21 de septiembre de 2011

CANDADOS DEL AMOR



Candados del amor
también sobre el Tajo y el Guadalquivir


Ana Dolores García

 Se trata de lo que se ha dado en llamar “el fenómeno Moccia”.  Un fenómeno que  ha explosionado ya en buena parte del mundo, especialmente en Europa. España no ha podido ser ajena a tal fenómeno y ya vemos sobre sus puentes un sinnúmero de candados que representan promesas de amor eterno.

Todo comenzó en Italia, es decir al menos la idea, porque se le ocurrió hace años al escritor Federico Moccia en su novela “Perdona si te llamo amor”, que ya ha sido llevada al cine.  Los enamorados protagonistas sellan su amor con un candado y arrojan la llave al río. El candado quedará sobre el puente como testimonio de aquel sello de amor, y en él dejarán marcadas  sus iniciales o nombres. 

El puente escogido por Mocca en su novela fue el  Milvio, sobre el río Tiber, en Roma. Ahora ya no es solamente el Milvio el puente que exhibe y almacena candados: el ritual se ha extendido a  otros puentes de Roma, de Italia, de Europa... Roma además se ha llenado de grafitis en los que se reproducen las románticas frases de la novela. Y puentes y grafitis se anotan ya como atracción turística en las guías de las agencias de viaje.  

A la vez se han generado implicaciones políticas en Italia: el grupo de centroizquierda, “La Margarita”   propuso que los numerosos candados se quiten una vez al mes y que el dinero que se obtenga al vender la chatarra se done a la Cruz Roja italiana. Sin embargo, el partido de centroderecha  Forza Italia” cree que es una "ofensa a los enamorados" y recuerda que en estos momentos en que hay tantos mensajes de odio no se pueden «banalizar los sentimientos de amor».

El fenómeno Moccia –la película- llegó a España a fines del mes de abril del pasado año. El libro lo había hecho dos años antes.   Ya son incontables los candados del amor que se adhieren a los pasamanos o cuelgan de alambres colocados para ello en  los puentes españoles, tanto en Badajoz y Orense  como en Murcia o Asturias.  No pueden   quedar excluidos  de este  ritual ni el saleroso y sevillano puente de Triana, ni el castizo y austero puente Alcántara de Toledo, porque al igual que en otras ciudades, los enamorados encierran su amor con un candado  al que convierten en símbolo, y creen firmemente que mientras permanezca cerrado ellos también  quedaran enlazados, unidos uno al otro, felices y enamorados.  

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