Se especula sobre
nuevo liderazgo
para la Iglesia de Cuba
Araceli M. Cantero- Florida Catholic
Archdiocese of Miami
Martes, December 31, 2013
LA HABANA,
Cuba / Después de que la Conferencia de Obispos Cubanos (COCC) anunciara el 11
de noviembre los cambios en su liderazgo para los próximos tres años, los
medios de prensa han hecho notar la ausencia del nombre del Cardenal Jaime
Ortega Alamino como indicio de que Roma aceptará pronto su jubilación como
arzobispo de La Habana. Pero quizás no sea tan pronto.
Amigos de Cuba en
el Vaticano
Recientemente varios obispos cubanos, incluido el Cardenal Jaime Ortega Alamino, han viajado a Roma. En el Vaticano pueden encontrarse con antiguos amigos, ahora cercanos al Papa Francisco. Uno de ellos es el arzobispo Giovanni Angelo Becciu, 62, nombrado nuncio en Cuba en 2009. Fue testigo de las negociaciones de la Iglesia con el gobierno para la liberación de cientos de presos de conciencia. En 2011 Mons. Becciu fue llamado a Roma como sustituto de Asuntos Generales en la Secretaría del Estado Vaticano, y como tal tiene acceso directo al Papa.
Otro buen amigo
de la Iglesia en Cuba es el Arzobispo Beniamino Stella, actual Prefecto de la
Congregación del Clero. Fue nuncio en Cuba desde diciembre de 1992 a la
primavera de 1999 etapa durante la que se crearon cuatro nuevas diócesis en
Cuba. Su servicio fue durante los duros años del ´periodo especial´
desencadenado por la caída del bloque comunista y la pérdida para Cuba de los
subsidios soviéticos. Su discreta y efectiva presencia ayudó a mejorar las
relaciones de los obispos locales con el gobierno cubano, especialmente durante
los preparativos de la visita de Juan Pablo II a la Isla en 1998.
Es la Asamblea
General de la Congregación de los Obispos quien debe dar el beneplácito sobre
cualquier candidato al episcopado, antes de presentar el nombre al Papa. Pero
tampoco se puede ignorar que los encuentros de estos dos prelados con los
obispos cubanos, junto a su conocimiento de la Iglesia Cubana y del país,
pueden también ser de gran ayuda al Papa en esta etapa final del proceso de
sustitución del Arzobispo de La Habana.
El
Arzobispo ya había presentado al papa su carta de dimisión en 2011, al cumplir
75 años. Entonces la Iglesia Cubana preparaba la celebración de un Año Jubilar
Mariano por los 500 años del hallazgo, en 1612, de la imagen de la Virgen de la
Caridad en las aguas de la bahía de Nipe. Es muy posible que el Papa no hubiese
querido aceptar su renuncia antes de dicha celebración y de concluir el Año de
la Fe.
Ahora
que el Año Jubilar ha concluido, y que el nombre del Cardenal desapareció del
liderazgo de la COCC, los analistas señalan que el reemplazo del Arzobispo será
pronto. Pero no tan pronto, quizás, si se tiene en cuenta que el Cardenal
cumplirá 50 años de sacerdocio en agosto de 2014 y que en 2015 se cumplen los
500 años de la fundación de la Villa de San Cristobal de La Habana. Si su salud
se mantiene, el Papa pudiera respetar esas fechas permitiéndole celebrarlas aún
al frente de la Arquidiócesis.
Mientras
tanto ya se han iniciado en los medios las adivinanzas sobre quien le
sustituirá en la diócesis capitalina.
Consideraciones
pastorales.
Eduardo
Mesa es un joven católico que por años dirigió la revista Espacio en la
Arquidiócesis de la Habana, diócesis que conoce bien. Ahora vive en Miami y en
su blog, Cuba Plural, aparecen algunas predicciones sobre el tema. En su
opinión, dada la complejidad de la Arquidiócesis, el sustituto del Arzobispo
debe ser elegido sólo entre los obispos que trabajan en Cuba. Siempre cabría la
posibilidad de nombrar a un obispo cubano de una diócesis fuera de Cuba, pero
no es probable.
La
Iglesia Católica en la Isla cuenta con 11 diócesis, ocho obispos, tres
arzobispos (entre ellos el Cardenal) quienes están al frente de las tres
provincias eclesiásticas de Cuba, y dos obispos auxiliares, ambos en La Habana.
