22 de septiembre de 2014

Carucha Camejo, maestra del guiñol cubano


Carucha Camejo,
maestra del guiñol cubano

Marlene María Pérez Mateo

La mas vieja organización dentro del mundo del teatro, la Unión Internacional de la Marioneta, fundada en Praga en 1929, homenajeó con su mas alta presea: “Miembro de Honor”, en el 2001 a la cubana Caridad Hilda Camejo Gonzalez, conocida mas coloquialmente como Carucha Camejo.

Siendo la mayor de cuatro hermanos: Pepe, Berta y Perucho, nació Carucha en La Habana el 18 de noviembre de 1927. Años después, siendo aun niña, en el Parque Emilia de Córdova (biografiada ya en esta secuencia) fue testigo y público de una función de titiriteros ambulantes. Tal hecho le marcó para siempre. La sencilla presentación le “bautizó” en la que sería su profesión y vida: el teatro de marionetas.

Estudio en la Academia Municipal de Arte Dramático de la Habana. Hacia 1947 con solo 20 años de edad participa en puestas en escenas de Lorca, Benavente, Moliere, Sartre y Wilder. Fue fundadora de la televisión cubana en 1950 compartiendo tal primicia con sus viajes a través del mundo en las llamadas misiones culturales en lugares recónditos y poco accesibles en favor de los menos favorecidos. Recibe en cuatro ocasiones  trofeos como animadora, además de su labor histriónica.

 Fue en 1956,  el momento donde deja su marca indeleble: funda el Guiñol Nacional de Cuba, institución que al darle vida creó una estructura y organización dentro del mundo de arte dramático de la marioneta y los títeres. Ello da pie a la adaptación de clásicos y también al debut de principiantes y la creación novel. De su pluma  y trabajo nacen las adaptaciones de: El Cartero del Rey, de Tagore; La Celestina de Rojas; La loca de Chaillot, de Jean Giraudoux, y La castiza reina de Valle Inclán. Tal lista es en si misma ilustradora. Un salto aun mayor llegó al adaptar la obra poética del ruso Maiakoski al Teatro Guiñol.

En 1970 emigró a los Estados Unidos donde residió hasta su muerte acaecida el en 2012. Regresó a Cuba en dos ocasiones 1994 y en el 2001, siendo homenajeada en  su 74 cumpleaños por la Institución a la cual diera vida décadas antes.

Carucha fue de esas personas para las que un suceso causal o no, marca  de tal modo y da directriz y guía al resto de un hacer y del vivir. Como escribiera Gustavo Adolfo Becquer “ ..una voz como a Lázaro espera/ que le diga levantate y anda..” . Y anduvo muy bien.

Agradecería la ayuda de los lectores para encontrar algún material fílmico de Carucha, será un regalo muy valorado

Marlene María Pérez Mateo
Secuencia : Esas si son cubanas
Julio 4, 2014

20 de septiembre de 2014

La timba y el pan con timba

La timba y el pan con timba:
¿Intercambio cultural?

Camilo Ernesto Olivera Peidro

LA HABANA, Cuba. Cubanet - -El éxito de Bailando, tema de la autoría de Descemer Bueno, disparó de nuevo en la Isla el nacionalismo musical. Con todo este asunto del mal llamado intercambio cultural Cuba-EEUU, la oligarquía geriátrica verde olivo encontró a sus Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, en Descemer, Gente de Zona y Buena Fe. La maniobra de exportación ideológica es hacia el Norte.

La timba y el pan con timba

En septiembre de 1990, desapareció el pan que se ofertaba en venta libre. A partir de ese momento, se raciono a uno por persona y anotado en la libreta de abastecimiento. Le llamaban Toma 1, en irónica referencia a un programa que exhibía películas de cierto vuelo artístico en la TV nacional.

En 1991, Cuba quedo a la deriva y en los inicios de una fuerte crisis económica. Su madrina económica, la URSS, dijo definitivamente adiós.

Hace un tiempo tuve que hacer silencio frente a un chiste de humor negro que expresaba: si el Titanic hubiera estado lleno de cubanos, y la orquesta sobre cubierta tocara Timba, la mayoría se hubiera ahogado bailando.

“Somos lo que hay, lo que se vende como pan caliente
(Manolín, el Médico de la salsa).

Manolín y su orquesta, lograron cobrar el precio de entrada más alto, para un concierto en Cuba, en la década de los noventa. Fue en 1994, el lugar: Palacio de la Salsa del Hotel Riviera. Puerta: 40 dólares estadounidenses. En ese momento cada USD equivalía a casi 200 Pesos Cubanos (CUP).

