1 de enero de 2011


MIENTRAS LA HABANA DUERME


Por Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Mientras La Habana duerme, la guitarra del viejo Solís no para de sonar, más cuando las últimas horas de cada año corren por sus acordes improvisados en las cuerdas adaptadas de nilón para pescar, que se parten una y otra vez con el puntear de los dedos. La ranchera o el bolero mutan en nuevas versiones con cada nuevo sorbo de alcohol y su estómago se pega cada vez más al espinazo.

Melba Prieto tiene 76 años. Al caer cada tarde abandona su casa en El Vedado, siempre a escondidas de sus nietas e hija. Consigo lleva viejas fotos y recetas médicas; también sus recuerdos de niña cuando jugaba en la finca Birán, propiedad de la familia Castro Ruz, o de la adolescente que vino a La Habana con la caravana rebelde un enero de 1959.

De calle en calle, de hospital en hospital, Melba alivia con sus historias disparatadas el alma de los que pierden o tienen convaleciente a un familiar o amigo. “Soy revolucionaria y serví por 47 años en los órganos de la Seguridad del Estado”, dice, al mismo tiempo que se pregunta –entre risas- por qué el café y las frutas no saben igual después del triunfo revolucionario.

Mientras La Habana duerme, el negro Francisco busca su suite adecuada para pernoctar, en portales o funerarias, sin más colchón que una caja de refrigerador y unas cuantas ediciones de periódicos como edredón. Suele confundirse entre los dolientes y hasta contribuye con lágrimas que brotan cuando rememora la muerte de su esposa o las sinvergüencerías de su hijo exiliado.

Así –mientras La Habana duerme- corren los diciembres para otros tan parranderos como Solís, tan elocuentes y perturbados como Melba Prieto y tan despreciados como el negro Francisco; artistas o predicadores en la miseria, la desesperanza, el olvido y la tristeza ajena.

La juventud y sus bohemios también se apresuran, con botellas de alcohol en mano y barbitúricos de contrabando, a conseguir bacantes en esas noches que cruzan hacia un mismo enero. Oportunidades y espacios de esparcimiento se les extravían con los vientos del sur hacia el norte, o se corrompen como esa vieja barca ideológica anclada en el espigón de los jeques verde olivos.

Es curioso que con las fiestas navidades y de año nuevo, en el 2010 engalanadas para el aniversario 52 de la revolución, y el blandir de lineamientos y consignas empalagosas, se reconsidere reclutar corazones grises. Es risible pretender creer también en lo ceremonial de un bailable, un concierto de la nueva trova o ferias de libros y agropecuarias organizadas en todo el país, máxime cuando en el primer trimestre de 2011 las plantillas se exprimirán aún más y la libreta de racionamiento entrará en estado de shock.

Granma, Órgano del oficial Partido Comunista de Cuba, la Mesa Redonda Informativa de la Televisión Cubana, los telecentros provinciales y las radiodifusoras locales, resumen lo mejor acontecido en Cuba en los 365 días del 2010, además de anunciar la cartelera de actividades festivas por el nuevo año, eso sí, y que a nadie le quepa dudas, bajo los cánticos de una revolución falseada.

Ninguno de ellos –órganos de prensa- tiene la osadía de laborar en una madrugada fría de diciembre y reportar la desidia navideña, o los pormenores en la historia de esos duendes desprotegidos que vagan por sus noches de ronda. Tampoco estiman el volumen de primicias que puede deparar una fiesta de fin de año dentro del círculo de poder.

Eventos inesperados de la vida me permitieron oír las historias de Melba Prieto y escuchar los boleros de Solís. También ver las lágrimas desconsoladas de Francisco. Todo mientras La Habana duerme. El horario diurno no se hizo para ellos y es posible que con el trasnochar su salud se quiebre. De seguro tendrán relevo.

odelinalfonso@yahoo.com


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