2 de enero de 2011



Quiero ser “un rey”, Señor,
y preguntar siempre por aquel que es gran rey
y, mi viejo reino que es mi corazón,
pueda alcanzar por fin la paz.

Quiero ser “un rey”, Señor,
y dejar atrás riquezas, adornos y caprichos
para poniéndome en camino,
postrarme ante tu semblante divino
y darte pruebas de que mi amor es sincero.

Quiero ser “un rey”, Señor,
y subir a lo más alto de las almenas de mi castillo
y que día tras día me des el privilegio de contemplar tu estrella:
la estrella que guía a toda buena voluntad,
la estrella que enseña lo que los montes esconden,
la estrella que habla para todo el que escucha en el silencio.

Quiero ser “un rey”, Señor,
y enfrentarme, sin temor ni miedo alguno,
a todo aquel que intente doblar mi rodilla ante otros dioses
y también ser valiente, que no poderoso,
y darte la gloria y la honra que tú sólo mereces.

Quiero ser “un rey” Señor,
y, cuando como siervo me humille ante ti,
me asombre de tal manera ante tu presencia
que sólo piense en volver a mi palacio
dispuesto a ser reflejo de tu ternura, bondad y amor.

¿Podré ser “un rey”, “tu rey”, Señor?
déjame, por lo menos en este día,
doblar lo que soy y dejarte todo lo que tengo
ante ti que eres gran y eterno rey de la gloria

Javier Leoz, betania.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario