Los Belenes Napolitanos.
Estíbaliz Hernández Marquínez
Esta
vez en la sección de usos y costumbres vamos a fijarnos en la tradición de
montar una representación del Nacimiento de Jesús. Son los belenes y, para la
mayoría, se pierde en los recuerdos infantiles el entusiasmo de sacar la caja
con las figuritas y ayudar a colocarlas. El musgo debía ser fresco, porque así
olía a bosque y a invierno, pero si se acababa el serrín, bien se podía echar
pan rallado al camino. Es probable que la época de Navidad haya sido siempre
más evocadora cuando nos la imaginamos con el nacimiento.
Y es que el origen del belén
es didáctico. Nada mejor que una buena representación para enseñar cómo fueron
los hechos que narra la Biblia, un libro
que solo leían los religiosos y que debían explicar a los fieles. Nos
remontamos a la Edad Media para
encontrar las primeras representaciones del nacimiento de Jesús.
La tradición dice que fue el
mismo San Francisco de Asís
quien inició esta práctica hacia el año 1223. Según
cuenta en sus escritos San Buenaventura, una inspiración divina le impulsó a representar
tan feliz acontecimiento y para ello pidió permiso al Papa, que por aquellas
fechas era Honorio III. Era una magnífica manera de hacer entender mejor el
misterio a la gente sencilla. En un primer momento, la representación se hacía
con personas y el heno donde reposaba el bebé-Niño Jesús de Belén, se bendecía
y se le asignaban propiedades curativas.
Son los
conventos franciscanos los que seguirán la costumbre de la representación del
pesebre en época de Navidad. De ahí se irán extendiendo a otras órdenes
religiosas y a las iglesias. Rápidamente se popularizó esta representación por
el mundo cristiano y pronto comenzaron a sustituirse las personas por figuras
de diversos materiales.
Es
cuando el grupo escultórico del Belén sale de conventos y parroquias para ser
un elemento decorativo de prestigio en las casas de los ricos. Ya no cuenta
tanto la devoción sencilla sino el lujo y el buen gusto del propietario.
Hay
quien asegura que la representación escultórica del pesebre es originaria de Nápoles,
donde llega a tener su mayor esplendor como disciplina artística en el siglo
XVIII. El “Pesebre napoletano” se convierte en Nápoles en un verdadero arte, con
artesanos especialistas en recrear magníficamente la Natividad.
Hay un documento que habla
de un primer pesebre en Nápoles en 1025 en la iglesia de Santa María del
Pesebre, y en Amalfi en 1324 se habla de la “capilla
del Pesebre en la casa d’Alagni”. En el siglo XV ya hay artesanos que se
dedican propiamente a tallar figuras para hacer pesebres. Entre los más famosos
se encuentran los hermanos Giovanni
y Pietro Alemanno. Poco a poco,
las figuras se sitúan en un paisaje que introduce una gruta de piedra, a veces
alguna casa, etc.
Más o menos por esa época
empiezan a desmontarse los pesebres pasado el tiempo navideño, pues hasta
entonces, eran grupos escultóricos permanentes, con figuras de tamaño natural.
Fueron los sacerdotes
escolapios en el primer veinteno del siglo XVII los que sustituyen las estatuas
por figuras pequeñas, de madera articulada. Después, se convierten en alambre
recubierto de estopa, porque así se las dotaba de un increíble
movimiento. La cabeza y extremidades seguirán siendo de madera tallada y
pintada a mano y más tarde se reemplazará gradualmente por terracota
policromada. Solían medir unos 70 cm.
Hacia el final del siglo
XVII y principios del XVIII se introduce la teatralidad en los pesebres
napolitanos. Es donde más se aprecia la pérdida de espiritualidad al mezclar lo
íntimo del nacimiento religioso con los elementos profanos y la cotidianeidad
de las calles y plazas de la propia Nápoles.
Se empiezan a ver por el
pesebre figuras que representan enanos, mujeres con cántaros, artesanos, etc. e
incluso indigentes mendigando. En realidad es para dar idea de la humildad del
nacimiento de Jesús, que nace entre gente normal y corriente. Y como elemento
simbólico de la grandeza del acontecimiento, añaden ruinas de templos griegos y
romanos para subrayar el triunfo del cristianismo sobre las columnas ya
destruidas del paganismo.
En cualquier caso, al
conjunto del belén se le dota de una gran simbología a través de las figuras de
sus personajes. Aparte de la Sagrada Familia, los ángeles y los pastores, hay
una serie de representantes de la sociedad popular. Pero sería materia para
otro post la descripción de cada uno de ellos. Solo diremos que no pueden
faltar en los pesebres napolitanos figuras como el Benino, el vinatero, el
pescador, dos amigos, la gitana, Stefania (la joven virgen), la prostituta, los
Reyes Magos y los vendedores.
En cuanto a los lugares que
se representan en los belenes, solemos encontrar el mercado. Desde el siglo
XVIII se enseña como una instantánea toda la actividad laboral del año entero a
través de los tenderos y comerciantes que venden sus productos propios según se
dan dependiendo de los meses. El puente, el río y el pozo no pueden faltar. El
panadero con su horno y la posada también son imprescindibles.
Y como un anacronismo excesivo,
a fines del siglo XVIII suelen poner una iglesia con un crucifijo, para enseñar
lo que le espera al inocente y buen Niño Jesús. Precisamente en Nápoles y en
Italia en general, el Niño Jesús se coloca la noche del 24 de diciembre en su
cuna. Mientras, con toda lógica, permanece vacía en el belén durante el tiempo
de Adviento.
La edad de oro de los Belenes Napolitanos es indudablemente
el siglo XVIII. Coincide con el reinado de Carlo di Borbone, Carlos III,
cuando ocupó el trono de España. Giuseppe Sanmartino fue el
representante más sobresaliente que, además crea escuela. Trabajaba en figuras
de terracota. Añade al ambiente popular de los pesebres, además de la Sagrada
Familia, figuras de pastores, vendedores ambulantes, los Reyes Magos y también
diversas especies de animales.
Es este rey quien promueve
en España la tradición de montar belenes en época de Navidad sobre todo entre
las familias aristocráticas, pasando poco a poco a las capas populares y
también a América. Curiosamente, la tradición napolitana pasa sin alteración a
Ecuador, México, Colombia, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Perú, Argentina,
Chile y Canarias donde la figura del Niño se coloca después de la llegada de la
Navidad, fecha en que se celebra su nacimiento, y luego de ser «arrullado» es
colocado entre José y María.
Reproducido dehttps://biblioaecidmadrid.wordpress.com/2013/12/18/los-belenes-napolitanos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario