9 de diciembre de 2015

"To the shores of Tripoli" canta el Himno de los Marines


“TO THE SHORES OF TRIPOLI”

 ¿Por qué el Himno de la Marina de EE.UU. contiene el verso "To the shores of Trípoli"?

¡Un pedacito muy interesante de la historia de los EE.UU.!
La mayoría de los estadounidenses ignora que hace más de doscientos años los Estados Unidos declararon la guerra al Islam, y que ¡Thomas Jefferson lideró la carga!

A la altura del siglo XVIII, los piratas musulmanes eran el terror del Mediterráneo y de una amplia zona del Atlántico Norte.

Atacaban a todo buque a la vista, y exigían rescates exorbitantes por sus tripulaciones. Los secuestrados eran sometidos a un tratamiento bárbaro, y escribían a casa cartas desgarradoras, rogando a los miembros del gobierno y de la familia que pagaran lo que sus captores mahometanos exigían.

Estos extorsionadores de alta mar representaban a las naciones islámicas de Trípoli, Túnez, Marruecos y Argelia - denominados colectivamente como la costa de Berbería - y presentaban una peligrosa amenaza, no provocada, para a la nueva república americana.

Antes de la Guerra de la Independencia, los buques mercantes estadounidenses habían estado bajo la protección de Gran Bretaña. Cuando los EE.UU. declararon su independencia y entraron en una guerra, los buques de los Estados Unidos estaban protegidos por Francia. Sin embargo, una vez ganada la guerra, Estados Unidos tuvo que proteger a sus propias flotas. De ahí, el nacimiento de la Marina de EE.UU.

A comienzos de 1784, diecisiete años antes de devenir presidente, Thomas Jefferson se convirtió en ministro de los Estados Unidos en Francia. Ese mismo año, el Congreso de Estados Unidos trató de apaciguar a sus adversarios musulmanes, siguiendo los pasos de las naciones europeas, que pagaban sobornos a los Estados de Berbería, en lugar de participar en una guerra contra ellos.

En julio de 1785, piratas argelinos capturaron barcos estadounidenses, y el gobernante de Argel exigió un inaudito rescate de $ 60.000. Era un caso claro y simple de extorsión, y Thomas Jefferson se opuso vehementemente a nuevos pagos; y propuso al Congreso la formación de una coalición de naciones aliadas que en conjunto podrían obligar a los estados islámicos a pedir la paz.  El Congreso desestimó la propuesta de Jefferson, y decidió, más bien, pagar el rescate.

En 1786, Thomas Jefferson y John Adams se reunieron con el embajador de Trípoli en Gran Bretaña para preguntarle que con qué derecho su nación atacaba barcos americanos y esclavizaba a los ciudadanos estadounidenses, y por qué los musulmanes mostraban tanta hostilidad hacia Estados Unidos, una nación con la que no tenían contactos previos.

Los dos futuros presidentes informaron que el Embajador Sidi Haji Abdul Rahman Adja había respondido que el Islam “estaba fundado en las leyes de su Profeta; que estaba escrito en el Corán que todas las naciones que no reconocieran su autoridad eran pecadoras; que era su derecho y su deber hacerles la guerra a dondequiera que se pudieran encontrar, y esclavizar a todos los que pudieran tomar como prisioneros; y que cada musulmán que muriere en batalla estaba seguro de ir al Paraíso ".

A pesar de esta impresionante admisión de violencia premeditada contra las naciones no musulmanas, así como de las objeciones de muchos líderes estadounidenses notables, incluyendo a George Washington, quien advirtió que ceder era un error que sólo envalentonaría aún más al enemigo, durante los quince años siguientes el gobierno estadounidense pagó millones de dólares a los musulmanes para el paso seguro de buques americanos o el regreso de rehenes estadounidenses. Los pagos en rescate y tributos ascendieron a más de un veinte por ciento de los ingresos anuales del gobierno de Estados Unidos en 1800.

