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S.O.S. POR LOS CRISTIANOS * En medio de la indiferencia de la comunidad internacional, la situación de los cristianos iraquíes se precipita cada día que pasa. En sólo diez días la comunidad fue atacada tres veces en Bagdad y en las periferias de la capital. El 31 de octubre un grupo de terroristas, que reivindicó su pertenecía a Al-Qaeda y a las formaciones locales de la yihad islámica, irrumpió en la catedral de Nuestra Señora del Socorro donde una numerosa comunidad se encontraba reunida para la Misa dominical. Los terroristas comenzaron a disparar a la gente que se encontraba en oración, sin tener en cuenta ni a las personas que estaban de rodillas: fue una masacre, 58 muertos (entre los que se encontraban 8 niños y 3 sacerdotes) y un centenar de heridos.
Otro día, 18 de noviembre, otras dos personas, también en Bagdad, fueron asesinadas frente a sus viviendas, dentro del principal barrio cristiano de la capital, mientras otras nueve fueron heridas. Por último, el 10 de noviembre, con un ataque simultáneo a los barrios tradicionalmente cristianos y a las respectivas iglesias, con granadas dieron muerte a otras 6 personas (33 heridos).
Según el Patriarca de los Caldeos, Cardenal Emmanuel III Delly, los terroristas de Al-Qaeda “están haciendo la cacería a los cristianos en cada barrio de Bagdad”, con el objetivo de cancelar su presencia definitivamente en el país.
Algunos medios informativos internacionales consideraron esto una exageración, pero una confirmación insospechada a estas palabras llegó propiamente en días pasados gracias a un comunicado emitido por las milicias terroristas, según el cual cada cristiano presente en el país “es considerado un legítimo adversario”. En la misma declaración se hace referencia a la apenas tolerada presencia cristiana en Egipto, “que se debe erradicar para siempre, del mismo modo".
En efecto, las cifras son impresionantes: sólo en Bagdad han sido atacados más de 40 lugares, entre iglesias y monasterios cristianos, de un total de más o menos 65, sin contar las viviendas y las escuelas.
Frente a este ataque reiterado, el éxodo parece ser la única solución razonable: en el giro de pocos años más de la mitad de la gran comunidad cristiana iraquí prefirió huir al exterior, dejando el país para siempre. Al final de los años 90, los cristianos residentes eran más de un millón mientras que hoy aparecen apenas 400.000, y la cifra tiende a bajar cada día en medio de la indiferencia general.
Frente a este ataque reiterado, el éxodo parece ser la única solución razonable: en el giro de pocos años más de la mitad de la gran comunidad cristiana iraquí prefirió huir al exterior, dejando el país para siempre. Al final de los años 90, los cristianos residentes eran más de un millón mientras que hoy aparecen apenas 400.000, y la cifra tiende a bajar cada día en medio de la indiferencia general.
Muchos posiblemente no saben que se trata de la única población cristiana en el mundo (los caldeos) que habla además el arameo, la lengua de Jesucristo: un testimonio de fe viviente. Un pueblo autóctono, ligado al Iraq de siempre y de antiquísimas raíces: su presencia proviene, en efecto, de la predicación apostólica y precede (obviamente por siglos) a la llegada del Islam.
Pero Iraq no es el único país donde el cristianismo está sufriendo persecuciones inauditas. En Pakistán la semana pasada una joven mujer, madre de tres hijos, fue condenada a muerte porque hablando con sus amigas sobre Jesús había ofendido la figura de Mahoma. Según la ley sobre la blasfemia en vigor en el país, se castiga la ofensa o crítica pública del Corán o del profeta, con la pena capital. Luego de ser golpeada, fue enviada al tribunal que dictó sin miramientos el absurdo veredicto.
De esta misma manera, en años pasados fueron condenadas decenas de personas injustamente, algunas “culpables” por haberse convertido a Cristo. Alrededor de Asia Bibi (nombre de esta mujer) se está naciendo ahora una relevante movilización, pero el episodio subraya una vez más la increíble situación de postración que la pequeñísima comunidad cristiana presente en el país es obligada a vivir.
Tornando al África, en el Congo, uno de los tantos sacerdotes empeñados en el campo de los derechos humanos, don Christian Bakulene, fue asesinado por los grupos armados que buscan impedir por todos los medios el desarrollo democrático y el proceso de pacificación en curso en el país (9 de noviembre). Episodios de violencia, ataques y agresiones continuas contra cristianos laicos, por los mismos motivos, se registran últimamente en India y Vietnam.
Según los últimos datos del OSCE, más del 75% de las persecuciones religiosas en el mundo tienen por objetivo a los cristianos, que más de una vez vienen siendo discriminados y golpeados por el simple hecho de ser tales, es decir, seguidores de Cristo.
Los impresionantes episodios relatados aquí someramente, han sucedido todos en el marco de apenas diez días, y no hacen otra cosa que confirmar lo expresado anteriormente. Esta terrible evidencia es una de las realidades que el Occidente contemporáneo no se cansa de ignorar.
Omar Ebrahime
Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuân
Colaboración: Ramón H. Ramos.
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