31 de julio de 2011

.

El domingo del pan que sacia el hambre

- Yo, Señor,  quiero multiplicarme
y siento que mis fuerzas se debilitan.
Quiero llegar lejos,
y me quedo agotado al volver la esquina.
Quiero, en tu nombre,
dar mucho de lo que presumo,
y miro, con egoísmo, las migajas
que de mi mesa caen al suelo.

Yo, Señor, ¿cómo lo hago?
¿Cómo hago para dar sin recibir nada a cambio?
¿Cómo hago para no volver mi espalda
ante tanto desgarro?
¡Dime, Señor! ¿Cómo lo hago?
Porque, Tú bien sabes, Señor,
que yo soy el primer necesitado:
necesitado de tu pan y de tu abrazo
necesitado de tu pan y de tu Palabra
necesitado de tu pan y de tu presencia
necesitado de tu pan y de tu aliento.

Señor, ¿cómo lo hago?
Cómo multiplicarme sin riesgo
de quedar arruinado por el intento.
Cómo compartir y repartir
lo que, en mí, sobra y no es necesario.

¡Ya lo sé, Señor!
Sólo mirándote a Ti,
sólo siguiéndote a Ti,
sólo escuchándote a Ti,
encontraré la respuesta en mi camino:
donde hay fe,
donde está Dios,
donde vive Cristo,
donde habla el Espíritu,
todo se multiplica por cien o por mil.

Javier  Leoz,
www.betania.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario