La cara feminista de Santa Teresa
Anna
Flotats, publico.es
Santa Teresa de Jesús fue probablemente la
primera mujer feminista de la Iglesia Católica. En pleno siglo XVI, la
fundadora de las carmelitas descalzas se despachó en diversos libros
contra la desigualdad que observaba en las decisiones de la jerarquía
eclesiástica. «El mundo nos tiene acorraladas», «aunque las mujeres no somos
buenas para consejo, alguna vez acertamos» o «no son tiempos de desechar ánimos
fuertes, aunque sean de mujeres» son algunas de las afirmaciones que esta
religiosa, doctora de la Iglesia Católica, dejó escritas en un momento en que
las mujeres eran prácticamente invisibles, tanto en la religión como en la
sociedad civil.
Santa
Teresa fue una mujer libre, independiente y con una fuerte determinación para
emprender grandes reformas. Pero esa no es la imagen que se tiene de ella. Ni
siquiera la serie que protagonizó Concha Velasco en los ochenta mostró, según
los expertos, la verdadera cara de Teresa de Ávila.
El V
Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, cuya conmemoración ya ha
comenzado, busca precisamente actualizar su figura. «Teresa apostó por la mujer
en su condición de dignidad, para ser oída y no sólo oyente», explica a Público
Máximo Herraiz, ex vicario general, doctor en Teología y uno de
los mayores expertos en el estudio de Teresa como mujer y escritora.
De
hecho, precisamente para que su voz fuera escuchada, en el libro Camino de
perfección la religiosa critica a los inquisidores por prohibir
libros y, a su vez, a los sacerdotes que lo toleran, a quienes llama
"falsos profetas" y "medios letrados". En este texto
dedicado a 12 mujeres que inician la fundación del nuevo Carmelo —llevado a
cabo por Teresa—, la religiosa escribe: "No son tiempos de creer a todos,
sino a los que viereis van conforme a la vida de Cristo… ".
Santa
Teresa desea «que las monjas sean
independientes, autónomas, y de hecho, acaban eligiendo a sus superioras cada
tres años, lo que supone una auténtica revolución», insiste Herraiz. Después de
la primera asamblea electiva y legislativa de los carmelitas, en marzo de 1581,
Teresa insta a sus comunidades de carmelitas a que envíen su opinión sobre las
constituciones que quieren y ella escribe: "En nuestras cosas no hay
que dar parte a los frailes". La clausura, explica Herraiz, «no es
para que no puedan salir, sino para que nadie entre a gobernarlas».
De
hecho, sus obras fueron ampliamente censuradas y en 1559, cuando se publica el Índice
de libros prohibidos del inquisidor Fernando de Valdés, los inquisidores
—siguiendo sus instrucciones— desvalijan la pequeña biblioteca que Santa Teresa
tenía en el monasterio de la Encarnación. La Inquisición mandó requisar su obra
El libro de la Vida, pero Santa Teresa se quedó con una copia del manuscrito.
«No se paró ni ante la Inquisición», remarca Herraiz.
Como
dice el director del Centro Internacional de Estudios Teresianos de Ávila y
vicepresidente de la Fundación V Centenario, Javier Sancho, «la fe
cristiana ayudó a Santa Teresa a ser más mujer». La religiosa, que creó 17
conventos en España y dos colegios para la formación de las niñas, defendió
siempre su dignidad como mujer.
Herraiz
recuerda una anécdota: «Un día que Teresa fue a visitar las obras del primer
monasterio, en Ávila, un albañil dijo a un compañero al ver pasar a Teresa:
"¡Qué lástima, una mujer tan guapa y que sea monja!". Teresa lo oyó,
volvió sobre sus pasos y le dijo al piropeador: "A ti te da igual porque
nunca me hubiera casado contigo"».
Parte
de los pensamientos de Teresa de Jesús, además, pueden leerse ahora en el libro
Estudios Teresianos. Autógrafos de Santa Teresa de Jesús en Europa y
América, que supone una fotografía global de la existencia de las 500
cartas recuperadas en España, Italia, Portugal y América Latina. Sus autores, Tomás
Álvarez y Rafael Pascual, han tardado cinco años en publicar esta obra,
dadas las dificultades por encontrar a los depositarios de las cartas.
Editado de public.es
Ilustración: Óleo sobre tabla, Teresa Barrientos
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