26 de mayo de 2016

El Corpus Christi en Toledo


El Corpus Christi en Toledo

La procesión del Corpus Christi en Toledo (España) es una fiesta eucarística de tradición muy antigua que se celebra cada año en esa ciudad. Es la fiesta principal de los toledanos y de gran notoriedad entre los católicos españoles, habiendo sido declarada en 1980 de Interés Turístico Internacional.  

Desde 1595 en Toledo se viene celebrando en la conmemoración del Corpus Christi, señalada desde antaño en la liturgia de la Iglesia católica el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de Pascua. En 1991 la propia Iglesia trasladó la celebración al domingo posterior a ese jueves. A partir de entonces, en Toledo hubo dos procesiones de Corpus Christi, una el jueves tradicional y otra el domingo, en la nueva fecha que señalaba la Iglesia.  Sin embargo, a partir de 2011 la procesión toledana del Corpus Christi ha vuelto a celebrarse única y definitivamente el jueves, acogiéndose al calendario litúrgico hispano-mozárabe, quedando todo en: procesión, el jueves, celebración litúrgica en el templo, el domingo.

La procesión, en la que el Santísimo Sacramento del Cuerpo de Cristo recorre las calles engalanadas de Toledo en la magnífica custodia de la Catedral Primada de España, marca el día más grandioso en el calendario de las ceremonias religiosas y de la vida de la ciudad.

Las primeras referencias escritas sobre el cortejo procesional se remontan al año 1418, cuando ni la catedral estaba terminada ni existía la mencionada joya. En los reinados de Carlos I y Felipe II, con los ceremoniales característicos para la ocasión y la época, la fiesta cobraría  su mayor auge y marcaría las pautas para una celebración que ya cuenta siglos.

Para esta jornada la ciudad sigue vistiendo sus mejores galas, y se prepara durante todo  un mes colocando adornos y "toldos", -en realidad palio para la custodia-, a lo largo del recorrido procesional.  Unos días antes de la fiesta empiezan las preparaciones tanto en las calles del recorrido como en la propia catedral. Las calles se cubren con los antiguos toldos que proceden de los gremios de tejedores y sederos. Las calzadas se salpican de plantas olorosas (cantueso, romero, tomillo) y  los propietarios de las casas de todas estas calles adornan sus balcones con reposteros,   banderas y otros ornamentos apropiados.

La catedral también se ve engalanada con los cuarenta y ocho tapices flamencos del siglo XVII que se colocan en sus muros durante estos días especiales. Incluso son adornadas algunas calles contiguas a las del paso de la procesión, así como los patios de las casas particulares.

En realidad, se trata de todo un mes  de festejos y preparativos, actos culturales y lúdicos, exposiciones, concursos, competiciones deportivas, conciertos y verbenas, así como un Festival de  Música Antigua y festejos taurinos de gran categoría.

LA VÍSPERA
La Tarasca y la Tarasquilla*
La gran fiesta popular es la víspera del día de Corpus, cuando cada toledano comprueba personalmente si todo está preparado. Esa  tarde un alegre pasacalles con gigantes, cabezudos y la tradicional Tarasca recorre el trayecto marcado al son de la música. Esa misma noche lo hace también oficialmente la corporación municipal acompañada por el Pertiguero, cuya función es asegurarse que ningún toldo u ornamento impida el paso de la custodia, que mide casi cuatro metros de altura.

EL DIA GRANDE
El día del Corpus amanece con el toque de dianas. Después, la Tarasca se pasea de nuevo acompañada de la charanga, los gigantones y los cabezudos De los balcones en la plaza de Zocodover, penden ricas telas bordadas o colgaduras con escudos y motivos eucarísticos.  Las calles se colman con el ir y venir de toledanos y turistas.   

A las 11 de la mañana, una salva de morteros anuncia la salida de la procesión desde la catedral. El cortejo sigue adoptando la tradición en cuanto al orden y distribución de la comitiva, añadiendo desde hace bastantes años el grupo de niños de primera comunión, que se incorpora detrás de los gremios.

