24 de mayo de 2016

La carabina de Ambrosio


Ambrosio, el de la carabina
Marlene María Pérez Mateo

    La literatura sapiencial saturada de historias, mitos, personajes y sobretodo gran saber es parte de todo pueblo. En el saber popular se crece: “Vox populus, vox Deus”. Es esta sencilla, pero para mi entrañable reseña,  un viaje por su razón y origen en la patria cubana, y en las muchas patrias que a ella dieron origen. “La sabiduría viene llamando por las calles y levanta su voz en las plazas”, nos recuerda un versículo bíblico (Pro 1, 20). Así sea.
II

La carabina de Ambrosio            

      Ambrosio era un muy bien intencionado labrador sevillano de finales del siglo XIX a quien las cosas de la agricultura no le iban muy bien. Tomó entonces la nada respetable decisión de convertirse en bandido asaltante de caminos. Para tan poco loable empeño, el cándido de Ambrosio disponía de una carabina en nada de buenas condiciones; no tenía pólvora ni disparaba. Como lógica consecuencia el novel delincuente era objeto de burlas, bromas y changas de todo tipo. Por  lo que podemos suponer su vida de delincuencia careció de éxito y duró poco. Regresó a su antiguo oficio donde discurrió su vida sin penas ni glorias. La descripción de estos hechos aparecieron de manera anónima hacia 1900, aunque en 1791 se ha encontrado una referencia que reza: ”.. importa lo mismo que la carabina de Ambrosio” 

      Pérez Galdós y Gustavo Adolfo Bécquer le mencionaron en sus obras.

    Su significado es para ejemplificar la inutilidad, lo en desuso, lo invalido y poco valorable.

Seríe: “Del dicho al hecho no va mucho trecho”

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