Charles Dickens,
de taquígrafo a bestseller
Su mísera infancia sirvió de forja y
fuente de inspiración para construir un universo literario que desborda la
Inglaterra victoriana en que vivió y le convierte en un clásico de todos los
tiempos.
En el 200 aniversario de su nacimiento, Charles Dickens es protagonista de exposiciones y reediciones que evocan la fuerza humana y la inmortalidad de sus personajes. El conocido y célebre novelista inglés, nació el 7 de febrero de 1812 en el puerto de Portsmouth, en el sur de Inglaterra, base principal de la marina de guerra, en cuya sección de pagos su padre, John Dickens, prestaba sus servicios.
Cuando Charles tenía diez años, el
progenitor fue destinado a Londres. Allí, la familia mudaba frecuentemente de
casa, debido a que el a menudo insolvente John Dickens no podía pagar el
alquiler. Tanto que, cuando Charles tenía doce años, tuvo que abandonar el
colegio y aceptar un empleo, para él humillante, pegando etiquetas en botellas
de betún en una destartalada fábrica donde pululaban las ratas, situada en la
orilla del todavía no canalizado río Támesis.
Michael
Alpert describe la carrera del niño que
tuvo que dejar a los 12 años sus estudios y, usando su propia vida como materia
prima, acabó siendo el escritor inglés más leído después de Shakespeare.
Industrialización,
crecimiento demográfico y librecambismo hicieron de Gran Bretaña la gran
potencia del Siglo XIX. Rosario de la
Torre da las claves del éxito de un país que, en vida de Dickens, se
convirtió en dueño de los mares y evitó las revoluciones sociales que
estallaron en el continente.
“Pasen
y vean el gran espectáculo del mundo, que es la vida, aunque sea dura”. Ese
mensaje es, a juicio de Manuela Citoler,
el gran secreto de la popularidad de Dickens. Aunque defensor de los pobres,
era un hombre de orden, dotado de un excepcional sentido del humor que bebía
del mismo Cervantes.
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