Carlos Manuel y su Clan, prácticamente se chuparon el presupuesto para pago de agrupaciones de la Dirección de Cultura en la provincia Las Tunas. Cobraron 90 000 pesos por un solo concierto. Este record fue roto más adelante por las orquestas Van Van y Charanga Habanera.

Manolín llegó a Miami diciendo que era perseguido. Carlos Manuel arribó expresando más o menos lo mismo. Para el primero, la ciudad del sol se convirtió en la jaula de su mediocridad. Para ser artista cubano con éxito en Miami, hay que trascender Miami. Carlos Manuel, estuvo un tiempito llenando el cabaré del Hotel Fontainbleau de Miami Beach. Pero le dio por hacer esperar al público, y hasta se embarcó en una disputa mediática estéril con Marc Anthony que lo sepultó.

Pero en Cuba, el público quería creer que Manolín era una estrella en los EEUU. Y del fiasco de Carlos Manuel, se supo gracias a los distribuidores clandestinos de casetes VHS con programas de la TV Miamense.

Ese era el consuelo para los cubanos en medio de los apagones, el hambre y el calor. Seguir presumiendo que la isla era el ombligo del mundo, que la Timba arrasaba el mercado internacional, cuando Paulito y su Élite tocaban en tugurios en Italia. Mientras aquí se tenía derecho a un solo pan, sin timba.

 “Mi cabeza está vacía y yo no puedo más”
(Descemer Bueno y Gente de Zona)

Según una fuente que pidió anonimato, el Ministerio de Cultura se encuentra al borde del cero presupuesto. Pero no falla el dinero para mandar a Miami a los artistas amaestrados y “apolíticos”.

El festival HabanaArte, que se celebra por estos días en la capital, es una pantalla para tapar el déficit. Los próximos meses, son de una incertidumbre aterradora para varias instituciones culturales.

Mientras tanto, la música sigue sonando. Todos sabemos que este barco se hunde. Creemos que todavía queda tiempo para seguir bailando. La cabeza está vacía y la Timba ahora se llama Cubatón.

“Déjame entrar, déjame entrar” (Buena Fe)

La memoria musical del exilio histórico se ancló en La Habana de los 50s y 60s. Los que llegaron después de 1980, aferraron la suya, también, a su visión de la isla que dejaron atrás. Quienes arribaron desde 1994, no comparten la herencia de los que llegaron en el 80. Mucho menos la música de los 60s.

Cada generación, en la emigración, es un país dentro de otro. A estas alturas ya es de ilusos soñar con un exilio unido, que diga no a las manipulaciones de un intercambio cultural que viene por un solo lado. En Miami, teatros y centros nocturnos están invadidos por los heraldos culturales del régimen cubano. La música es un modo de manipular al exilio desde Cuba.

19 de septiembre de 2014

Rosa María Payá pide apoyo internacional


Rosa María Payá pide apoyo internacional
para que Cuba responda pedido de plebiscito

LA HABANA, 18 Sep. 14 / 05:58 pm (ACI).- Rosa María Payá, hija del fundador del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), hizo un llamado a los participantes del primer Parlamento Iberoamericano de Juventud a promover a través de sus organizaciones y gobiernos “un llamado de atención al gobierno cubano para que responda al llamado ciudadano de plebiscito del Proyecto Varela”.

“Apoyen la ejecución de un plebiscito sobre la realización de elecciones libres y plurales en la isla”, expresó la joven líder en un video enviado al evento que se realiza en Zaragoza (España) hasta el viernes 19 y que reúne a representantes de 18 países.

La hija de Oswaldo Payá recordó que en Cuba no hay elecciones libres y plurales en más de 60 años y que “gran parte de la oposición y miles de ciudadanos cubanos, amparados en un derecho constitucional, han pedido un plebiscito para que se le pregunte al pueblo sobre cambios en las leyes que garanticen sus derechos”.

Este pedido se realizó a través del Proyecto Varela, impulsado por el MCL y que es respaldado por 25.000 firmas, recogidas en todo el país pese a la represión que el régimen comunista emprendió contra sus miembros.

El 10 de mayo de 2002 Oswaldo Payá y otros miembros del MCL presentaron a la Asamblea del Poder Popular más de 11.000 firmas que respaldan el Proyecto Varela. En octubre de 2003 se entregaron otras 14.000 firmas. Sin embargo, hasta la fecha el Gobierno no ha respondido a esta demanda.

