9 de junio de 2013

REFLEXIÓN



…Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad,
resultó que sacaban a enterrar a un muerto,
hijo único de su madre, que era viuda;
y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo:
 «No llores.» Se acercó al ataúd, lo tocó
(los que lo llevaban se pararon) y dijo:
«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!»
El muerto se incorporó y empezó a hablar,
y Jesús se lo entregó a su madre.
Lucas 7, 11-17

No todo está perdido,
aunque a simple vista te parezca un fracaso,
sigue apostando por lo que haces.
Siembra amistad aunque recojas rechazo.
Sonríe a los que te rodean
aunque se queden perplejos de tu felicidad.

No todo está perdido,
defiende aquellos valores 
que sin ser aplaudidos
son cimientos de una nueva sociedad.
Cristo, no lo olvides, 
necesita gente como tú:
gente que no esté muerta en vida.
Corazones que, por amar sin engaño,
sean traspasados
por la ingratitud o el desprecio.
Manos que, por dar sin esperar,
permanezcan abiertas hacia lo divino.

No todo está perdido,
 el Señor siempre estará a nuestro lado,
saldrá en las horas amargas
a nuestro encuentro.
Nos dará vida
cuando estemos desgastados,
consuelo,
cuando  nos agarre el desconcierto,
esperanza cuando al sembrar,
veamos que no hay fruto alguno,
ilusión, cuando al avanzar
el pesimismo sea alforja
 de nuestro duro viaje.

No todo está perdido.
El Señor  nos dice:
¡A ti te lo digo, levántate!
De tu frialdad y cobardía,
de tu tristeza y de tu cerrazón,
de tus caídas y de tus combates,
de tus ideas y debilidades.
¡Levántate,
hombre o mujer, niño o joven!
¡Levántate,
que no todo está perdido!

Javier Leoz, betania.es

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