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“El Camino de Hierro”
ahora
hostal en Camagüey
Ana Dolores García
Hace dos días, exactamente el sábado 13, fue “inaugurada” en Camagüey una nueva unidad hotelera. Lo de “nueva” es sólo un decir, porque lo que en realidad se ha hecho es remendar el edificio que ocupaban los almacenes mayoristas de don Francisco (Pancho) Cabezas. Edificio que, tras medio siglo de abandono luego de la ocupación forzosa por la robolución, se encontraba en las mismas condiciones deplorables que sufre nuestro pueblo.
Lo que sigue es la crónica de la inauguración según aparece en el periódico local de Camagüey. Ni se traduce ni se enmienda, se copia tal como la publicaron:
“Olga Lilia Vilató de Varona / Foto: Otilio Rivero / Camagüey.-
En la céntrica Plaza de El Gallo de la ciudad, antiguamente Plaza de La Soledad, nombre que le daba la Iglesia enclavada en ese sitio que conforma una parte de la declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, fue inaugurado hoy, 13 de agosto, día del 85 cumpleaños de Fidel Castro Ruz, el Hostal Camino de Hierro.
La arquitecta Gloria Rivero Fernández,
directora de la Empresa Inmobiliaria del Turismo de Camagüey dijo a la prensa
que la obra, a un costo de 998,8 pesos en moneda total, de los cuales poco más
de medio millón correspondió a la libremente convertible, exigió de un
colectivo de trabajadores especializados por la restauración en sí misma, al
tener que rescatar y diseñar los valores patrimoniales de un edificio
prácticamente en ruinas.
El inmueble de dos plantas, reconstruido por el
Ministerio de la Construcción (MICONS), exhibe un nuevo producto en Cuba,
Hoteles Encanto, referido al turismo cultural. El complejo hotelero Gran
Hotel-Camino de Hierro-Colón, es operado por Islazul.
Desde hoy comienzan a brindar servicios sus diez
habitaciones climatizadas, y otras características que le aportan confort y los
24 espacios destinados a la gastronomía, esta con una atención de siete de la
mañana a la una de la madrugada.
En la inauguración fueron estimulados los colectivos
de trabajo y obreros más sobresalientes y esforzados en el período
constructivo, aquellos que dieron un toque de distinción camagüeyano que el
visitante sabrá apreciar en ese ambiente de la cultura tradicional de la nación
y de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.
Una buena nueva es que la Empresa Inmobiliaria del
Turismo no cejará en el empeño de continuar enriqueciendo la imagen de la
ciudad, pues tiene previsto el inicio de la construcción del Hotel Santa María,
en la esquina de las calles de República e Ignacio Agramonte, con 31 habitaciones,
en octubre del 2011, con la intención de terminarlo en el año en que se cumple
el aniversario 500 de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy
Camagüey, fundada el 2 de febrero de 1514.
Esta localidad, privilegiada por sus llanuras acompañadas
por bellos tesoros impuestos por la naturaleza sirve y son fuentes de
inspiración para artistas de todas las manifestaciones y de todos los tiempos.
Bellos jarrones, obras de Martha Jiménez, artista de
la plástica camagüeyana, con una rica trayectoria nacional e internacional por
la exquisitez de sus creaciones, adornan el hostal para el disfrute de quienes
lo visiten.”
Quedamos enterados de que
para 2014 tendremos otro hostal en la
misma plaza, que se llamará “Santa María” y que tendrá 31 habitaciones. Nos adelantan que se “construirá” en la
esquina de República e Ignacio Agramonte. Pero, ¿Cuál de las cuatro? ¿La
iglesia? Son capaces, pero me parece demasiado.
¿El parque, antes parqueo,
y mucho antes también el complejo comercial formado por el Bar La Norma, Dulcería
Delicias, Peluquería Abelardo, tienda de víveres La Norma y la farmacia Goicochea?
