2 de febrero de 2012

OBAMA DICE A LOS CATÓLICOS: ¡VÁYANSE AL DIABLO!


Obama dice a los católicos: 
¡Váyanse al diablo!

 Monseñor David A. Zubik, Obispo de Pittsburg, ha publicado en la página web de la diócesis que dirige, esta carta abierta a sus feligreses, la que reproducimos íntegramente a continuación dada su extrema importancia.

«Es duro de creer, pero ha pasado. Es como una bofetada en la cara. La administración Obama acaba de decir a los católicos de Estados Unidos: «The Hell with you"» (“Váyanse al diablo”). No hay otra manera de decirlo.

A principios de agosto, el Departamento de salud y servicios asistenciales de la Administración Obama lanzó las directrices para la implementación de la Ley de cuidados y protección de los pacientes. Las directrices mandaban que para el verano de 2012 todos los planes individuales y colectivos de seguros de salud, incluídos planes de auto-seguro cubrieran toda la contracepción aprobada por la FDA [Food and Drug Administration, Administración de Fármacos y Alimentos], procedimientos de esterilización y fármacos abortivos.

Un millón de cosas están mal enfocadas: confundir embarazo con enfermedad; ordenar que cada empleador pague para procedimientos de contracepción incluidos supuestos contraceptivos que son de hecho drogas inductivas del aborto; forzar a los ciudadanos americanos a elegir entre violar sus conciencias o proveer servicios de cuidados de salud; ordenar tal tipo de cobertura a cada mujer individual sin ni siquiera permitirle no optar por ello; forzar a cada persona a pagar por tal cobertura sin importar lo que le ordene su conciencia.

Seamos francos. El entero proceso de ordenar estas directrices socava el procedimiento democrático en sí mismo. En esta instancia, el mandato declara el embarazo como una enfermedad, fuerza una cultura de la contracepción y el aborto en la sociedad, y todo ello sobrepasando totalmente el procedimiento legislativo.

Este es un Gobierno de “hágase”, que ataca los derechos de todos –no sólo de la Iglesia Católica, no sólo de gente de cualquier religión-. En ningún otro momento en la historia ha existido tal intrusión gubernamental en la libertad no sólo por lo que a religión se refiere, sino también traspasando toda frontera ciudadana. Fuerza a todo empleador a subsidiar una ideología o a pagar una multa mientras busca alternativas para cubrir el cuidado de la salud. Socava el entero concepto y esperanza de reforma del sistema de salud enlazándolo irreversiblemente al fanatismo de los burócratas pro-aborto.

Para nuestra Iglesia, este mandato habría de aplicarse en toda instancia en la que la Iglesia actúe como empleador. La orden exigiría a la Iglesia Católica como empleador violar sus creencias fundamentales concernientes a la vida humana y a la dignidad humana, forzando a las entidades católicas a proporcionar contraceptivos, cobertura de esterilización e incluso fármacos abortivos.

Hay una, por así decir, “eximente religiosa” al mandato, pero está tan estrictamente diseñada que, como indican los más críticos, ni Jesucristo y los Apóstoles habrían cabido en ella. La así llamada “eximente” sólo se aplicaría a las instituciones católicas que cumplan los siguientes requisitos: 

Sólo emplea a católicos.

El propósito primario de la institución o servicio es directamente la instrucción en la fe católica.

Las únicas personas a las que atiende la institución son los que comparten los principios religiosos católicos. (Intente Ud. encajar esto con nuestra Cáritas local que atiende a 80.000 personas cada año sin discriminación alguna por razón de credo. ¡Sería imposible!).

Prácticamente hablando, bajo el mandato propuesto no habría eximente religiosa para los hospitales, las universidades, los colegios mayores, los asilos y los numerosos servicios católicos tales como Cáritas. Se podría determinar fácilmente que la eximente religiosa tampoco es de aplicación a escuelas superiores, a escuelas de primaria y parroquias católicas, desde el momento en que muchos empleados no son católicos y atienden a estudiantes y a muchos otros que no comparten las creencias religiosas católicas. Tan estricta eximente religiosa no tiene simplemente precedentes en la ley federal.

