“Con un cocuyo en la mano,
con un tabaco en la boca,
un indio sobre una roca
miraba el suelo cubano.”
Hatuey y Guarina,
Juan Cristóbal Nápoles
Fajardo,
“El Cucalambé”
Marlene María Pérez Mateo
Los primeros
cultivos de tabaco se remontan de cinco a tres mil años antes de Cristo, en la
zona andina del Sudamérica. Aunque ya de manera permanente su cultivo se
establece en la zona tropical caribeña. En 1552 Fray Bartolomé de las Casas,
estando ya en Cuba, lo describe así,
delineando ya desde entonces los aspectos aditivos:
“.. siempre
los hombres con un tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sus
sahumerios, que son unas hierbas metidas en una cierta hoja, seca también, a
manera de mosquete hecho de papel, de los que hacen los muchachos en la pascua
del Espíritu Santo y encendida la un aparte del; por la otra chupan, o sorben,
o reciben con el resuelto para adentro aquel humo; con el cual se adormecen las
carnes y cuasi emborracha, y así dicen que no sienten el cansancio. Estos
mosquetes, o como les llaman ellos
tabaco... Españoles conocí ….., que los acostumbraban a tomar, que siendo
reprendidos por ello, diciéndoles que aquello era vicio, respondían que no era
de su mano dejarlos de tomar; no sé que sabor o provecho hallaban en
ellos.”
Existen otras descripciones de su uso por parte
de conquistadores como Oviedo,
conquistador español, quien lo refiere como “Cohíba” y describe las llamadas
Pipas de la Paz. Su comercio al viejo mundo lo iniciaron dos compañeros de
viaje de Colón, Rodrigo de Janz y Luis de la Torre, ganándose por ello una
furiosa persecución inquisitoria, por
considerarlo diabólico. Una vez sobrepasado tal susto histórico; Felipe
II, Rey de España, ordenó a Hernández de Boncato el traslado de las primeras
semillas de la planta a Europa. En particular a Cigarrales en Toledo; de allí
se derivó la palabra “cigarro”; hacia 1559.
En igual fecha nace otro de los nombres
relacionados con la popular planta y este fue “nicotina”. Gracias a Jean Nicot
y Villemain, embajador francés en Portugal, quien envió a la reina Catalina de
Medicis, hojas de tabaco con el fin medicinal en el tratamiento de cefaleas
migrañosas. James Bonsack mucho después ideó una maquina automática para su
manufactura. Linneo la incluyó en su clasificación botánica bajo el nombre “Genus
Nicotiana Tabacum” y sus mas de 70 especies.
La voz tabaco procede de la lengua taina Arawakan,
hablada en el Caribe prehispánico para identificar lo que para ellos era un
regalo divino del creador divino cuyo humo ascendía al cielo.
El tabaco se fuma, se mastica, se tuerce, se esculpe y se pinta. Milton Bernal Castro (1960) artista cubano empírico lleva al lienzo incrustaciones de hojas de tabaco acompañadas por óleos y lienzos. Se conserva la textura y el color natural. Son obras sencillamente impactantes, teniendo a la mujer como referencia constante. Bernal ha sido expuesto y premiado en múltiples ocasiones. Aunque no es la plástica su profesión es lo que mas le ha dado a conocer. Su cuadro “Virgen de La Caridad del Cobre” con sus dos variantes, sobre las aguas y sobre el palmar, con cambios en la posición del niño Jesús, fueron su entrada en el mundillo de mi parnaso pictórico. Enhorabuena y bien-hallada. Ahora lo comparto con ustedes, lectores de La Gaceta en esta serie por “Los 400 años...”, espero la disfruten. La autora.
Marlene
María Pérez Mateo
Abril
2012
“A los
400 años”
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