Formando dos filas paralelas, este cortejo se abre con una cruz procesional  del siglo XVI llamada también del Cardenal Carrillo. A continuación van distintas organizaciones tradicionales, cada una ataviada con vistosos trajes de variados colores y motivos. Los Infanzones de Illescas, los Caballeros Mozárabes (de ascendencia cristiana),  los Caballeros del Santo Sepulcro, que constituyen la guardia de Honor del Arzobispo Primado de España, los Caballeros del Corpus Christi, integrado por personalidades hispanoamericanas y el deán de la catedral. Desfilan también los miembros de numerosas cofradías y asociaciones.

Luego toca el turno el clero regular y secular, el cabildo y la espectacular custodia, detrás de la cual va el Arzobispo Primado con su séquito y tras ellos las autoridades regionales, provinciales y locales, y las militares.

No escapa tampoco la presencia  del Pertiguero, quien con su varal de plata antecede  la gran Cruz procesional y con unos pausados golpes que da en suelo anuncia la llegada del Santísimo Sacramento.

LA CUSTODIA
La custodia es el centro del cortejo, pues porta la Hostia-Cuerpo de Cristo en cuyo honor se organiza esta procesión. Es también el objeto más importante que se guarda en la capilla del Tesoro de la catedral de Toledo.   Su autor es Enrique de Arfe,  el gran orfebre del siglo XVI. Fue un encargo del Cardenal Cisneros. Es de traza gótica arcaizante y de una gran belleza arquitectónica.

Tiene planta hexagonal. Se va elevando en columnillas que están primorosamente ejecutadas con adornos en pedrería y 260 pequeñas y variadas figuras de ángeles, santos, florones, campanitas y espigas. El conjunto se cierra en el último cuerpo donde está colocada una cruz del siglo XVI. La peana sobre la que se sustenta es barroca del siglo XVIII. Está armada con la ayuda de 12.500 tornillos que la sujetan, 5.600 piezas diversas y se emplearon en su confección 183 kg de plata más 18 de oro.  

En un principio se labró en plata pero a finales del siglo XVI el arzobispo Gaspar de Quiroga mandó que
se dorase, para hacer juego con la custodia del altar mayor que es de madera dorada. La custodia tardó siete años en elaborarse y su coste superó los quince millones de maravedíes.  

La custodia sale en la procesión sobre una carroza fabricada para este fin, con un sistema que permite que vaya automáticamente nivelada incluso en las empinadas cuestas de la ciudad. A su paso la concurrencia dedica constantes salvas de aplausos.
Fuente: wikipedia.com
 
*La Tarasca es una criatura mitológica  cuyo origen se encuentra en una leyenda sobre santa Marta de Betania.   

Según cuenta la leyenda, esta criatura habitaba en Tarascón, Provenza, Francia, y devastaba el territorio por doquier. Se describe como una especie de dragón  con seis cortas patas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey con un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión. Su cabeza era descrita como la de un león con orejas de caballo y una desagradable expresión.
El Rey de Tarascón había atacado sin éxito a La Tarasca con todas sus filas y su arsenal, pero Santa Marta encantó a la bestia con sus plegarias, y volvió a la ciudad con la bestia así domada convertida en una hermosa doncella. Los habitantes aterrorizados atacaron a la criatura al caer la noche, que murió allí mismo sin ofrecer resistencia. Entonces Santa Marta predicó un sermón a la gente y convirtió a muchos de ellos al cristianismo. Arrepentidos de dar muerte al domado monstruo, los habitantes cambiaron el nombre del pueblo a Tarascón.  
La Tarasca es una figura de sierpe monstruosa que se saca en algunas ciudades durante la procesión del Corpus Christi.  
En Toledo,  en la víspera de la Procesión del Corpus Christi, se vive con gran expectación el cortejo de gigantes y cabezudos del s. XVIII, que acompañan a la Tarasca toledana. Con cuerpo de galápago, alas de vampiro y cabeza de serpiente, abre sus fauces humeantes y expulsa agua a los niños. Sobre su cuerpo, va la “tarasquilla” que representa a Ana Bolena. La representación de este animal mitológico, cargado de simbolismo sobre la vida, la muerte y el pecado, se recuperó en Toledo a principios de la década de  los años 80 del pasado siglo.

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