LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org – Por ese hábito involuntario
de escuchar conversaciones ajenas, pude oir, en un ómnibus, como una joven
profesional de la medicina le decía tranquilamente a una colega: “Terminó el
año y por suerte acaba de llegar de Madrid el ‘yuma’ de mi marido. Me siento
más desahogada, porque me trajo todo lo que le pedí. No me puedo quejar, los
tres nos llevamos muy bien”.
En Cuba no es extraño que la
prostitución en equipo sea parte de la negociación de las parejas. Muchas
parejas ponen la supervivencia por encima de todo y hacen las concesiones
necesarias para subsistir en el difícil escenario que le reservó la revolución.
Inclusive, la de admitir tranquilamente que uno de los dos, o ambos, se
prostituya como medio de vida.
En estos días de temporada alta
del turismo, la calle se convierte para muchas chicas en el campo de batalla.
Patrullan las principales avenidas de La Habana, a la caza de un turista que
pueda satisfacer sus necesidades más inmediatas, que van desde comida o
productos de aseo, hasta la posibilidad de sacarlas del país. Algunas “piensan
en grande” y tienen como ídolos a célebres actrices porno muy conocidas ya en
la Isla. Y es que el incipiente porno “made in Cuba” gana terreno aquí desde
hace tiempo.
Bajo este mismo escenario,
descubrimos también a chicos, de cacería por los principales mercados de sexo
de la ciudad, marcando como lobos solitarios su territorio.
Los portales del cine Payret y
del Tribunal Popular Provincial de La Habana, los portales del Bar San Juan, el
Club de Ajedrez Capablanca, El Colmao, el edificio Residencias Canteras, la
pastelería La Francesa y las cafeterías Piropo e Infanta.cu, son algunos de los
lugares donde es fácil encontrar a estos varones en busca de clientes. Los del
oriente y de algunas zonas del centro de la Isla tienen fama de ser los más
atrevidos y complacientes.
Para algunos la ruta comienza
en los residuos del conocido bar de las Viejas Tristes, en Prado y Teniente
Rey, pero se deslizan a lugares como el Parque Central, el Parque de la
Fraternidad, la Isla del Golfo, en 23 y Malecón, los laterales del hospital
Calixto García, la Potajera o el Parque Jurásico, frente a la terminal de
ómnibus inter provinciales, y los portales del Palacio Central de Computación,
en Reina y Águila.
Estos lugares resultan fáciles
de encontrar para el turista, pues hay toda una cadena de comunicación en la
cual participan desde el guía oficial de turismo, el maletero y algún agente de
seguridad del hotel, hasta empleados y dueños de restaurantes privados, que
trabajan en coordinación con los dueños de las casas de citas.
Secundino, custodio en una
galería ubicada en los portales de Almacenes Ultra, en Centro Habana, afirma:
“Creo que esta zona de la ciudad es una de las más violentas en cuanto al
ejercicio de la prostitución masculina. Este municipio es también uno de los
más críticos en lo que respecta al SIDA”.
Centros nocturnos donde se reúne
la comunidad gay, que operan bajo la sombra del gubernamental Centro Nacional
de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por Mariela Castro, son también
escenarios de este triste negocio.
Están el Cabaret Las Vegas, en
Infanta y 25, donde las famosas transformistas Troya, Imperio y Sahira animan
la noche gay habanera, y el Café Cantante Mi Habana, donde otro aplaudido
travesti se deja “montar” por el espíritu trágico de Amy Winehouse. En la
discoteca La Gruta, en 23 y P, los musculosos strippers compiten por el voto
del público y también se venden al mejor postor.
Según Pastor, un experimentado
fisioterapeuta: “El CENESEX, más que ampliar las opciones de entretenimiento de
la comunidad LGBT, apadrina estos lugares como una manera de promover el
turismo sexual gay.
”
Son mercados de la carne, en
los cuales la prostitución tiene patente de corso. No es que lo mismo no ocurra
en discotecas o clubs en otros países, solo que las instituciones
gubernamentales no se involucran en ese tipo de negocios.
Hasta hace muy poco, las
fiestas gay en casas particulares eran perseguidas por la policía. Hoy, el
CENESEX las organiza en locales estatales, porque son un lucrativo negocio.
Solamente el cover por persona es de más de tres dólares, una cifra
considerable para los cubanos, que ganan menos de un dolar al día. Por estos
días de temporada alta llega a Cuba muchísimo turismo sexual, particularmente
gay. Los turoperadores principales son de México y España, pero se están
imponiendo Italia y Rusia.
En Centro Habana y La Habana
Vieja la tarifa por un encuentro rápido es de 5 a 10 dólares, pero en el Vedado
puede llegar a 50, más de lo que gana un profesional en un mes, lo cual hace
que los clientes sean por lo general solo extranjeros. También es una
prostitución controlada en gran medida por la policía, sobre todo en el Vedado
y en las zonas de playa, como Mi Cayito, donde los policías, además de ejercer
el proxenetismo, cobran a los clientes por su protección.
La Habana es hoy un decadente
bazar de oportunidades, y muchos de estos jóvenes -mujeres y hombres- cuyo
futuro ha sido confiscado por una dictadura que les cierra todas las puertas
del progreso, encuentran en la prostitución su única oportunidad.
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