Carta de
un seminarista con cáncer
terminal
a la
mujer con el mismo mal que planea suicidarse
WASHINGTON D.C., 28 Oct. 14 / 10:05
pm (ACI/EWTN
Noticias).- Un seminarista espera ordenarse como diácono a
comienzos de 2015 y como sacerdote en 2016, a pesar de que los médicos le
pronosticaron apenas un año y medio de vida,
en 2008. Ahora le envía un mensaje a una mujer que ha anunciado que se someterá
al suicidio asistido el 1 de noviembre.
A Phillip Johnson, que tiene
actualmente 30 años, le diagnosticaron cáncer cerebral de grado III, conocido
como astrocitoma anaplásico, hace seis años, cuando servía como oficial de la
marina estadounidense en el Golfo Pérsico.
"Recuerdo el momento en que vi
las imágenes computarizadas de los escaneos cerebrales. Fui a la capilla de la
base y caí al piso llorando. Le pregunté a Dios '¿por qué yo?'", escribió
Johnson en una columna publicada el 22 de octubre, titulada "Querida
Brittany: Nuestras vidas valen vivirlas, incluso con cáncer cerebral" para
el sitio web de la Diócesis de Raleigh (Estados Unidos).
Johnson fue enviado a casa para
radiación y quimioterapia y luego dado de alta de la marina, antes de entrar a
formación para el sacerdocio,
una llamada de la que dijo haberse dado cuenta desde los 19 años.
Incluso con tratamiento agresivo,
la mayoría de investigación muestra que el promedio de tiempo de supervivencia
para este tipo de cáncer es de 18 meses, dijo.
Citando a la mujer de 29 años que
ha expresado en un video su decisión de morir por un suicidio asistido médico,
Brittany Maynard, Johnson dijo que "que te digan que tienes ese tipo de
línea de tiempo aún se siente como si fueras a morir mañana".
Después de consultar a sus médicos,
Johnson entendió que "gradualmente perderé control de mis funciones
corporales en una edad joven, desde parálisis a incontinencia, y es muy
probable que mis facultades mentales también desaparecerán y me llevarán a
confusión y alucinaciones antes de mi muerte".
Al igual que la mujer enferma
terminal, él no quiere morir o "sufrir el probable resultado de esta
enfermedad".
"Yo creo que nadie quiere
morir de esta manera".
Sin embargo, Johnson cree que un
sufrimiento así no disminuye su valor como persona. "Mi vida significa
algo para mí, para Dios y para mi familia y amigos, y, salvo
una recuperación milagrosa, continuará significando algo mucho después de que
esté paralizado en una cama de hospital".
"Mi familia y amigos me aman
por quien soy, no solo por los rasgos de personalidad que lentamente se irán si
este tumor avanza y toma mi vida".
Johnson reconoce la tentación de
Maynard de acabar con su vida "en sus propios términos". Él admitió
que a veces deseó que el cáncer acabara con su vida rápidamente para terminar
el sufrimiento, y que esperaba ser curado del cáncer por un milagro.
El haber recibido este tiempo
adicional para vivir ha probado ahora ser un milagro en sí mismo, dijo Johnson.
De hecho, ha "experimentado incontables milagros" a través de su
enfermedad.
En su preparación para el
sacerdocio, Johnson ha sido capaz de servir a otras personas con enfermedades
terminales, y aprendió que "el sufrimiento y el dolor de corazón que es
parte de la condición humana no tiene que ser desperdiciado e interrumpido por
miedo o buscando control en una situación aparentemente incontrolable".
"Quizás este es el milagro más
importante para mí".
Evitar el sufrimiento a todo costo,
incluso a la expensa de la vida de uno, es una forma de tratar de ganar control
"en medio de la confusión", pero ignora el valor redentor del
sufrimiento.
"No buscamos el dolor por sí
mismo, sino que nuestro sufrimiento puede tener gran significado si tratamos de
unirlo a la Pasión de Cristo y ofrecerlo por la conversión o intenciones de
otros".
Johnson dijo que al acabar su vida
prematuramente, Maynard se perderá los "momentos más íntimos de su
vida" a cambio de una opción más rápida "que se enfoca más en sí
misma que en cualquier otro".
En su propia experiencia, el
seminarista ha soportado tristeza, pero también ha experimentado periodos de
"gran alegría".
"Aún me pongo triste. Aún
lloro. Aún le ruego a Dios que me muestre Su voluntad a través de todo este
sufrimiento y me permita ser Su sacerdote si es Su voluntad, pero sé que no
estoy solo en mi sufrimiento", dijo, señalando el apoyo de su familia,
amigos y de la Iglesia.
Johnson dijo que seguirá rezando
por Maynard en su enfermedad, para que ella "entienda el amor que todos
tenemos por ella antes de que acabe con su propia vida".
Si ella deja de lado la idea de
suicidarse y escoge luchar contra la enfermedad, ella sería "un ejemplo
increíble e inspiración para otros incontables en su situación".
"Ella ciertamente sería una
inspiración para mí mientras continúo la lucha contra mi propio cáncer".
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