TIEMPO DE CABAÑUELAS
(De nuestros
archivos)
Ana Dolores García
Según el diccionario de la RAE, las cabañuelas son un cálculo
que, observando las variaciones atmosféricas en los 12, 18 ó 24 primeros días
de enero o de agosto, forma el vulgo para pronosticar el tiempo que ha de hacer
durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente. En México se les
llama también así a las lluvias de invierno, y en Venezuela a las lluvias
ligeras que caen durante los primeros meses del año.
Como origen etimológico, la RAE señala que es un diminutivo en
desuso de la palabra cabaña. Sin embargo, historiadores mexicanos sostienen que
"cabañuela" proviene del nombre dado en el lenguaje maya a uno de los días que
servían de base para los pronósticos: el día “caván”. Agregan que a los pronósticos
de ese día los llamaban “cabanel”, y que ello dio origen a la palabra
castellanizada “cabañuelas”.
Es difícil establecer con exactitud los orígenes de esta
tradición, pero se cree que surgió en el Zamuc, o “Fiesta de las Suertes”, del
calendario babilónico, cuya versión hebrea sería la “Fiesta de los Tabernáculos
o Cabañuelas”. En la India también tenían doce días en la mitad del invierno
para vaticinar las condiciones climáticas próximas. En el México pre-colonial
se sabe que los aztecas adoptaron de la civilización maya este método.
Las cabañuelas fueron forjándose con siglos de observación y
comprobación de fenómenos atmosféricos vividos por gentes que sólo conocían y
dependían del cielo. Gentes que durante generaciones enteras estuvieron en
contacto directo con la Naturaleza y que sufrieron los fenómenos físicos
ignorando sus leyes. Origen similar deben haber tenido el “Farmer Almanaq” tan
conocido en los Estados Unidos y hasta la predicción de la marmota en el “groundhog
day” del 2 de febrero.
En Cuba, nuestros guajiros tampoco fueron ajenos al uso de las
"cabañuelas". Recuerdo vagamente que cada principio de año muchas personas
ancianas, preferentemente de origen campesino, prestaban especial atención a
cómo era el tiempo de cada uno de los doce primeros días del mes de enero. Este
rudimentario método les proporcionaba una confiable predicción meteorológica
para los doce meses del año, y les anticipaba cómo los cambios climáticos
podrían afectar sus cosechas. Los días en que lloviera o no, indicarían
respectivamente los meses de lluvia o de sequía.
Estas predicciones deben haber sido muy fáciles en Cuba en razón
a su clima, muy parecido durante todos los meses del año. ¿Que hubiera frío el
1 y el 2 de enero? ¡Zas!, haría frío también en esos dos meses, ¿Que el día 3
hubiera algo de viento? Normal para pronosticar los de marzo... y así
sucesivamente.
¿Base científica? No parece haber alguna. Sin embargo, las
cabañuelas fueron durante siglos un rústico modo de escudriñar la meteorología
y el único que tuvieron a su alcance nuestros remotos antepasados, aunque
naturalmente les proporcionó también no pocos pronósticos equivocados y la
adición de bastantes supersticiones. Todo queda en un gran misterio. Como lo
puede ser la relación existente entre las fases de la luna con las mareas o con
el sexo de los bebés, y la influencia de la luna llena en la conducta humana.
Poco a poco las predicciones meteorológicas fueron siendo más
técnicas y científicas en Cuba. El Ingeniero Millás, Director General del
Observatorio Nacional, y los PP. Gutiérrez Lanza y Goberna desde el
Observatorio del Colegio de Belén. no siempre coincidían en sus predicciones
pero de todos modos se acercaban bastante. Claro que ellos no contaban con los
flamantes equipos de los actuales Centros de Huracanes, pero a pesar de ello
nos ayudaron mucho en prevenir el paso de aquellas devastadoras tormentas.
Hoy, todo es mucho más complicado y oímos hablar de capas de
ozono que nos envuelven, de sus agujeros negros, del big Bang, del
calentamiento global o del cambio climático, y los fenómenos atmosféricos nos
los predicen desde satélites creados por el propio hombre. De de todos modos
nos siguen tomando por sorpresa las grandes catástrofes telúricas como los
sunamis y los terremotos.
© 2006-2016 Ana
Dolores García
Foto: estatuscronico.blogspot.com
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