La Otra Macorina
Ana Dolores García
Los cubanos evocamos siempre la imagen de la Macorina real, la que se paseaba por las calles de La Habana suscitando el asombro de los habaneros al timón de su convertible rojo inmortalizado en lienzo por Cundo Bermúdez, y la que también se paseaba por elegantes prostíbulos enervando la lujuria de los caballeros de la época. Esta Macorina, María Calvo Nodarse, ha quedado reservada sólo para los cubanos.
Quien primero le cantó fue Abelardo Barroso en aquel popular danzón, «Ponme la mano aquí, Macorina», del que ya apenas casi sólo recordamos el estribillo:
Ponme la mano aquí, Macorina,
pon, pon, pon, Macorina,
pon, pon, Macorina.
pon, pon, pon, Macorina,
pon, pon, Macorina.
Yo conozco una vecina
que me tiene alborotao,
me enteré que en los paraos
la llaman la Macorina.
Ponme la mano aquí, Macorina,
que me muero, Macorina.
ponme la mano aquí, Macorina,
que estoy loco, Macorina.
Ella gasta gasolina
en su carro colorao,
y sigue con el tumbao
que ella es la gran Macorina.
Allá va la Macorina
en su carro colorao,
ella va p'a los saraos
con su tremendo tumbao.
Le dicen la Macorina
con su carro colorao.
que me tiene alborotao,
me enteré que en los paraos
la llaman la Macorina.
Ponme la mano aquí, Macorina,
que me muero, Macorina.
ponme la mano aquí, Macorina,
que estoy loco, Macorina.
Ella gasta gasolina
en su carro colorao,
y sigue con el tumbao
que ella es la gran Macorina.
Allá va la Macorina
en su carro colorao,
ella va p'a los saraos
con su tremendo tumbao.
Le dicen la Macorina
con su carro colorao.
El mundo canta ahora a otra Macorina a la que en realidad no conoce. Hoy, la versión más popularizada es la que Chavela Vargas, (nacida en Costa Rica y de nacionalidad mexicana), popularizó en los comienzos de los años sesenta. Según ella misma relata, Alfonso Camín (1890-1982), poeta asturiano aplatanado en Cuba, escribió los versos para ella, a los que la propia cantante puso música, conservando el estribillo original del danzón de Barroso.
Al respecto, valgan estos párrafos recogidos de
http://albinosuarez.blogspot.com/2007/08/macorina-y-chavelavargas_26.html):
«Hay un hecho que no ha trascendido mucho, pero que ocurrió en México. Chavela Vargas recitaba y cantaba Macorina alardeando de ser la autora de la composición. Este hecho llegó a oídos del verdadero autor de la letra, Alfonso Camín, quien advirtió a la Vargas que no siguiera por ese camino de apropiación indebida, que todavía estaba él allí, como autor…»
Finalmente, la Vargas, en sus apariciones como cantante, al presentar esta canción que ella considera como su propio himno de guerra, se avino a acreditar la autoría de la letra a Alfonso Camín.
Es más, antes que Chavela Vargas le pusiera música, Eusebia Cosme ya recitaba en La Habana la Macorina de Camín, al igual que hacía con otras de sus obras, como «Damasajova» y «Elogio de la negra», pues Alfonso Camín fue un destacado cultivador de la poesía afrocubana.
Luego de ser popularizada por Chavela Vargas, la mítica Macorina llegó a ser himno de batalla de la guerrilla salvadoreña. Chavela lo explica así: «Cuando el soldado exclama «Ponme la mano aquí, Macorina», le está pidiendo a ella que le coloque la mano sobre la herida que ha dejado una bala en su pecho».
Otras muchas leyendas se han adjudicado a esta canción, ajenas a su verdadero origen. Alguna de estas leyendas apunta a que la original versión data del siglo XVII y se refiere a una mujer que luchaba por la independencia de una colonia hispanoamericana.
La Macorina de Camín y Chavela se cataloga como una de las canciones más eróticas y sensuales que hayan existido, porque como alguien ha dicho, «su sensualidad puede tocarse, olerse y saborearse…»:
Tus pies dejaban la estera
y se escapaba tu saya
buscando la guardarraya
que al ver tu talle tan fino,
las cañas azucareras
se echaban por el camino
para que tú las molieras
como si fueras molino.
Tus senos, carne de anón,
tu boca una bendición
de guanábana madura,
y era tu fina cintura
la misma de aquel danzón.
Después, el amanecer
que de mis brazos te lleva,
y yo sin saber qué hacer
de aquel olor a mujer,
a mango y a caña nueva
con que me llenaste al son
caliente de aquel danzón.
y se escapaba tu saya
buscando la guardarraya
que al ver tu talle tan fino,
las cañas azucareras
se echaban por el camino
para que tú las molieras
como si fueras molino.
Tus senos, carne de anón,
tu boca una bendición
de guanábana madura,
y era tu fina cintura
la misma de aquel danzón.
Después, el amanecer
que de mis brazos te lleva,
y yo sin saber qué hacer
de aquel olor a mujer,
a mango y a caña nueva
con que me llenaste al son
caliente de aquel danzón.
Chavela Vargas en la versión original de su «Macorina»:
http://youtube.com/watch?v=cF6jEclOMcw
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excelente nota... saludos desde www.chavelavargas.com.mx
ResponderEliminarMuchas gracias, MemuZ por su nota. Me alegro haya encontrado interesante este comentario sobre un tema triplemente popular, el ya casi olvidado son cubano, los versos de Camín y la extraordinaria presentación que de ellos hizo Chavela Vargas con su distintiva interpretación.
ResponderEliminarSaludos afectuosos,
lola