La CRUZ:
¡QUÉ OCURRENCIA LA DE DIOS!
Por Pedrojosé Ynaraja
Lamentablemente, estos días han sido noticia unos
crueles asesinatos. Todos lo son, pero estos han tenido la particularidad de
que, en principio, fueron difundidos mediante YouTube. La familia solicitó que
por delicadeza y piedad, se eliminaran de este medio, y así se hizo. Se ha
degollado a un hombre por odio a su condición y como maniobra política…. [ya van tres]
Ambientados en estos
acontecimientos, mis queridos jóvenes lectores, quisiera que os detuvieseis a
meditar la fiesta que se incluye en este domingo. A nadie se le podía ocurrir,
si estuviera en sus manos, inventar una religión cuyo líder fuera un
ajusticiado. A Dios, sí.
Una de las primeras reacciones históricas sociales,
iniciada la Iglesia, fue la supresión de cualquier imagen que hiciera
referencia a la cruz. Criterio semejante al que ha movido a suprimir el citado
YouTube. (A este respecto diré que un maleducado chiquillo de Roma, quiso
ofender a un compañero cristiano, dibujando con un punzón en un muro del monte
Palatino, un blasfemo garabato, es el llamado grafito de Alexamenos, pero esto
fue una excepción). Prohibir representaciones del Jesús crucificado, fue
decisión comprensible.
Tímidamente empieza a
aparecer por Siria el signo de la Cruz. Le había ya precedido la “cruz
cósmica”, la veían en paredes de la Nazaret los primeros peregrinos,
relacionados con la Casa de la Sagrada Familia (se trata de la que se
acostumbra a llamar Cruz de Tierra Santa o de Jerusalén, en realidad es una
gran cruz que ampara a cuatro más pequeñas, señalando los cuatro puntos
cardinales, para expresar la universalidad de la redención).
En Occidente el arte
románico se atreve a poner, en la espalda del Cristo-Majestad, una simbólica
cruz. Gracias al gótico, se extiende en tallas y pinturas la imagen del Señor
crucificado.
Desde entonces las
conmovedoras imágenes evolucionan piadosamente y una de las vergonzosas
realidades de nuestro tiempo es la banalización de la Cruz de Nuestro Señor
Jesucristo, convertida a veces en simple adorno que acompaña a actitudes o
desvestidos eróticos.
Os he explicado todo esto
para que ahora os situéis, mis queridos jóvenes lectores, en el significado que
tiene para el cristiano la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo y comprendáis porqué
su fiesta la celebremos este 14 de septiembre, interponiéndose a la solemnidad
del domingo XXIV.
Que la cruz pudiera haberla
encontrado Santa Elena y esté hoy en día repartida por múltiples lugares,
podéis creéroslo o no. Dos maderos, dos troncos o dos tablas, pueden ser
evocadora imagen de lo que celebramos. Autentica imagen, sin que sea reliquia.
Mirando este objeto y recordando imágenes de otras maneras de ajusticiar,
podremos recordar y reconocer que mediante una cruz semejante, Cristo nos
salvó.
Análogamente, a cada uno se
nos ofrece una cruz, que no es excesivamente pesada, nos lo anticipó el Señor.
Aceptarla humildemente, pese a que nos parezca inoportuna, pese a que no
entendamos el porqué, es docilidad, confianza, señal de esperanza, salvación en
fin…
Ante el desencanto y
desorientación, ante la ausencia de alegre esperanza, es preciso afirmar y
comunicar a los demás, que Cristo reina gracias a su cruz y que por ella nos salva
y, por consiguiente, recobramos la ilusión de vivir y de servir a los demás. Es
un reto, una paradoja, pero autentica arma de salvación.
Gracias por esta reflexion
ResponderEliminarNada más apropiado para este día dedicado a la exhaltación de la Santa Cruz. Cada cual carga con la suya, pero la que se le está presentando a nuestro mundo es una gran prueba para todos.
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