Historias
de amores
La despedida del soldado
En la primavera de 2012, en
excavaciones en lo que antaño fue el fortín español de Monte Arruit (a unos 30 km
de Melilla) apareció el cuerpo momificado de un soldado español. Según cuentan
los arqueólogos y antropólogos, las condiciones climáticas de la zona han hecho
posible la buena conservación del cuerpo así como la de alguna de sus
pertenencias y restos del uniforme.
Entre sus pertenencias destaca una
pitillera de cuero y metal con las iniciales P.G., una foto de una mujer joven,
una pequeña moneda de plata con la efigie de Alfonso XIII y una extensa carta
todavía legible. Todos los indicios, y sobre todo por el lugar del hallazgo y
datación de la carta, apuntan a que este hombre fue una de las víctimas de la
matanza de españoles acaecida el 9 de agosto de 1921 en Monte Arruit. Es uno de
los episodios más lamentables ocurridos en la Guerra del África.
Los investigadores quedaron
asombrados al leer la carta que portaba este soldado. El papel amarillento,
compuesto por dos páginas y doblado por la mitad estaba metido en un sobre. Los
datos personales no han sido revelados por las fuentes investigadoras. En el
sobre dice:
Hermano de armas, si lees esto será porque yo habré muerto. Por favor, cumple la última voluntad de este soldado español que ha caído por la Patria y haz llegar esta carta a María […] que vive en Málaga en la calle […]. Sus padres se llaman Manolo y Antonia.
Mi dulce María,
Nunca pensé escribir esta
carta, pero lo preocupante de la situación me lleva a ello. Llevamos días
atrincherados y defendiendo Monte Arruit, apenas tenemos agua y comida. Los
moros nos cercan y nos hacen fuego, cada día tenemos nuevas bajas, ya sea por
causa enemiga o por efecto del calor, y no tenemos medicamentos ni medios de
asistencia sanitaria. Según dicen, el General Berenguer le ha prometido a
Navarro que mandarán refuerzos desde Melilla, pero la ayuda nunca parece llegar
[…]
En el campamento tratamos de
animarnos los unos a los otros; por su parte, día tras día, los oficiales nos
recuerdan lo que implica ser un soldado español con arengas patrióticas, pero
lo que más nos reconforta, dentro de lo que se puede, es la camaradería que
hacemos todos en estos difíciles momentos. La verdad que no sé por qué te estoy
contando esto, supongo que por egoísmo al desahogarme con este papel.
No quiero robarte más líneas,
ya que esta carta es para ti: la dulce niña de mis ojos, mi morena, mi
malagueña, mi razón de vivir, mi anhelo, la estrella que me guía en las noches,
la única persona por la cual suspiro día tras día y me reconforta pensar que
pronto te veré, que pronto te abrazaré, que pronto te besaré y que pronto me
casaré contigo.
Dios sabe lo mucho que te
quiero. Aún me acuerdo de la primera vez que te vi, con aquel vestido azul, tu
pelo negro azabache recogido en un coco, esos ojos verde esmeralda que son
capaces de cegar más que este sol africano y convertir a cualquier hombre en
estatua de sal con sólo regalarle una mirada tuya.
Me acuerdo de la canasta de
mimbre llena de pescado que llevabas pues venías del mercado y como yo, apoyado
en la pared de la calle de mi casa, quedé absorto ante tu belleza. Te eché un
piropo cuando pasaste por delante mío, no pensé que me hicieras caso, ya que
tal hermosura tiene que estar acostumbrada a que te los digan, pero giraste tu
preciosa cara, me miraste y me sonreíste. Bendito piropo aquel.
Te pedí acompañarte a casa para
hablarte por el camino y me lo permitiste. Desde entonces fuimos inseparables,
me costó que tu padre me aceptara, pero ya sabes que la insistencia siempre ha
sido mi virtud. Aún me tiemblan las piernas cuando me acuerdo de aquel primer
beso que te robé en la puerta de la casa de tu tía, se nos paró el mundo
alrededor en ese instante.
En fin, hay tantas cosas que
podría contar… Seguro que mientras lees esto estás esbozando una sonrisa. En
estas líneas que llevo hablando de ti se me ha olvidado momentáneamente todo lo
que estoy pasando aquí. Siempre serás mi mejor medicina y el remedio de todos
mis males. Ya sabes que al comienzo de esta carta te dije que nunca pensé
escribirla. Es de despedida, mi amor. Si recibes esta carta será porque yo ya
no estaré. No quiero ser egoísta y por ello te pido que no me guardes luto, que
no te apenes por mí, que rehagas tu vida lo más pronto posible y que no me
eches en falta pues yo siempre estaré contigo en cada momento de tu vida.
Que seas muy feliz y que hagas
realidad todos tus sueños, ya que los míos se cumplieron cuando me dejaste
amarte. Quiero que sepas que mis últimos pensamientos son para ti y que siempre
te querré y cuidaré allá donde esté.
Monte Arruit a 8 de agosto de
1921.
De tu soldadito,
Pedro.
Según narran las fuentes investigadoras, el 9 de agosto el General Navarro parlamentó la entrega de Monte Arruit con los jefes tribales marroquíes. Las condiciones fueron que los españoles entregaban las armas y saldrían del fortín sin hostigárseles y, además, se proporcionaría transporte a los heridos. Así pues, los soldados españoles desarmados comenzaron a salir de Monte Arruit en columna, pero al poco tiempo los moros, de manera inesperada, atacaron a los españoles desde distintos flancos produciéndose una enorme matanza. De un contingente de 3000 hombres, sólo 60 lograron sobrevivir.
A veces el
destino y la suerte se unen. Aunque no ha sido fácil, según revelan los
investigadores, se ha podido localizar a familiares de la destinataria (María)
de la carta. Antonio, un nieto de esta mujer ha contado que su abuela, aunque
se casó años después de lo acontecido en Monte Arruit, siempre tuvo en su
mesita de noche la foto de un joven soldado con un rosario sujeto en la esquina
del marco.
Durante
muchos de años, incluso ya casada y con hijos, día tras día acudía al puerto de
Málaga con la esperanza de que llegara el barco que habría de traerlo. Mi
abuelo siempre respetó a mi abuela y supo que jamás ocuparía el puesto de aquel
primer novio. No obstante, fueron un matrimonio feliz. Falleció en 1987, a la
edad de 85 años. Pidió ser enterrada con la foto de su primer amor y el rosario
entre las manos.
Reproducido de http://27puntos.blogspot.com
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