Jefferson estaba disgustado. Poco después de ser juramentado como el tercer Presidente de los Estados Unidos en 1801, el pachá de Trípoli le envió una nota exigiendo el pago inmediato de $ 225.000 más $ 25.000 al año por cada año siguiente. Eso cambió todo.
 
Jefferson le hizo saber al Pasha, sin que cupieran dudas, lo que podía hacer con su demanda. El Pasha respondió cortando el asta de la bandera en el consulado americano y declaró la guerra a los Estados Unidos. Túnez, Marruecos y Argelia siguieron inmediatamente el ejemplo. Hasta ese entonces, Jefferson había sido contrario a que América levantara una fuerza naval para algo más allá de la defensa costera; pero, después de haber visto a su nación intimidada por la matonería islámica por suficiente tiempo, decidió que había llegado el momento de enfrentar la fuerza con la fuerza.

Envió un escuadrón de fragatas al Mediterráneo y enseñó a las naciones musulmanas de la costa de Berbería una lección que esperaba que nunca olvidarían. El Congreso autorizó a Jefferson a autorizar barcos estadounidenses a que se apoderaran de todos los buques y las mercancías del pachá de Trípoli y de "causar que se hicieren todos los otros actos de precaución o de hostilidad que el estado de guerra justificare".

Cuando Argel y Túnez, quienes estaban acostumbrados a la cobardía y la aquiescencia estadounidense, vieron que los recién independizados Estados Unidos tenían la voluntad y el derecho de devolver el golpe, rápidamente abandonaron su lealtad a Trípoli. La guerra con Trípoli duró cuatro años más, y rugió de nuevo en 1815.
 
La valentía de la Infantería de Marina de Estados Unidos en estas guerras condujo al verso "to the shores of Trípoli" en el Himno de la Marina; y para siempre serían conocidos como "cuellos de cuero" por los cuellos de cuero de sus uniformes, diseñados para evitar que las cimitarras musulmanas les cortaran las cabezas cuando abordaran las naves enemigas.

Islam, y lo que sus seguidores de Berbería justificaban en el nombre de su profeta y de su dios, perturbaba a Jefferson muy profundamente.

Estados Unidos tenía una tradición de tolerancia religiosa; de hecho, Jefferson  mismo había sido co-autor del Estatuto de Virginia para la Libertad Religiosa; pero el Islam fundamentalista era como ninguna otra religión que el mundo hubiera visto. Una religión basada en la supremacía, cuyo libro sagrado no sólo toleraba sino que ordenaba la violencia contra los infieles, era inaceptable para él. Su mayor temor era que algún día esta marca del Islam volvería y plantearía una amenaza aún mayor para los Estados Unidos.

Lo que sigue debería molestar a todos los estadounidenses: Que los musulmanes hayan dado lugar a clases y horas de natación para mujeres solamente en las universidades financiadas por los contribuyentes y en las piscinas públicas; que a los cristianos, judíos e hindúes se les haya prohibido servir en jurados donde están siendo juzgados acusados ​​musulmanes; que huchas y chicharroneras hayan sido prohibidos en los lugares de trabajo, ya que ofenden la sensibilidad islamista; que helados hayan sido descontinuados en ciertos lugares de Burger King porque la imagen en la envoltura tiene una apariencia similar a la de la escritura árabe de Alá; que las escuelas públicas estén suprimiendo la carne de cerdo de sus menús; y más, y más, y más....

Es la muerte por mil cortes, o pulgada por pulgada, como algunos se refieren a ella; y la mayoría de los estadounidenses no tienen idea de que esta batalla se libra todos los días a través de América.

Al no defenderse, al permitir que haya grupos que oculten lo que realmente está sucediendo, y no insistir en que los islamistas se adapten a su cultura, los Estados Unidos están cortando su propia garganta con un cuchillo políticamente correcto, y ayudando a impulsar la agenda de los islamistas.

Lamentablemente, parece que los líderes de hoy de Estados Unidos prefieren la corrección política antes que la victoria!

Cualquier duda, sólo busque en Google "Thomas Jefferson vs. the Muslim World."

Circula en mensajes electrónicos. Enviado Leonor Agüero 

 

 

 

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