31 de mayo de 2014

Los antisistema imponen tácticas de guerrila en los actos pacíficos.



Los antisistema imponen

“técnicas de guerrilla” en los actos pacíficos

          Grupos anarquistas de carácter insurreccional están provocando la mayor parte de los estallidos violentos en las últimas movilizaciones sociales.   Su objetivo es introducirse en las concentraciones y reventarlas, garantizar que haya violencia aunque los convocantes o la mayor parte de los manifestantes la rechace.

          Según fuentes conocedoras del funcionamiento de estos grupos, la técnica empleada es la del movimiento internacional «black bloc» («bloque negro»). Consiste en introducir grupos violentos formados por encapuchados que generalmente visten de negro -de ahí su nombre- para no ser identificados.

          El fenómeno «black bloc» surgió hace más de treinta años en protestas antinucleares en distintos países de Europa, pero se ha radicalizado y expandido. En los últimos años han destacado por su violencia en Egipto, tras la primavera árabe, o Brasil. En el país carioca, las protestas contra la precariedad social han puesto en jaque al Estado.   

          En España, estos grupos de ideología de extrema izquierda  tienen su cuartel general en Barcelona. Esta semana han sido los responsables de los graves disturbios en los que han terminado las protestas contra el desalojo y demolición del edificio de Can Vies.

          Desde la ciudad condal se extendieron a otros puntos como Burgos, donde encontraron su caldo de cultivo en la oposición a la reforma del barrio de Gamoral.    Estos jóvenes -de entre 18 y 23 años, aproximadamente- provienen de los movimientos antifascisas y planifican sus acciones en los denominados Centros Sociales Ocupados (CSO). Ahí deciden cómo llevarán a cabo su próxima «infiltración insurreccional», según los expertos.

          La finalidad de estos grupos anarquistas es «la destrucción del Estado por su función representativa del poder», según apuntan investigadores que han seguido sus pasos. En esta «lucha» han adoptado una consigna populista: «El miedo va a cambiar de bando». Pretenden erigirse en defensores de los desfavorecidos que, mediante la violencia, van a destruir al supuesto responsable de las injusticias sociales: el Estado. Por eso atacan entidades bancarias, comercios, mobiliario urbano y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Su violencia prende en otros manifestantes y consideran que han logrado su objetivo cuando una marcha legal y pacifica se convierte en una batalla campal.

          Artefactos explosivos

          El «black bloc» constituyen la punta de lanza y el grupo más violento dentro del amplio colectivo antisistema. De hecho, reventar manifestaciones pacíficas es sólo uno de sus dos frentes de actuación. El otro consiste en la colocación o envío de artefactos explosivos. Distintas fuentes les atribuyen la comisión de una docena de estos actos durante 2013. Entre ellos estuvieron la colocación de bombas caseras en las catedrales de Madrid (La Almudena) y Zaragoza (El Pilar) y el envío de paquetes bomba desde Barcelona a la Fiscalía Provincial de Madrid y a la sede de Loterías y Apuestas del Estado.

          La «franquicia» española del «black bloc» ha aprovechado la crisis económica, que estalló en 2008. Desde entonces se les ha visto actuar en la huelga general de septiembre de 2010, en el acoso al Parlamento catalán (junio de 2011) y en la iniciativa «rodea el Congreso» (septiembre de 2012), entre otras protestas violentas. Aprovechan el paro y el descontento social como pretexto para lograr su objetivo: la destrucción del sistema.

Reproducido de ABC, Madrid.

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