La falsa paternidad de las
frases célebres
Ángel
Gómez Fuentes, ABC
«Y sin embargo, se mueve». Esta es la frase que todo el mundo recuerda
y que, por tradición, se ha atribuido siempre a Galileo Galilei (Pisa 1564 – Florencia 1642),
quien la habría pronunciado
después de abjurar de la visión
heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Inquisición. En realidad, Galileo nunca pronunció esa frase. Fue
inventada por el escritor italiano Giuseppe
Baretti en el 1757, con el objetivo de crear la imagen de una Iglesia
oscurantista incapaz de abrirse a nuevos descubrimientos científicos. Así lo
pone de relieve Adriano Ausilio,
apasionado lector y estudioso de filosofía, quien con ahínco se dedica a cazar engaños literarios de todo tipo, en
especial las atribuciones inexactas o falsas de frases célebres.
Cuenta el escritor Claudio Magris en el «Corriere» que Adriano Ausilio le ha advertido del riesgo que existe hoy
en día sobre falsificaciones: «Con la llegada de internet y las redes sociales, se ha difundido una
nueva tendencia: el uso incontrolado de las citas. Se adoptan, como buenas,
frases famosas porque se han leído en alguna parte o se escuchan y transmiten
por tradición, sin preocuparse de controlar su veracidad. La Red está llena de
webs que contienen antologías de citas históricas y literarias. Y es ahí
precisamente donde reside el error, porque esas citas no proceden de un
conocimiento directo de los textos, sino de compilaciones no muy fiables»,
explica Ausilio.
Paternidad falsa
La paternidad de muchas de
las más famosas frases se da por descontada, pero a menudo es falsa. Voltaire, uno de los principales
representantes de la Ilustración,
nunca dijo esta célebre frase que todo el mundo conoce y repite: «No comparto
lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». La frase es
fiel al pensamiento del escritor, historiador, filósofo y abogado francés, pero
quien la escribió fue Evelyn Beatrice
Hall, escritora británica, autora de una biografía del filósofo, en
1906, titulada «Los amigos de Voltaire».
No fue Joseph Goebbels, el ministro de
Propaganda nazi, el que pronunció una frase célebre contra la inteligencia:
«Cuando oigo la palabra cultura, le quito el seguro a mi Browning». Algunos se
la atribuyeron también a Millán-Astray,
el fundador de la Legión. Pero el autor fue Hanns Johst, dramaturgo alemán
nazi, quien la escribió en un texto de teatro. María Antonieta nunca dijo esta frase que se le atribuyó: «Si las
masas no tienen pan, que coman pasteles». La frase ya se conocía en tiempos de Jean Jacques Rousseau, época en la que
aún no había nacido la archiduquesa. Maquiavelo
nunca dijo explícitamente estas palabras que todo el mundo emplea: «El fin
justifica los medios». Estas palabras reflejan ciertamente su pensamiento, pero
él nunca las pronunció.
Los ejemplos son casi interminables
«Madame Bovary soy yo», dicen que respondía Flaubert cuando le preguntaban por la identidad de ese personaje.
Pero esa atribución es infundada, porque él nunca pronunció esa frase. Otra
famosa expresión atribuida a Antonio
Gramsci, «pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad»,
repetida siempre por los italianos, no es del fundador del Partido Comunista Italiano, sino del
escritor francés Romain Roland.
En los periódicos y en los
debates públicos, con las prisas que impone la actualidad, se acentúa el
recurso a lanzar citas incisivas, sin consultar la enciclopedia, porque nadie
va a leerse si realmente Julio César
dijo «Vine, ví y vencí». Pero, como señala Claudio Magris, muchas citas se
prestan, sin querer, a la falsificación. La paternidad de muchas de las más
famosas frases se da por hecha, pero a menudo es falsa. Comienza su artículo el
premio Príncipe de Asturias de las Letras (2004) subrayando que «Churchill dijo que los Balcanes
producen más historias de las que podemos digerir. Es un bello inicio para un
artículo. Pocas cosas como una cita ayudan a comenzar un escrito o a
reforzarlo». Y con ironía, Claudio Magris concluye así su artículo: «Espero que
haya sido realmente Churchill quien dijo esas palabras sobre los Balcanes…».
Muy interesante, sobre todo la frase de Galileo, que hasta hoy yo creía era verdad.
ResponderEliminar