Más de treinta dignatarios mundiales
asistieron en Praga
al funeral de Vaclav Havel
Las campanas de las catedrales de toda la República Checa han tañido al mediodía de ayer en recuerdo de uno de los artífices de la construcción de la Europa contemporánea tras la caída del Telón de Acero.
Durante las exequias, oficiadas por el arzobispo de Praga, Dominik Duka, subieron al estrado para decir unas palabras en memoria de Havel el actual presidente checo, Vaclav Klaus, el ministro de Exteriores, Karel Schwarzenberg, y la ex secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright, amiga íntima del fallecido presidente checoslovaco y descendiente de checos. También se leyó una carta de condolencias del Papa Benedicto XVI.
"Deseo que todos los que no somos indiferentes ante el futuro de nuestro país sigamos sus opiniones con el mismo valor y convicción que demostró Havel", declaró Klaus. El expresidente polaco Lech Walesa calificó al fallecido como "un gran luchador por la democracia y la libertad de las naciones".
Cerca de 900 policías fueron desplegados este viernes en la calles de Praga y se pidió a la población que no saque el coche para evitar atascos. Los checos no han podido acceder al interior de la catedral, cuyo aforo es de 1.000 localidades, pero se colocaron pantallas gigantes en el exterior para que la gente pudiera seguir la ceremonia.
La viuda de Havel, Dagmar, anunció que los restos de su esposo serían enterrados finalmente en el cementero de Vinohrady, donde descansan los restos de su primera esposa, Olga, y de sus padres. La familia, no obstante, le dio un último adiós esa tarde en una ceremonia íntima que se desarrolló a puerta cerrada en el crematorio de Strasnice.
Reproducido de larazon.es
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