17 de marzo de 2014

Lo que queda del Madrid de Cervantes



Lo que queda del Madrid
de Cervantes

Poca huella queda del Madrid de Miguel de Cervantes, que vivió en la capital española y cuyos restos se buscan ahora ante el escepticismo de cervantistas como el catedrático Manuel Fernández Nieto, que lamenta que solo se conserve la imprenta de Juan de la Cuesta, que vio nacer al Quijote.

Poca luz hay sobre sus restos mortales, que casi 400 años después de su muerte, acaecida el 23 de abril de 1616, tratan de localizarse con un georradar en el Convento de las Trinitarias de Madrid, donde pidió que le enterrasen. Fernández Nieto duda de que el último deseo del genio se cumpliese.

"Es un convento que se había fundado muy poco tiempo antes, en 1609, aunque realmente hasta 1612 no se estableció y además no tenía iglesia. Cuando Cervantes murió, en 1616, sólo se había enterrado allí a una monja -en 1615-. Yo pienso que lo deberían de haber llevado a la iglesia de San Sebastián", apunta Fernández Nieto.

Pero Víctor Infantes, también catedrático de la UCM, sí cree que los restos de Cervantes pueden estar en el convento donde ahora se buscan. "No hay documentos para pensar que no estén allí; otra cosa es que se puedan encontrar o no teniendo en cuenta las restricciones y dificultades de practicar exhumaciones en un edificio del siglo XVII", explica el profesor a Efe.

Su compañero Fernández Nieto se muestra escéptico sobre la posibilidad de recuperar los despojos de Cervantes incluso en el caso de que se hallen en las Trinitarias. "Aquello pasó por muchas vicisitudes (...). Están documentados más de 12 traslados de restos mortales de unas dependencias a otras, que se irían mezclando; es muy difícil distinguirlos en la actualidad", relata.

Al margen de las dificultades técnicas, hay una cuestión en la que sí coinciden tanto estos dos catedráticos como el presidente de la Sociedad Cervantina, Luis María Anson.

"Me parece muy bien que se busquen los restos, pero no cambiaría nada que se encontrasen. Su obra y la difusión de su figura es tan inmensa, que lo demás es casi irrelevante", resume Ansón en una entrevista con Efe.

Sí hay documentación del paso de Cervantes por Madrid desde 1608 hasta su muerte, en 1616, pero poca huella perdura en la actualidad. "En el Madrid actual solamente queda el recuerdo literario de que don Miguel estuvo por esas callejas", reflexiona Víctor Infantes.
La casa donde murió -en la esquina entre la calle León y la de Francos, ahora llamada Cervantes- se conservó hasta 1833, cuando el propietario la derribó aún sabiendo que en ella había vivido el autor del Quijote y pese a la intervención del rey Fernando VII, que quería que el edificio se conservase, según rememora el profesor Fernández Nieto.

Ahora se alza sobre ese solar del Barrio de las Letras un bloque de viviendas en el que una placa recuerda a los vecinos que ocupan el mismo espacio que cuatro siglos atrás habitó un genio de la literatura universal.

A pocos metros de allí, en la calle de las Huertas, madrileños y turistas toman cañas en Casa Alberto, un restaurante centenario que se alza en el mismo punto en que Miguel de Cervantes ideó "Viaje al Parnaso".

Infantes cita otras dos viviendas: al llegar a Madrid, en 1808, Cervantes residió en la calle de la Magdalena y en 1612 habitó además una vivienda ubicada en la plazuela de Matute.

Lo que sí que sigue milagrosamente en pie es la casa de Lope de Vega, y también iglesias que se vinculan a la historia de Miguel de Cervantes: la parroquia de San Sebastián, el convento de las Trinitarias y la iglesia de Jesús de Medinaceli, en aquel momento de la misma orden, según repasa Fernández Nieto.

Y aunque poco conservado, el Barrio de las Letras es un tesoro porque guarda la memoria de aquel mundo antiguo de los escritores del Siglo de Oro -el XVII- y de los posteriores.

"Se conservan el nombre de las calles, están las placas que el Ayuntamiento ha ido colocando y el barrio se mantiene con un encanto enorme. Es interesantísimo por la mañana, por la tarde, y dicen las malas lenguas que también por la noche", asegura Víctor Infantes.

Cuatro siglos después de la muerte de Cervantes hay una incógnita -dónde están sus restos- y una evidencia que resume este profesor: "Que encuentren sus restos no va a cambiar nada en la vida y obra de Cervantes, pero no deja de ser un asunto político y cultural de mucho interés".

Efe/La Razón, Madrid

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