En su mensaje, Rosa María Payá denunció que en los últimos quince años en el continente “han florecido los gobiernos populistas, con múltiples casos de intentos por perpetuarse”.

“Hoy, su solidaridad efectiva es fundamental. No solo para ayudar a promover una transición a la democracia en los casos críticos que tenemos en la región, si no, para ayudar a preservar la libertad y el bien común en toda Iberoamérica. Si algo ha demostrado el totalitarismo cubano es su capacidad de pervertir y de deteriorar el estado de derecho de los países hermanos. Venezuela es un triste ejemplo”, expresó.

Asimismo, criticó al régimen de Raúl Castro por disfrazarse “de aperturista” y pretender “hacer negocios con el mundo entero, sin responder a los reclamos de libertad de su propio pueblo y empobrecido pueblo, y arreciando la represión y la violencia contra los miembros de la oposición”.

En ese sentido, recordó también a los jóvenes venezolanos muertos durante la represión del Gobierno de Nicolás Maduro y criticó que “los opresores del pueblo cubano” sean tratados “como legítimos gobernantes, a pesar de no haber sido jamás electos por los ciudadanos”.

Apoyen la liberación de los presos políticos en Cuba y en Venezuela, y la detención de la violencia contra los interlocutores libres que en los sistemas totalitarios son llamados ‘disidentes’. Cada acción represiva debe tener una consecuencia internacional”, expresó Rosa María Payá.

En ese sentido, recordó, “estamos promoviendo una investigación sobre el atentado que acabó con la vida  de mi padre y del joven Harold Cepero. Ayúdennos a realizar esta investigación. Ayúdennos a detener la impunidad. Si su solidaridad es efectiva, va a ser una acción en favor de la preservación de la calidad de la democracia en toda la región”.
 
Vídeo de YouTube en ACI:




18 de septiembre de 2014

Atahualpa y el ajedrez

Atahualpa y el ajedrez
Cuentan que el último emperador inca del actual Perú, Atahualpa, era un hombre muy inteligente pero poco diestro en el arte de la guerra, que necesitó trece batallas para derrotar a su predecesor en el cargo de emperador. Su reinado comenzó en 1532 y fue tan breve como desafortunado, pues el 15 noviembre de ese mismo año fue arrestado por las tropas de Francisco Pizarro.

Explica Ramón J. Sender en su libro «Túpac Amaru» (Navona), que Atahualpa debía ser un hombre muy listo, pues aprendió a jugar al ajedrez solo, sin que nadie le enseñara, solamente observando cómo lo hacían sus captores.

Una tarde, un grupo de capitanes encargados de su custodia en el Palacio Real se entretenía jugando al ajedrez. Lo hacían sobre un tablero pintado en la mesa y con figuritas hechas de barro. Esa tarde, mientras Hernando de Soto y Alonso Riquelme jugaban, Hernando de Soto se decidió a mover un caballo cuando el emperador inca le tocó el hombro y le dijo: «No capitán. La torre. Mejor la torre». Hernando se fio se aquel indio y pocos movimientos después dio jaque mate a Riquelme.

Las lágrimas de Pizarro

Tal y como relata el libro de Ramón J. Sender, hay quien cree que el inca no habría sido condenado a muerte de no haber aprendido los secretos del ajedrez. Su sentencia fue acordada por votación en un tribunal de 24 jueces, uno de los cuales era Riquelme, perdedor aquella tarde en la partida de ajedrez. El tribunal de 24 jueces impuso la pena capital a Atahualpa por 13 votos a 11.

Riquelme fue uno de los que votó a favor de aquella ejecución. De no haberlo hecho, la votación habría dado un empate a doce y Atahualpa habría salvado la vida.

Cuentan que Pizarro, a sus 54 años, rompió llorar por tener que ejecutar a aquel hombre, que había llegado a ser su amigo.
 
Reproducido de ABC, Madrid

16 de septiembre de 2014

Quién fue la maricastaña?

¿Quién fue la Maricastaña
de aquellos remotos tiempos del dicho?

Mónica Arrizabalaga   
ABC, Madrid

«¡Si se nos ha vuelto el tiempo de Maricastaña, cuando hablaban las calabazas (...)!», decía el licenciado de “El casamiento engañoso” de Miguel de Cervantes. Ya a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, cuando el autor de El Quijote escribió sus “Novelas ejemplares”, los tiempos de Maricastaña   era una frase hecha con la que remontarse a una antiquísima época diluida en el recuerdo que quizá nunca existió... ¿O quizá sí?

