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Te escribo aunque no te conozco…
Te escribo aunque no te conozco, no sé cómo te llamas, no
se la edad que tienes, bastantes menos años que yo, no sé nada de ti pero puedo
ver tu cara, tu mirada llena de asombro, fuerza e impotencia. Te veo andando
caminos a veces llenos de piedras que sorteas, algunas son de cristal y te
devuelven tu reflejo o distorsionan la meta.
No tengo derecho a pedirte nada, sólo la esperanza de que
sepas mirar dentro de ti, de lo que te hace ser como eres y te guía muchas
veces sin que te des cuenta.
Pertenezco a la generación de los 60. La guerra no me
tocó, sí viví sus secuelas. Nosotros no sabíamos qué era el miedo, teníamos
todo por hacer, un mundo amplio que queríamos cambiar. No teníamos nada,
algunos éramos universitarios, nuestras expectativas partían de cero pero nos
sentíamos libres, éramos equilibristas del tiempo, nuestra red de conexión era
la música, el cine, nuestras ideas y poco más.
Las respuestas salían a nuestro paso, las oportunidades
también. Fuimos sintiendo el poder y la conquista en nuestras manos. Los que
vinieron detrás recogieron la cosecha con esa comodidad que Ortega describe del
que disfruta de los logros de otros, recogían los frutos pero no sabían del
trabajo.
Tú eres otra cosa, estás en medio de todo, lleno de
oportunidades y nos miras buscando respuestas que no tenemos. No mires hacia
nosotros, no tienes más que observar a tu alrededor para ver dónde terminaron
los sueños.
Ésta es tu hora, tienes mucho por hacer, quizá no en la
dirección que creías, puedes cambiarlo todo, mejorarlo, escapar de la trampa de
ser el mejor para conseguir lo máximo de nada. Confío en ti porque yo fui tú.
Busca tu esencia en medio del ruido, desnuda tu alma, no des nada por hecho
para que nada dañe tu espíritu y lo contamine de valores inexistentes.
Eres muy importante, el universo está lleno de seres como
tú, de tu misma materia. Hay otros espacios donde muchos están y otros pueden
llegar, donde, como decía el Principito, lo esencial es invisible, sólo te hace
sentir bien, donde no se necesita casi nada, donde ayudar a los demás es la
mejor forma de ayudarte a ti mismo, porque hay una búsqueda común que necesita
de la tolerancia, de la generosidad, del amor que me ha hecho escribirte esta
carta, para que sepas que no estás solo, que muchos como tú hemos andado el
mismo camino y para que no olvides que aunque es difícil de andar, siempre
habrá alguien junto a ti, en el mismo lugar.
Paloma San Basilio, cantante
Reproducido de larazon.es
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