todo tipo de información y mapeado para organizar las etapas a gusto del consumidor. La vía es segura y libre de vehículos a motor, por lo que se presenta como una actividad estupenda para realizar con niños o en familia.
El espectáculo del Loira a dos ruedas está garantizado durante todo el año, pero el clima se presta más para la bicicleta desde abril a octubre. Tan sólo en determinados momentos puntuales a lo largo del año el río puede protagonizar algún desbordamiento y anegar el circuito. Suele suceder a principios de la primavera y en invierno. La actividad no es sólo una manera agradable de hacer deporte, sino también una forma original, sana y barata de hacer turismo.
Monumentos y fauna local (aves, insectos, castores) se ponen a tiro de los ciclistas que además pueden conocer a los pescadores y agricultores locales y desentrañar la realidad de la sociedad francesa.
Turismo gastronómico de vino y queso
No hay que olvidar que esta región es especialmente dada a la producción de vino y quesos, por lo que se podrán degustar los mejores caldos y viandas casi sin bajarse del sillín. El placer de hincarle el diente a un lucio recién pescado en el Loira, un guiso de gallina de Touraine (también llamada "la dama negra") o un pastel de ciruela en Angers no tiene precio.
Decenas de miles de turistas del norte de Europa, de Asia, Australia y de América del Norte acuden cada año al Loira a imitar a Induraín. Los españoles van en aumento en los últimos años. La ruta alterna tramos de bajo volumen, vías verdes, caminos sin tránsito, senderos y carriles para bicicletas.
Reproducido de abc.es
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