El diccionario de la Lengua Española la presentaba hasta hace unos años como «personaje proverbial, símbolo de antigüedad muy remota», pero cada vez son más los investigadores que sostienen que “María Castana” o “María Castiñeira” fue real y vivió en Galicia hace seis siglos, concretamente en el coto de Cereixa, en lo que sería el actual concejo de Puebla del Brollón (Lugo).

La “España Sagrada” del padre Manuel Risco la menciona en el tratado 77 (Cap. I, pág.126) por un documento del siglo XIV que se conserva en la catedral de Lugo: «El 18 de junio de 1386 María Castaña, mujer de Martín Cego, Gonzalo Cego y Alfonso Cego, confiesan haber hecho muchas injurias a la Iglesia de Lugo, y haber matado a Francisco Fernández, mayordomo del Obispo. Para satisfacción de estos delitos, hicieron donación a la Catedral de todas las heredades que tenían en el coto de Cereixa y se obligaron a pagar mil maravedíes de la moneda usual».

María Castaña «tomó parte activa en las luchas que los plebeyos libraban contra los señores feudales que querían despojarlos de sus tierras», según el autor argentino Héctor Zimmerman (“Tres mil historias”),  y «en una de esas guerras fue acusada de intentar dar muerte al mayordomo de un obispo -otros afirman que al propio obispo de Lugo-, con la ayuda de su marido y de sus dos cuñados».

También el «Episcopologio Lucense», de Amador López Valcárcel menciona a comerciantes, artesanos y hacendados de la parroquia de Lugo «enfrentados al señorío episcopal, provocando episodios de especial violencia como los ocurridos en los siglos XIV y XV y que han pasado a la leyenda local a través de figuras como la popular María Castaña».

Una calle en Lugo

A mediados de los años 80, el entonces alcalde de Lugo Vicente Quiroga bautizó una calle con el nombre de esta brava gallega que se enfrentó al obispo Pedro López de Aguiar, pero se encontró con el rechazo de los vecinos. «Fueron a protestar diciendo que la suya era una calle muy digna», recuerda Isidoro Rodríguez Pérez, que se encontraba entonces en el Ayuntamiento y que, intrigado, comenzó a indagar en la historia de María Castaña. «Me parecía increíble que los lucenses no conociéramos la historia de esta mujer», dice a ABC este investigador de cultura popular lucense.

En 1993 formó un grupo junto a otros interesados en el folklore popular llamado «María Castaña» para reivindicar esta figura  histórica y descubrió cómo el dicho llegó a Latinoamérica ya con los primeros españoles. «Debió de ser un acontecimiento muy importante este levantamiento que se produjo en Lugo para que ya en la colonización traspasase las fronteras», considera.

Recientes investigaciones sobre María Castaña apuntan la posibilidad de no fueran los abusivos tributos del obispo los que motivaran su levantamiento. «Parece ser que era una cuestión territorial», indica Rodríguez. María Castaña apoyaba, según esta teoría, las aspiraciones portuguesas sobre esas tierras frente a Juan I de Castilla, a quien apoyaba López de Aguiar. «Cuando el obispo llegó a un acuerdo con el rey portugués, María Castaña quedó desamparada y la revuelta fracasó», continúa el investigador.

Lugo cuenta desde el año 2000 con una calle dedicada a María Castaña aunque el Diccionario de Seres Míticos Gallegos aún sostiene que es un personaje ficiticio basado en la leyenda celta “The Battle of the Birds”  (La batalla de los pájaros) que protagoniza Auburn Mary (María de color castaño, en su traducción literal).

«También es posible que ese nombre sea tan genérico como el de Maritornes, Marizápalos, Marisabidilla, Marimacho y por supuesto como el de «María Sarmiento, tan delgaducha y desmembrada que fue a mear y se la llevó el viento», señalaba Jaime Campmany en 1993 en ABC.

Sea como fuere, lo que no cabe duda es que desde los tiempos de Maricastaña ha llovido... y mucho.

Ilustración: María Castaña en un retrato de María Presas para el “Álbum de Mujeres del Concejo de Cultura Gallega”.  

El olor de la sangre

El olor de la sangre

Carlos Alberto Montaner

Me refiero a las crueles decapitaciones de los periodistas norteamericanos Steven Sotloff y James Foley, presumiblemente a manos de educados árabes de cultura y formación inglesas, y las filmaciones de las matanzas masivas de prisioneros que son ejecutados con disparos en la cabeza, administrados sin el menor dramatismo por asesinos vinculados al califato islámico.