(Vale la pena recordar que todos esos
comercios y terrenos fueron comprados por don Federico Castellanos para la
construcción de un gran edificio que rentaría a la Sears y cuyo beneficio económico
iría enteramente a uno de los varios asilos entonces existentes en Camagüey,
antes de que llegara el comandante y mandara parar). No, no, el parque tampoco,
porque allí si que habría que construir un nuevo edificio desde sus cimientos.
¿La Pizzería? Tampoco. Esa
es la “niña bonita” de la robo local.
No me cabe duda: El Hostal Santa María
quedará albergado en el soberbio edificio de tres plantas que ocuparan
anteriormente -en mejores tiempos- las oficinas de la Compañía Cubana de Electricidad.
Unos cuantos tabiques y muchos más repellos bastarán para poder inaugurar el
nuevo hostal.
La plaza, que hace más de
un siglo se llamaba de La Soledad y la formaban las calles Reina, Soledad y
Comercio, ha recuperado uno de sus nombres más populares. Ya no es más la "Plaza de
la Solidaridad", como fue bautizada por la
robo a su llegada. Tampoco puede ser la "de la Soledad" para hacer referencia a
un templo religioso en un país que oficialmente no es ateo pero se comporta
como tal. Vuelve a ser "la plaza del Gallo", aunque ya no se asome a una de sus
esquinas aquella tienda de ropa masculina –sucursal de los almacenes habaneros-
que le dio nombre entre nuestro pueblo.
Crónica de la prensa camagüeyana remitida por Lucy Noy.
Cuanto bombo y platillo para inagurar un hostelito de diez habitaciones. Fijarse en que los albañiles que lo construyeron pertenecen a: "colectivos de trabajo y obreros más sobresalientes y esforzados en el período constructivo", si Cuba tuviera el avance y productividad comparable a la palabrería que se utiliza estaría entre los países más ricos del mundo. 1Alabao!
ResponderEliminarEl comentario anterior es mío("Cuanto bombo y platillo para inagurar un hostelito de diez habitaciones"), disculpas por no haberlo firmardo. Maggie Guaty Marrero
ResponderEliminarEn efecto, Maggie, ridículos la reseña y lo que reseñan... Hace poco un amigo recien llegado de Cuba, asombrado por lo que veía que para él era poco menos que "maravillas", comentaba precisamente el bombo y platillo que orquestaban oficialmente en Cuba por cualquier obrita que hacían.
ResponderEliminar¡Qué desvergüenza, ladrones asesinos, ni mencionan el nombre del dueño de esa edificación! Pero ¿qué se puede esperar de esos desvergonzados?
ResponderEliminarMaría del Carmen, sé que el comentario anterior es tuyo y comparto enteramente tu opinión. Pancho Cabezas fue uno de esos inmigrantes españoles que dedicó toda su vida al trabajo y levantó su almacén de alimentos mayorista en el propio corazón de Camagüey. Todo lo perdió, se lo robaron al igual que todos los comercios y las industrias, todas las fincas y hasta los carros ambulantes de vender frutas: todo fue "intervenido" por el gobierno del castro-comunismo que despojó a sus dueños sin consideración alguna y sin pagarles un centavo. Medio siglo después, cuando es sólo herrumbre, ruinas y escombros lo que queda del progreso que robaron, se vanaglorian con obritas como esta: un hostal de 10 habitaciones en un edificio donde se almacenaba, para su distribución posterior en bodegas y colmados, toda clase de alimentos desde manzanas y peras que las nuevas generaciones cubanas ni siquiera conocen, hasta el más común alimento que llegaba a las mesas del pueblo. Ese mismo pueblo que hoy padece toda clase de privaciones. Pancho Cabezas, como su hermano Florentino que perdió su establecimiento "La Hora", como Casildo López, como José Solis, Antón, Aquilino, Ortiz, quemaron sus vidas en el día a día del esfuerzo, engrandeciendo una patria que sintieron como propia.
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