La Aloja, el refresco
de la Villa y Corte
de Madrid
Acabamos de quitar el
envoltorio al séptimo mes del año, un periodo que por lo general en Madrid es
sinónimo de muy altas temperaturas. Reconozco que de mi vida en Madrid, su
asfixiante calor era lo que peor llevaba de todo. Quizás para combatirlo me
hubiese venido bien tomar los primeros refrescos que se consumieron en la
ciudad.
Como digo, durante los meses
de julio y agosto, Madrid se hace especialmente duro por ese calor que
sale rebotado de su suelo y que a la vez azota desde las alturas. La ciudad se
convierte en una gigante barbacoa en la que es complicado salir a la calle a
según que horas. Para llevar esta convivencia de la mejor manera posible
echamos mano de muchos líquidos que almacenamos en nuestras neveras pero ¿cómo
combatían este calor antiguamente?
En la actualidad es fácil
entrar a cualquier comercio y comprar una bebida bien fría de entre las
múltiples opciones que disponemos. Antiguamente no existían estos refrescos con
gas pero sí otros igual de efectivos. La primera receta de todas que hubo en la
Villa y Corte para sofocar los calores fue la aloja, una bebida
compuesta de agua, miel y especias que se tomaba muy fría. Antes de que los
refrescos con gas invadiesen nuestras vidas, en Madrid ya tenían sus propios
remedios.De hecho, hasta mediados del Siglo XIX hubo en Madrid numerosas
alojerías, donde se despachaba esta bebida, sin alcohol, que resultó la
precursora de una larga lista.
Estos establecimientos tenían en la puerta
una bandera blanca con una franja roja, distintivo que recordaba a las
tiendas de los campamentos cristianos, donde se repartía este brebaje a los
soldados con fines curativos. En 1640 se creó el gremio de los alojeros. Como
curiosidad, en tiempos de Mariana de Austria (esposa de Felipe IV) en 1647 se
consumían en Palacio, cada día, 252 maravedíes de aloja.
Más tarde llegaron las aguas
de anís, de hinojo, de romero etc… una evolución en donde posteriormente
aparecen bebidas que aún podemos seguir disfrutando como los granizados
o las limonadas.
¿Y cómo se hacía para servir
estas bebidas bien frías sin frigoríficos ni neveras? Es aquí donde toca
mencionar a los denominados Pozos de Nieve, unos lugares en los que se
almacenaba la nieve que los neveros traían con
sus mulas desde la Sierra de Guadarrama y que se ubicaban en la zona de la Glorieta de Bilbao. De estos
curiosos, y fundamentales lugares hablaré más adelante. El fuerte calor de
Madrid seguro que me lo recuerda en más de una ocasión a lo largo de todo el
verano.
© Manu, secretosdemadrid.es
*Aloja es el nombre
dado a diversos tipos de bebida en España, Argentina, Chile, Bolivia y
algunos otros países hispanoamericanos. Dependiendo del lugar del mundo al
que se refiera, la aloja puede tener diversas recetas. La etimología de la
palabra, pese a que la primera sílaba de la palabra sugiere un origen arábigo,
pasó al español desde el griego (ἀλόη (halóé), ὀξεῖα (óxia)= áloe
agrio) a través de la transcripción latina: aloxia.
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