Los comunistas prefieren Miami
Fernando Dámaso
A finales de la segunda década de la República, y hasta los años 80 del
siglo pasado, para los comunistas cubanos visitar Moscú era tan importante,
como para los cristianos Jerusalén o para los musulmanes La Meca. La Plaza Roja
y el Mausoleo de Lenin constituían hitos trascendentales de su preparación
ideológica. Por aquellos años, se entrenaban políticamente en la Unión
Soviética y también enviaban a sus hijos y nietos a prepararse en la misma, con
el objetivo de enfrentar y derrotar juntos al capitalismo y al imperialismo.
Años después, con los fracasos del socialismo real, la caída del Muro
de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética y del denominado campo
socialista, muchas cosas cambiaron. Miami, hasta entonces repudiada,
considerada "la capital de la mafia anticubana" y un importante
"centro de la contrarrevolución", comenzó a atraer la atención de los
comunistas cubanos. Muchos de ellos, algunos hasta figuras importantes del
Gobierno, ya tenían a sus hijos y nietos "rebeldes" de ambos sexos
residiendo en ella y, superados los primeros traumas ideológicos, aceptaron las
remesas que estos les enviaban, las cuales les permitían disponer de tiempo,
sin preocupaciones económicas, para continuar "defendiendo rodilla en
tierra" su ideario comunista, aunque viviendo como capitalistas.
En los primeros años se cuidaba la forma, por el "qué dirán" y
porque "en silencio ha tenido que ser", y la existencia de estos
familiares cercanos "apátridas" viviendo en la "ciudad
enemiga" se ocultaba celosamente, pero con los viajes de allá para acá y
de aquí para allá, más la internet, estos secretos de familia se volvieron de
dominio popular.
Aunque aún se aplica a los militantes del Partido la absurda prohibición de
recibir y convivir con sus familiares "apátridas" cuando estos
visitan Cuba, las formas de burlarse de ella abundan y son puestas en práctica
diariamente, tanto por los comunistas del "aparato" como por los de
"a pie". Para algo sirve la doble moral.
Últimamente, con el mejoramiento de las relaciones y la próxima apertura el
día 20 de las respectivas embajadas en La Habana y Washington, la preferencia
por Miami se ha exacerbado entre nuestros comunistas, dejando de lado a España,
México y otros destinos turístico-políticos anteriores. Ahora sueñan con
visitarla al menos una vez, y hasta sus hijos y nietos de uno y otro sexo, que
residían en otras partes del mundo, han iniciado su acelerado traslado hacia la
"ciudad mafiosa". Nuestros comunistas parecen haber dejado de
"comer candela" y prefieren comerse una buena McDonald's. Sus mayores
preocupaciones actuales son dos: que el Partido los autorice y que la embajada
norteamericana les otorgue la visa.
Aquí parece funcionar aquello de que "la fruta prohibida resulta ser
la más apetecida". Si con Adán y Eva sucedió, ¿por qué no iba a suceder
con nuestros comunistas? Tal vez piensen, con razón: "En definitiva,
Miami es la ciudad cubana más moderna y desarrollada, además de más poblada
después de La Habana… y no se encuentra tan lejos".
Reproducido de
El Timbeque >
diariodecuba.com
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