El “gordo”
que todos anhelan
Varias guerras devastadoras, unas cuantas
crisis económicas, cambios de moneda, repúblicas, monarquías, dictaduras,
democracias: todo ello ha sido superado en España por la Lotería de Navidad desde
que comenzara a celebrarse hace 200 años (bajo la denominación de «Lotería
Moderna») en 1812.
España sufría entonces una de las peores crisis
de su historia contemporánea: las hambrunas de 1808 y 1812, unido a los
enfrentamientos con los franceses y las epidemias, que produjeron a lo largo de
la guerra unas pérdidas económicas gigantescas y un descenso demográfico de entre
560.000 y 885.000 habitantes en una población que apenas superaba los 10 millones.
Y lo peor de todo, el Gobierno aún necesitaba más dinero para seguir asumiendo
los elevados gastos militares hasta el final de la guerra, en 1814.
En esta
coyuntura de crisis se celebró el primer sorteo navideño, el 18 de diciembre
de 1812, en Cádiz, a través de papeletas con los números impresos. Y el
primer «gordo», dotado de 8.000 reales, se lo llevó un españolito de a pie tras
gastarse sólo 40 en el número 03604. Era la primera vez que la Lotería de
Navidad «escogía» a su afortunado, tras cuatro años de penurias y combates, y
poco después de la salida definitiva de los franceses de Andalucía.
Esta
progresiva retirada de las tropas napoleónicas hizo que la Lotería,
circunscrita en principio a Cádiz y San Fernando, se implantara después en
Ceuta y más tarde en toda la comunidad andaluza, instalándose finalmente en
Madrid en 1814, ya con el sistema de bombos y bolas establecido un año antes.
Nunca han
faltado desde entonces los españoles a su cita con la (mala) suerte en Navidad,
comprando cada vez más décimos (en 1832 ya se emitían 12.000 números), hasta el
punto de que los bombos metálicos vigentes desde 1850 llevan
cada año a la Administración, ante la imposibilidad de introducir más bolas en
ellos, a ampliar las series correspondientes a cada número.
Desde entonces, miles de historias preciosas, trágicas o increíbles
alrededor del sorteo de Navidad han llenado páginas año tras año. Durante la
guerra Civil sufrió la misma «suerte» que el resto de los
españoles, quedando dividida en una Lotería republicana y otra nacional. Y es que las bombas no pudieron con la ilusión
del «gordo», en unos años en los cuales la venta de décimos supuso un 1,1% del
PIB, es decir, un 3% de los ingresos del Estado.
El
Sorteo
Extraordinario de Navidad se celebra todos los años el 22 de diciembre en
el salón de sorteos Loterías y Apuestas del Estado en Madrid. El de este año consta de 180 series,
compuestas cada una de ellas por 100.000 billetes (divididos a su vez en
décimos). El precio de un número completo es de 36.000 euros, y el de cada
billete es de 200 euros, dividido en décimos de 20 euros.
El
sorteo se realiza por el sistema tradicional, un bombo para números y otro para
premios; tiene una duración aproximada de tres horas. La cita del 22 de
diciembre con el Sorteo Extraordinario de Navidad convoca cada vez a más
participantes. Las ventas de boletos para ese día suponen casi la mitad del
volumen total de la lotería que se vende al año. El
periodo de venta de este sorteo es el más largo del año, ya que las administraciones
reciben los números las primeras semanas de julio. Por ello no es de extrañar
que sea también el más vendido y popular de los sorteos.
Todos
los establecimientos de la Red
Comercial de Loterías y Apuestas del Estado, desde el 2 de
julio, tienen carteles autoadhesivos en los que se informa sobre la prohibición
de la participación de los menores de 18 años.
La Diosa
Fortuna volverá a repartir suerte este año entre unos pocos, mientras la
mayoría seguiremos gastando más y más, aunque las cosas vayan de mal en peor.
Fuentes:
ABC, Madrid.
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