“TO THE SHORES OF TRIPOLI”
¿Por qué el Himno de la Marina de EE.UU. contiene
el verso "To the shores of Trípoli"?
¡Un
pedacito muy interesante de la historia de los EE.UU.!
La mayoría de los estadounidenses ignora que hace más de doscientos años los
Estados Unidos declararon la guerra al Islam, y que ¡Thomas Jefferson lideró la
carga!
A
la altura del siglo XVIII, los piratas musulmanes eran el terror del
Mediterráneo y de una amplia zona del Atlántico Norte.
Atacaban
a todo buque a la vista, y exigían rescates exorbitantes por sus tripulaciones.
Los secuestrados eran sometidos a un tratamiento bárbaro, y escribían a casa
cartas desgarradoras, rogando a los miembros del gobierno y de la familia que
pagaran lo que sus captores mahometanos exigían.
Estos
extorsionadores de alta mar representaban a las naciones islámicas de Trípoli,
Túnez, Marruecos y Argelia - denominados colectivamente como la costa de
Berbería - y presentaban una peligrosa amenaza, no provocada, para a la nueva
república americana.
Antes
de la Guerra de la Independencia, los buques mercantes estadounidenses habían
estado bajo la protección de Gran Bretaña. Cuando los EE.UU. declararon su
independencia y entraron en una guerra, los buques de los Estados Unidos
estaban protegidos por Francia. Sin embargo, una vez ganada la guerra, Estados
Unidos tuvo que proteger a sus propias flotas. De ahí, el nacimiento de la
Marina de EE.UU.
A
comienzos de 1784, diecisiete años antes de devenir presidente, Thomas
Jefferson se convirtió en ministro de los Estados Unidos en Francia. Ese mismo
año, el Congreso de Estados Unidos trató de apaciguar a sus adversarios
musulmanes, siguiendo los pasos de las naciones europeas, que pagaban sobornos
a los Estados de Berbería, en lugar de participar en una guerra contra ellos.
En
julio de 1785, piratas argelinos capturaron barcos estadounidenses, y el
gobernante de Argel exigió un inaudito rescate de $ 60.000. Era un caso claro y
simple de extorsión, y Thomas Jefferson se opuso vehementemente a nuevos pagos;
y propuso al Congreso la formación de una coalición de naciones aliadas que en
conjunto podrían obligar a los estados islámicos a pedir la paz. El
Congreso desestimó la propuesta de Jefferson, y decidió, más bien, pagar el
rescate.
En
1786, Thomas Jefferson y John Adams se reunieron con el embajador de Trípoli en
Gran Bretaña para preguntarle que con qué derecho su nación atacaba barcos
americanos y esclavizaba a los ciudadanos estadounidenses, y por qué los
musulmanes mostraban tanta hostilidad hacia Estados Unidos, una nación con la
que no tenían contactos previos.
Los
dos futuros presidentes informaron que el Embajador Sidi Haji Abdul Rahman
Adja había respondido que el Islam “estaba fundado en las leyes de su Profeta;
que estaba escrito en el Corán que todas las naciones que no reconocieran su autoridad
eran pecadoras; que era su derecho y su deber hacerles la guerra a dondequiera
que se pudieran encontrar, y esclavizar a todos los que pudieran tomar como
prisioneros; y que cada musulmán que muriere en batalla estaba seguro de ir al
Paraíso ".
A
pesar de esta impresionante admisión de violencia premeditada contra las
naciones no musulmanas, así como de las objeciones de muchos líderes
estadounidenses notables, incluyendo a George Washington, quien advirtió que
ceder era un error que sólo envalentonaría aún más al enemigo, durante los
quince años siguientes el gobierno estadounidense pagó millones de dólares a
los musulmanes para el paso seguro de buques americanos o el regreso de rehenes
estadounidenses. Los pagos en rescate y tributos ascendieron a más de un veinte
por ciento de los ingresos anuales del gobierno de Estados Unidos en 1800.
Jefferson
estaba disgustado. Poco después de ser juramentado como el tercer Presidente de
los Estados Unidos en 1801, el pachá de Trípoli le envió una nota exigiendo el
pago inmediato de $ 225.000 más $ 25.000 al año por cada año siguiente. Eso
cambió todo.
