Tener o no tener
Por Elsa M. Rodríguez
La vida está llena de momentos en
los cuales tenemos que tomar una decisión. Algunas veces estas decisiones son
fáciles de tomar y en otras ocasiones, debemos hacer un análisis profundo de
los pro y contras de decidir una u otra cosa.
Tenemos que decidir al elegir la
ropa que llevaremos puesta ese día, lo que tomaremos de desayuno, si debemos o
no darnos prisa para no llegar tarde al trabajo. Ah, el trabajo, es importante
que nos llevemos bien con todos aunque algunas veces hay compañeros que nos
agobian, y en otras, lo cual es peor, son los jefes los que no podemos tolerar,
o no nos toleran a nosotros, que también es probable, pero hemos decidido
mantener ese trabajo porque nos conviene, pagan bien y tenemos beneficios.
Llega la edad en la que se espera
de nosotros que escojamos compañeros para la vida, una chica o un chico, según
seamos de uno u otro sexo, y esa tarea no es fácil porque también aquí tenemos
que decidir si le hacemos caso al corazón y a los sentimientos o a lo que es la
cordura y la conveniencia, y cuando ambas cosas coinciden, qué felicidad, no
hay problema. Tenemos alguien con quien vivir el resto de nuestra vida, y
encima podemos ser felices. Entonces viene la pregunta: ¿tenemos hijos? Puede
que la respuesta sea fácil, ambos están de acuerdo, hay un ambiente favorable,
donde no falta el dinero necesario para la manutención de ellos y la protección
de su futuro.
En fin, que todas las cosas en la
vida nos hacen que tengamos que ponernos en la situación de decidir si: tener o
no tener.
Y llegamos al tema de las armas de
fuego. ¿Debemos o no tener una? La Constitución del país en que vivimos nos
dice que sí, que es nuestro derecho, pero luego el gobierno dice ahora que no,
que las armas son las causantes de que se cometan muchas masacres, y efectivamente
en los últimos tiempos, ha habido gente desequilibrada que sin tener motivo
alguno, suponiendo que hubiese que tener motivos para matar a alguien, algo
improbable, se han convertido en asesinos de mucha gente, siempre gente
inocente con la que no guardan ningún tipo de relación, y en especial gente muy
joven, niños en muchos casos.
Entonces, ¿debemos tener o no un
arma? Difícil decisión, porque si efectivamente con un arma se puede matar a
mucha gente, ella por sí sola no es la que mata, sino el individuo que la
utiliza. Por otra parte, hay quien teniendo un arma a su alcance ha podido
salvar la vida de muchos inocentes.
Conclusión, en este caso ¿qué
hacemos? Debemos decidir en que hay que tener o no tener un arma. He ahí la
pregunta como diría Hamlet.
Elsa M. Rodríguez
Hialeah, FL
El problema no es tener un arma, la Constitución lo respalda, la pregunta sería, ¿quiénes son aptos para tenerlas?, ¿qué clase de armas necesitamos para nuestra protección y la de nuestras familias? Las armas de asalto y los cartuchos de alto poder deben estar totalmente fuera del alcance de la población, no necesitamos tampoco un arsenal de armas y balas, como si fuéramos a comenzar una guerra. Hay que regular la venta de armas no prohibirla, pero saber a quién se le vende y llevar un record muy estricto policial y de salud mental, requiriendo verificación de antecedentes y permisos. Habría que poner en perspectiva que se prefiere, seguir armándonos hasta los dientes y tener episodios funestos, o medir dentro de las posibilidades de la constitución qué reglamentos se pueden implantar sin violar los derechos de la ciudadanía.
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