El pasado mes de septiembre os pedí que protestarais por estas directrices ante Kathleen Sebelius, secretaria del Departamento de salud y servicios humanos, y que contactarais con los líderes del Gobierno federal. Os pedí que exigierais que este defectuoso mandato fuera rechazado por su interferencia sin precedentes en la libertad religiosa y en la libertad de conciencia de la comunidad católica, y en nuestro procedimiento democrático básico.

Así lo hicisteis. Y os acompañaron católicos de todo el país (y muchos otros también) que alzaron su voces contra el mandato, alzaron sus voces contra una eximente religiosa tan insignificante.

El 20 de enero de 2012, la administración Obama os ha contestado a vosotros y a mí. La respuesta ha sido muy simple: “Váyanse al diablo”.

Kathleen Sebelius anunció que el mandato no sería revocado y que la eximente religiosa no se extendería. En su lugar, afirmó que los grupos sin ánimo de lucro –lo que incluye a la Iglesia Católica- tendrían un año para adaptarse a la nueva reglamentación. Simplemente despreció las preocupaciones de los católicos bajo la engañosa excusa de respetar las preocupaciones y elecciones de las mujeres.


¿Se puede insultar más a los católicos, sugiriendo que no nos preocupa lo más mínimo los temas relativos a la salud femenina? La Iglesia Católica y personas católicas han creado los servicios de cuidados sanitarios que son reconocidos en todo el mundo por sus compasivos cuidados para cualquiera, independientemente de su credo, sus circunstancias económicas y desde luego, su sexo. En tantas partes del mundo -Estados Unidos incluidos- la Iglesia es seguridad social.

Kathleen Sebelius y a través de ella, la administración Obama, han dicho “Váyanse al diablo” a la feligresía católica de los Estados Unidos

¡Al diablo con sus creencias católicas!
¡Al diablo con su libertad religiosa!
¡Al diablo con su libertad de conciencia!

Os damos un año, nos dicen, y luego tendréis que pasar por el aro. Como el Cardenal Timothy Dolan arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia de obispos católicos de los Estados Unidos respondió «efectivamente, el presidente nos dice que tenemos un año para ver el modo en que conseguimos engañar a nuestras conciencias».

Como os escribí el pasado mes de septiembre, con este mandato el procedimiento democrático está siendo ignorado, mientras nos exigen a nosotros que ignoremos a nuestras creencias. Y se nos exige no sólo violar nuestras creencias, sino además, pagar por esa violación; subvencionar la imposición de la cultura de los contraceptivos y el aborto en cada persona de los Estados Unidos.

Es hora de volver a trabajar. Nos han dado un año para adaptarnos a la norma. ¡No podemos! ("we can´t !", por contraposición al "we can!" de Obama) Sencillamente, ¡no podemos!

Escribid al Presidente.
Escribid a la Secretaria Sebelius
Escribid a vuestros Senadores.
Escribid a vuestros Congresistas.

 He aquí lo que podéis escribir: ».

"Dear (Representative):
“In early August, the Department for Health and Human Services released guidelines that would force Catholic institutions to subsidize through their health care plans contraception, sterilization procedures and pharmaceuticals that even result in abortion.

“It was announced on January 20thby Kathleen Sebelius, secretary of the U.S. Department for Health and Human Services, that this mandate is affirmed and that non-profit institutions, including the Catholic Church, have one year to adapt to the mandate.

“This is a direct threat to the religious liberty of Catholics, freedom of conscience and the social service ministry of the Catholic Church. The so-called ‘religious exemption’ in the mandate is no exemption at all as it would require any Catholic institution (that serves non-Catholics or employs non-Catholics) to violate Catholic belief, discontinue to provide health care, or close its doors.

“I ask that you do all possible to rescind the ‘Preventive Service Mandate’ as an unprecedented federal interference in the right of Catholics to serve their community without violating their fundamental moral beliefs.”
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Dirección del Presidente Obama:
President Barack H. Obama,
The White House,
1600 Pennsylvania Ave. NW, Washington, D.C. 20500

(Ph 202-456-1111).
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Remitido por M. del Carmen Expósito
 

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