30 de agosto de 2014

Piloto para una guerra imaginaria

Piloto para la guerra imaginaria
LA HABANA, Cuba - CUBANET-  Yudelmis López Díaz tiene el privilegio de acariciar las nubres. Lo hace sentada en el helicóptero de combate que aprendió a pilotar en el Instituto Técnico Militar (ITM), José Martí de La Habana. Después de intensos esfuerzos la joven de 23 años de edad pudo cumplir su deseo en contra de todos los pronósticos.
 
Es la primera mujer cubana que ocupa la responsabilidad de jefa de nave. Tal vez sueñe estar presente en algún escenario bélico donde probar la eficacia de los misiles y protagonizar una de esas acrobacias aéreas en medio del fuego enemigo. Le enseñaron que los marines norteamericanos siguen al acecho y que hay que estar alertas para cuando decidan desembarcar por varios puntos de la costa norte de la Isla.

El tono de la propaganda no ha disminuido, sin embargo si de invasiones se trata, hay que limitarse a hablar de ciclones y virus provenientes de la vecindad tercermundista. Las únicas guerras son en las pantallas de los televisores, bien las de tiro real en el Medio Oriente y Ucrania, o las de balas salvas que se facturan en Hollywood.
 
En el inventario de pistoletazos que ocurren en el territorio nacional, más allá de los que acontecen en las periódicas maniobras del ejército, están los que se reportan en los barrios marginales donde el narcotráfico ha hecho metástasis o en los señoríos de algún jerarca de primer nivel, civil o militar, a causa de un incidente pasional.

Yudelmis deberá acostumbrase a apoyar desde las alturas, fumigaciones contra el mosquito transmisor del dengue, las plagas que afectan los cultivos o en la extinción de incendios forestales, entre otras actividades sin nada que ver con el arte de la guerra. De esa manera podrá aniquilar, sin tantos riesgos, a una parte de los verdaderos enemigos de la patria.

El margen para una desgracia estaría por errores en el pilotaje o por eventualidades climáticas, nunca por un cohete tierra-aire. Si en realidad busca poner a prueba su habilidad en el manejo de las armas, pues se quedará con las ganas. A Cuba no va a venir ningún soldado de la U.S Army. Lo más probable es que un futuro cercano, entren por el aeropuerto internacional José Martí o en yates de gran calado, un regimiento de empresarios estadounidenses con sus billeteras apuntando a la arruinada economía nacional

Del lugar que se esperan los cazabombarderos y las brigadas de desembarco fluyen, sin pausas, los recursos que mantienen al país a flote. Las remesas de los cubanos que residen en el país sobre el cual la jerarquía comunista descarga sus odios, han evitado el colapso de la economía. Solo los envíos de petróleo desde Venezuela superan en orden de importancia el dinero proveniente de los bolsillos de quienes optaron por abandonar el paraíso que Yudelmis se apresta a defender desde la cabina de un MI-17.

Lo más factible es que tenga que cambiar de trabajo en los próximos años. Dejar su periplo por las nubes y poner los pies sobre la tierra. En el capitalismo que se construye disimuladamente no hay tiempo para seguir fantaseando con adversarios virtuales ni otras tonterías que han provocado la dilapidación del patrimonio nacional.

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