5 de julio de 2016

Cuba: algunos cambios deseables pero, ¿esperables?


Cuba: Algunos cambios deseables
pero, ¿esperables?

Alejandro Rodríguez

Cuando empezaron los cambios –que parece que fue ayer por el largo inmovilismo-, pero que ya se acerca la primera década de “actualización” y el gobierno decidió que todo se haría siguiendo unos Lineamientos, los jodedores de siempre no tardaron en descomponer y chotear la palabra para darle un sentido menos solemne a la cosa:

-     ¿Sabes qué significa lineamiento?
-     ¿Qué?
-     Pues que primero te meto una línea y luego te miento.

El chiste estará un tilín pesado, pero trasluce el recelo que muchos tuvieron desde el principio. La interpretación mas directa, sin embargo, es posible hallarla en este otro que trata sobre un supuesto “saco de lineamientos”.

-     ¡Alto ahí, ciudadano! ¿Qué trae usted allí en ese saco tan sospechoso?
-     Normal, agente. Aquí traigo Lineamientos.
-     ¿Cómo que Lineamientos? ¿Qué falta de respeto es esa? A ver, abra ahí eso ahora mismo… ¡Pero aquí lo que hay son cangrejos, ¡mercancía illegal!
-     No, agente, de verdad le juro que son Lineamientos; mire: una muela, otra muela mas grande todavía, poca carne, y ¡déjalos sueltos pa´ que veas cómo van pa´trá y pa´ trá..!

Con esto intento ilustrar que en lo mas genuino de nuestras bases proletarias nunca coló del todo, ni creo que cuele ahora, la cafetera que nos anima todos los días en Granma a confiar como enamorados en un programa de desarrollo común que, por no ser, no es siquiera suficientemente público.

Voy a confesar que alguna vez sí me dejaron boquiabierto: nunca pensé, por ejemplo, que se relajaría la política migratoria así de pronto; y aunque luego se dieran pasos de Lineamientos…, o sea de cangrejo, con la restauración del permiso de salida para los profesionales de la salud, sin dudas se trató de una apertura auténtica, como mismo fue la oportunidad masiva al trabajo por cuenta propia.

Ambos constituyen cambios profundos con impacto significativo en la vida socioeconómica del país. Cambios, además, que suenan irreversibles  porque cuesta imaginar un repliegue forzado a estas alturas en que al menos medio millón de cubanos se han adaptado a vivir en libertad laboral.

En el colmo de la autoconmiseración hay quien ha dicho “si se arrepienten y se deciden a dar marcha atrás no habrá revolución social ni un carajo..”, pero no comparto esta hipótesis. El camino de seguir “actualizando” cosas, aun a velocidad de góndola de Venecia, o a niveles subjetivos, como es bajarle el precio al orégano en polvo… ¿? me parece la suposición correcta.

Lo preocupante es entonces que en la línea del cambio no aparezcan esbozados muchos de los problemas que mas machacan a la gente.

El transporte es uno de ellos. Han pasado casi diez años desde que los medios oficiales anunciaran la recuperación del ferrocarril con la importación de equipos de China y la reparación de las vías principales. Por ahí están las noticias entusiastas que llenaron planas durante todo el 2007.

Con ello contrasta ahora no solo la ausencia de la cacareada recuperación, sino también de un programa concreto que se proponga hacer del transporte ferroviario cubano algo mas que una fuente diarreas, cosas pegajosas, cucarachas alemanas y cuentos de horror y desesperación.

Si alguien quisiera una estampa de la Cuba que no se ve desde el malecón, sin pensarlo dos veces deberíamos mandarlo en el tren regular hasta Santiago de Cuba.

Yo hubiese querido también (y díganme hambriento, que no me duele), un lineamiento específico que prometiera la normalización del comercio de carne de res en Cuba. Aunque fuera demagogia, a uno le hubiera gustado leer que en “X” cantidad de años ya los campesinos podrían disponer de sus animales en calidad de dueños verdaderos, y que quedaría  atrás esa peculiaridad restrictiva, ridícula, seminorcoreana y única en toda la Vía Láctea.

Además, si hay párrafos enteros que hablan de campos de golf, una cosa que en Cuba solo le importa al 0,0001% de la población, ¿por qué no incluir uno sobre la carne de vaca, lo cual sí interesa a todo el mundo  menos al 0,0001% anterior que solo come vegetales importados de las praderas de Escocia.

La última vez que miré en una tienda, de reojo –porque si miro directo pierdo el equilibrio- un kilogramo de carne de res de primera calidad costaba 14 CUC, y las de segunda y tercera no bajaban de los 7. Eso significa que aun rebajándole el 50% a esos precios, cosa que seguramente no pasará en este siglo, seguirán estando muy por encima de la capacidad de compra del cubano común, igual que lo está el internet   de 2 CUC por hora tras la rebaja del 50% del precio anterior.

Otro asunto que brilla por su ausencia es el referente a la emigración juvenil y de profesionales: sería lindo que hubiese al menos un plan orientado por lo claro a evitar que se vayan los millones que se quieren ir y que regresen los que ya se fueron.

Me quedan aproximadamente 500 cambios deseables, incluyendo un amparo legal a las libertades de expresión y asociación que nos coloque al fin en la zona de los países civilizados, pero con esto ya los atormentaré otro día.

Reproducido de alejo3399.wordpress.com

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