Estas imágenes estremecedoras suelen provocar dos preguntas entre los espectadores.

La primera: ¿por qué estos grupos violentos filman y exhiben estas salvajadas que demuestran el grado de depravación moral en el que viven y matan?

Y la inevitable segunda: ¿cómo es posible que unos jóvenes criados en las civilizadas ciudades europeas, estadounidenses o australianas, se enrolen voluntaria y alegremente en unas bandas criminales que realizan esas repugnantes carnicerías?

La respuesta vincula las dos cuestiones: los filman porque el espectáculo de la violencia, aunque provoca el rechazo de un porcentaje de la sociedad, atrae a numerosos jóvenes, casi siempre varones, que se sienten seducidos por el espectáculo siniestro del cuchillo filoso que saja o punza profundamente la carne humana.

Así ha sido siempre. Los romanos acudían a los estadios para ver cómo los gladiadores se mataban sin compasión o las fieras se los devoraban. Los mayas se enfrentaban en un juego de pelota, parecido al balompié, que culminaba con el asesinato ritual de los perdedores ante el regocijo fanático del público.

Uno de los personajes más famosos y admirados de la Revolución Francesa fue el verdugo Charles-Henri Sanson, sexta generación de ejecutores. Por su guillotina (era suya y la fabricó un lutier que construía exquisitas violas) pasaron tres mil personas, desde el apocado rey Luis XVI hasta los vehementes Danton y Robespierre.

Mientras realizaba su sanguinario trabajo las mujeres cosían en la plaza, los chiquillos corrían y los hombres jugaban a los naipes. Sólo aplaudían entusiasmados cuando Sanson alzaba por los cabellos la cabeza recién cercenada de su última víctima y se la mostraba a la multitud.

¿Cosas de franceses? Falso: cosas de seres humanos. Uno de los espectáculos más exitosos de nuestros días en Estados Unidos son los combates de peleadores de la Ultimate Fighting. Se patean, se rompen la cara a golpes con los puños, las rodillas y los codos, se destrozan dentro de un hexágono rodeado por una alambrada alta e inexpugnable. El público, enardecido, suele alentar a su púgil favorito incitándolo al crimen: “mátalo”, “acábalo”. Es un mundo encharcado en sangre y adrenalina, carente de piedad. Y si eso no ocurre, si no muere el luchador derrotado, es porque el árbitro suele detener la pelea poco antes del desenlace fatal.

Se conserva una carta del Che Guevara a su primera mujer, la peruana Hilda Gadea, escrita en Cuba y fechada el 28 de enero de 1957, donde el médico argentino le cuenta que no ha muerto por medio de una frase reveladora: “Querida vieja: aquí en la selva cubana (peleaba en las guerrillas), vivo y sediento de sangre”. Poco después de escribirla pudo saciar copiosamente esa penosa urgencia.

En Centroamérica es frecuente que los mareros prueben su lealtad a la mara a la que pertenecen asesinando a un inocente. La muerte ajena se convierte en una especie de rito de paso asociado a la masculinidad. El crimen transporta al criminal a un estadio nuevo de respeto, como sucede en tribus en las que se llega a la mayoría de edad cuando se mata a un animal peligroso o se sufre algún dolor terrible infligido por el chamán o el curandero.

Nada de esto me sorprende. Hace muchos años leí un par de textos que me alertaron sobre la terrible naturaleza humana. Ambos conservan su alarmante vigencia.

El experimento de Stanley Milgram (Los peligros de la obediencia), en el que demostraba cómo las personas “normales” podían torturar hasta la muerte a unos semejantes desconocidos e inocentes, sólo porque una autoridad se lo ordenaba.

Las “víctimas” del experimento, claro, fingían el dolor y las convulsiones, pero sus verdugos” pensaban que estaban sufriendo realmente mientras ellos aumentaban”el voltaje de la silla eléctrica en la que supuestamente agonizaba el torturado.

El segundo libro fue Sobre la Agresión, obra que le ganó un Premio Nobel al austriaco Konrad Lorenz, donde analizaba las secretas pulsiones que precipitaban a los hombres a atacar a otros miembros de su especie y el valor simbólico de esos actos terribles.

En esa época todavía no existía YouTube. Pero los seres humanos eran idénticos a los de ahora, a los de siempre. 

Carlos Alberto Montaner es escritor y periodista. Su último libro es la novela “Tiempo de canallas”.

Reproducido de CUBANET.