8 de octubre de 2010


LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

- En el conjunto del Buen Retiro se halla la sede de la RAE desde 1894. Todo se intenta mantener como entonces y, por ejemplo, no se ahorra en mudanzas si se descubren las estanterías originales de la biblioteca en Alcalá de Henares. A la vez, la RAE se moderniza: abundan las mujeres por sus pasillos, la "Noche en Blanco" se abrió a 2.000 curiosos y se ha aliado con You Tube para promover la lectura global del Quijote. 

La RAE actual está a años luz de la de su fundador en 1713, Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, al que sucedieron tres Pachecos. Hasta 1923, tener títulos nobiliarios parecía imprescindible para ser director, pero desde Menéndez Pidal pesan más los universitarios. 

Hoy el académico Martín de Riquer Morera, conde de Casa Dávalos, conjuga ambos. Pero el director desde 1998, Víctor García de la Concha, no ha necesitado alcurnia para ser elegido tres veces. 

Si la riqueza de la RAE se cuenta en títulos, es de libros: 250.000 entre la biblioteca general y los legados de Dámaso Alonso y de Antonio Rodríguez-Moñino. «Hay manuscritos del Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita, de Don Juan Tenorio, de Zorrilla, de Lope de Vega, príncipes del Quijote... y una cámara acorazada en el sótano», explica el bibliotecario, José Manuel Sánchez Ron. 

Los académicos

En el salón de plenos hay 46 sillas. Este curso hay cinco vacantes: dos por fallecimiento y tres a la espera de que sus futuros titulares lean el discurso de ingreso. Para ocuparlas hace falta que tres académicos se pongan de acuerdo en apadrinar a un candidato. 

A veces, el aspirante no logra la mayoría, pero otras rechaza la propuesta directamente. Como Juan Ramón Jiménez: «¿Qué hace el poeta, un creador iluso, en uno de los sillones sabios?» 

Otros, como Miguel de Unamuno, Miguel Mihura o José Hierro, no llegaron a tomar posesión, por fallecer antes de leer su discurso. Hay almirantes, arquitectos, economistas, médicos y científicos que hoy son académicos. Lo son para toda la vida. Quizá eso explica la media de edad de 75 años.

El diccionario
Fruto de los plenos son los cambios en el Diccionario. Éste se edita al menos cada 10 años, pero experimenta actualizaciones periódicas en su versión en internet (con un millón y medio de consultas al día). 

El pasado julio, unas 2.500. «La RAE no inventa palabras ni fuerza inclusiones, acredita que una que no está en el Diccionario tiene vida», explica Villanueva, orgulloso de que el término "libro electrónico" haya vencido a "e-book" y dispuesto, si los académicos lo deciden, a incluir la variante de matrimonio entre personas del mismo sexo. O la juvenil "pagafantas" (chico solícito que no se come una rosca con las chicas). 

Sánchez Ron, en la comisión de vocabulario científico, es más de limpiar: Eliminaría "overbooking", pues existe "sobreventa" y cambiaría definiciones arcaicas del tipo de "linaje" como "conjunto de todos los descendientes de Adán"

www.adn.es

Nota: para consultar el Diccionario de la RAE basta solamente  pulsar el siguiente enlace. Agréguelo a la lista de sus favoritos:


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