7 de noviembre de 2010



PEREGRINO ENTRE LOS PEREGRINOS

Las referencias al laicismo y la necesidad de reevangelizar Europa, al Camino y la peregrinación y a la crisis, han centrado las distintas intervenciones que el Papa Benedicto XVI ha realizado durante su primera visita a Galicia, donde ha estado como "peregrino" para "confirmar en la fe" a sus "hermanos".

Así, en su intervención en la homilía de la Eucaristía celebrada en la Praza do Obradoiro de Santiago, Su Santidad ha recordado la necesidad de que "Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa" y que la "palabra santa" no "se pervierta haciéndola servir a fines que le son impropios". "Es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa, que esa palabra no se pronuncie jamás en vano", ha afirmado el Santo Padre en una intervención en la cual también apeló a que "Europa ha de abrirse a Dios y salir a su encuentro".

En la misma línea, antes de su llegada a Santiago, el Santo Padre se había dirigido a los periodistas que viajaban con él en el avión advirtiendo de que España ha desarrollado en los últimos años "un laicismo, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años 30" --etapa de la segunda República española--.

En su alocución en el aeródromo compostelano, Benedicto XVI aseguró que realizaba esta visita como un "camino" --en alusión al de Santiago-- para "confirmar la fe" a sus "hermanos" y se ha mostrado "alegre" por la que es su segunda ocasión en España. En un breve discurso que siguió al saludo del Príncipe de Asturias, el Papa exhortó a Europa --como su predecesor el pontífice, Juan Pablo II-- a "dar una nueva pujanza a sus raíces cristianas" y a "edificar su presente y a proyectar su futuro desde la verdad auténtica del hombre" y "desde la justicia para todos, comenzando por los más pobres y desvalidos". "Una España y una Europa no sólo preocupadas de las necesidades materiales de los hombres, sino también de las morales" y "espirituales", reclamó.

  MISA CON 6.000 FIELES

Con casi media hora de retraso, Benedicto XVI comenzó en la emblemática Praza do Obradoiro una eucaristía ante 6.000 fieles que iniciaron su entrada en el recinto desde las 8.00 horas y en dos horas completaron el aforo, así como un millar de autoridades. Los asistentes vitorearon y aclamaron en todo momento al Sumo Pontífice, que se paró para bendecir a otro bebé.

La lluvia finalmente no hizo acto de presencia e incluso se asomó el sol en el cielo compostelano en el momento en el que el Papa tomó la palabra para iniciar la eucaristía. En la ceremonia, de unas dos horas de duración, el Papa pidió a los fieles que "sigan el ejemplo de los apóstoles" y den "un testimonio claro y valiente" del Evangelio de Cristo y tuvo una palabra de aliento a los jóvenes cristianos.

Tras la conclusión de la Misa, que cerró la Salve Marinera a cargo de la banda de la Escuela Naval de Marín, Su Santidad ha mantenido un encuentro de unos minutos con el líder de la oposición, el presidente del PP, Mariano Rajoy, al que ha hecho entrega de unos regalos. Posteriormente, el Santo Padre se ha montado en un coche privado para dirigirse al aeropuerto de Santiago, desde donde salió rumbo a Barcelona a las 19.50 horas.

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