Hay un lugar en el mundo en el que los
territorios de EE.UU. y Rusia están a menos de 4 kilómetros de distancia, pero
separados por una fecha. Son las dos remotas
y poco conocidas islas Diómedes, en el Estrecho de Bering, el espacio marítimo
que separa Alaska del extremo oriental de Asia. Fue ese el lugar que, probablemente,
sirvió de paso a los primeros pobladores del continente americano.
Es posible que el primer hombre europeo que
alcanzara el Estrecho de Bering fuera un explorador ruso en 1648 quien, aunque a su
regreso mencionó haber visto dos islas, no es seguro que se tratara de las Diómedes.
Casi un siglo después, un explorador danés al servicio de Rusia llegó a las
islas y las buatizó “Diómedes, por ser el día en que la
Iglesia Ortodoxa Rusa celebra el martirologio de Diómedes.
La isla occidental, la Diómedes Mayor, pertenece a la Federación Rusa, mientras que la isla oriental o Diómedes Menor
pertenece a los Estados Unidos y están separadas por un estrecho de 3.7 metros
que permanece helado durante buena parte del año permitiendo el paso a pie
entre ellas. Lo curioso es que la Diómedes Mayor o Gran Diómedes es el punto mas
al Este de Rusia y la Pequeña Diómedes es punto mas al Oeste de los EE.UU. y
durante la Guerra Fría los nativos tenían prohibido circular entre ellas e
incluso intercambiar cualquier tipo de información, convirtiéndolas en un área
que llegó a llamarse “telón de hielo”.
Al finalizar la II Guerra Mundial los nativos
fueron evacuados a los respectivos países. Actualmente la isla rusa está
deshabitada, y en la norteamericana
existe un poblado de menos de doscientos esquimales.
Pero lo más curioso es que entre estas dos islas
no solo pasa la frontera entre Rusia y EE.UU., sino que además la Línea Internacional de Cambio
de Fecha también se encuentra entre ellas, de manera que desde la Pequeña
Diómedes miran al “mañana” y desde la Gran Diómedes al “ayer”. «Aquí es
posible cazar un oso mañana y comérselo hoy» acostumbran a decir los cazadores
esquimales de la Pequeña Diómedes.
La diferencia horaria oficial entre ambas islas
es de 21 horas, y así cuando en el lado ruso son las 12 del mediodía, 4 km al
Este son las 3 de la tarde del día anterior. En realidad, como es lógico, la
hora solar en ambas islas es exactamente la misma.
En invierno, cuando el mar se congela, las dos
islas quedan unidas por el hielo, y ese trozo de océano se convierte en el
único lugar del mundo en el que se puede cruzar del ayer al hoy o del hoy al mañana…
¡a pie!
Hoy, en tiempos de paz y convertida la Unión soviética
en una Federación Rusa mas amistosa, hay varios proyectos para levantar
monumentos simbólicos al acercamiento entre ambos países. Uno de ellos es el
llamado “Puente de la Memoria”, que uniría las islas y que se convertiría en el
primer enlace físico entre Asia y América.
Humberto Eco, el renombrado escritor y filósofo
italiano, escribió en 1994 en su novela “La isla del día de antes” la historia de un
nombre del siglo XVII que naufragó en la línea del cambio de fecha entre las dos
Diómedes.
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