Jefferson le hizo saber al Pasha, sin que cupieran dudas, lo que
podía hacer con su demanda. El Pasha respondió cortando el asta de la bandera
en el consulado americano y declaró la guerra a los Estados Unidos. Túnez,
Marruecos y Argelia siguieron inmediatamente el ejemplo. Hasta ese entonces,
Jefferson había sido contrario a que América levantara una fuerza naval para
algo más allá de la defensa costera; pero, después de haber visto a su nación
intimidada por la matonería islámica por suficiente tiempo, decidió que había
llegado el momento de enfrentar la fuerza con la fuerza.
Envió
un escuadrón de fragatas al Mediterráneo y enseñó a las naciones musulmanas de
la costa de Berbería una lección que esperaba que nunca olvidarían. El Congreso
autorizó a Jefferson a autorizar barcos estadounidenses a que se apoderaran de
todos los buques y las mercancías del pachá de Trípoli y de "causar que se
hicieren todos los otros actos de precaución o de hostilidad que el estado de
guerra justificare".
Cuando
Argel y Túnez, quienes estaban acostumbrados a la cobardía y la aquiescencia
estadounidense, vieron que los recién independizados Estados Unidos tenían la
voluntad y el derecho de devolver el golpe, rápidamente abandonaron su lealtad
a Trípoli. La guerra con Trípoli duró cuatro
años más, y rugió de nuevo en 1815.
La valentía de la Infantería de Marina de
Estados Unidos en estas guerras condujo al verso "to the shores of Trípoli"
en el Himno de la Marina; y para siempre serían conocidos como "cuellos de
cuero" por los cuellos de cuero de sus uniformes, diseñados para evitar
que las cimitarras musulmanas les cortaran las cabezas cuando abordaran
las naves enemigas.
Islam,
y lo que sus seguidores de Berbería justificaban en el nombre de su profeta y
de su dios, perturbaba a Jefferson muy profundamente.
Estados
Unidos tenía una tradición de tolerancia religiosa; de hecho, Jefferson
mismo había sido co-autor del Estatuto de Virginia para la Libertad
Religiosa; pero el Islam fundamentalista era como ninguna otra religión que el
mundo hubiera visto. Una religión basada en la supremacía, cuyo libro sagrado
no sólo toleraba sino que ordenaba la violencia contra los infieles, era inaceptable
para él. Su mayor temor era que algún día esta marca del Islam volvería y
plantearía una amenaza aún mayor para los Estados Unidos.
Lo
que sigue debería molestar a todos los estadounidenses: Que los musulmanes
hayan dado lugar a clases y horas de natación para mujeres solamente en
las universidades financiadas por los contribuyentes y en las piscinas
públicas; que a los cristianos, judíos e hindúes se les haya prohibido servir
en jurados donde están siendo juzgados acusados musulmanes; que huchas y chicharroneras hayan
sido prohibidos en los lugares de trabajo, ya que ofenden la sensibilidad
islamista; que helados hayan sido descontinuados en ciertos lugares de Burger
King porque la imagen en la envoltura tiene una apariencia similar a la de la
escritura árabe de Alá; que las escuelas públicas estén suprimiendo la carne de
cerdo de sus menús; y más, y más, y más....
Es
la muerte por mil cortes, o pulgada por pulgada, como algunos se refieren a
ella; y la mayoría de los estadounidenses no tienen idea de que esta batalla se
libra todos los días a través de América.
Al
no defenderse, al permitir que haya grupos que oculten lo que realmente está
sucediendo, y no insistir en que los islamistas se adapten a su cultura, los
Estados Unidos están cortando su propia garganta con un cuchillo políticamente
correcto, y ayudando a impulsar la agenda de los islamistas.
Lamentablemente,
parece que los líderes de hoy de Estados Unidos prefieren la corrección
política antes que la victoria!
Cualquier
duda, sólo busque en Google "Thomas Jefferson vs. the Muslim
World."
Circula en mensajes electrónicos. Enviado Leonor Agüero
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