29 de enero de 2012

REFLEXIÓN


Sinagoga de Cafarnaún, hoy. (foto:adg)

 En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún
y cuando el sábado siguiente fue a la Sinagoga a enseñar, 
se quedaron asombrados de su enseñanza, 
porque no enseñaba como los letrados, 
sino con auroridad..."
Marcos, 1, 21

Una autoridad basada en el amor

Eres la fuente de mi inspiración,
la semilla que mis manos dejan en el surco.
La llama viva con la cual intento prender el mundo.
El amor infinito que pone al descubierto el mío,
limitado, cerrado e interesado.
Eres, oh Dios, el dueño de la existencia.
Aquel que en el silencio habla
y en el amor tiene su último y mejor mensaje.
Aquel que, cuando se le llama,
tarde o temprano responde.
Aquel que, cuando se le arroja fuera del mundo,
sigue aguardando el retorno
con manos tendidas y abiertas.

Javier Leoz, 
Betania.es

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