En la
selección del futuro Arzobispo de la capital cubana el Papa Francisco consideraría
distintos elementos: la edad y la salud en todos sus aspectos, el perfil
pastoral del candidato, su servicio a la Iglesia y la complejidad del país y de
las diócesis implicadas.
Entre
los obispos cubanos actuales hay dos que dejaron el país en los años ‘60,
fueron ordenados fuera y regresaron muchos años después. Hay dos que son
vocación tardía y ejercieron una profesión antes de ser sacerdotes. Hay uno
español.
La edad
de los candidatos determinará el número de años de posible permanencia en el cargo
y por ello mismo, quizás, el nombre del obispo de Ciego de Ávila, Mons. Mario
Mestril, de 73 años, queda fuera de las predicciones.
En el
caso de que el Papa Francisco optase por un obispo de corta duración pudiera
nombrar a Mons. Jorge Serpa, de Pinar del Río, de 71 años, quien sirvió 31 años
como misionero en Colombia. A su regreso a Cuba en 1999, sirvió en la Habana
como Vicario General y Rector del Seminario y por lo tanto conoce la
Arquidiócesis.
El
actual Obispo de Matanzas, Mons. Manuel Hilario de Céspedes, de 69 años,
estaría en la misma categoría. Nacido en La Habana emigró a Puerto Rico en 1960
convirtiéndose en ingeniero electrónico. Ingresó en el seminario para
vocaciones tardías en Venezuela y después de su ordenación sirvió en el país
por 12 años antes de regresar a Cuba en 1986. Fue asignado a la Diócesis de
Pinar del Río y sirvió como Canciller y como Vicario General antes de ser
nombrado Obispo de Matanzas en 2005. Es descendiente del Padre de la Patria,
Carlos Manuel de Céspedes y en la opinión del activista Dagoberto Valdés, que
trabajó cercano a él en Pinar del Río, es un hombre con visión de futuro.
Un año más
joven es el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Dionisio García Ibáñez. Los
analistas señalan que ha cumplido bien en el cargo de Presidente de la
Conferencia, para el que ha sido renovado. Como otros obispos cubanos, es parte
de una generación que creció ya en la revolución lo que le hace conocedor del
sistema. Tiene 68 años y su vocación surgió después de años como ingeniero de
comunicaciones. Natural de Guantánamo, en la provincia oriental, sirvió como
sacerdote hasta su nombramiento, en 1995, como obispo fundador de la Diócesis
de Bayamo-Manzanillo. Desde 2007 es Arzobispo de la diócesis primada y la
segunda más importante ciudad de la Isla.
De la
misma edad es el actual obispo de Bayamo-Manzanillo Mons. Alvaro Beyra, natural
de Camagüey quien realizó parte de sus estudios sacerdotales en Europa.
Obispos
más jóvenes
Otro grupo de obispos más jóvenes incluye al obispo de Holguín, Mons. Emilio Aranguren Echeverría de 63 años. Nacido y ordenado en Santa Clara, fue nombrado auxiliar de Santa Clara en 1991 y obispo de Cienfuegos, en la zona central, en 1995. Desde 2005 es obispo titular de Holguín en la zona oriental.
Durante
14 años fue Secretario General de la Conferencia de Obispos, con sede en La
Habana, cargo que implicó relacionarse con los representantes del la Oficina
del Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista. Durante años
ha formado parte del comité permanente de la COCC y también ha servido en la
presidencia (Comité Económico) del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano y del
Caribe) en donde se relacionó con sus colegas del Continente. En la opinión de
Mesa “tiene una gran capacidad de trabajo y la doble cualidad de ser buen
administrador y a la vez poseer una gran proyección pastoral”. Pero su traslado
a la Habana sería un nuevo cambio para la Diócesis de Holguín y provocaría cambios en otras diócesis.
También
de 63 años son el obispo de Guantánamo, Mons. Willy Pino, original de Camagüey,
y Mons. Domingo Oropesa, obispo de Cienfuegos, nacido y ordenado sacerdote en
España. Sus nombres no aparecen entre los candidatos que barajan los
medios.
Nuevo liderazgo de la Conferencia de Obispos Cubanos (CCOC)
El nuevo liderazgo de la Conferencia de Obispos Cubanos (CCOC) incluye
la reelección del Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Dionisio García Ibáñez
como presidente, algo normalmente usual. En el puesto del Cardenal aparece
como vicepresidente el obispo de Santa Clara, Mons. Arturo González Amador. Los
otros cargos se mantienen: El obispo auxiliar de La Habana, Mons. Juan de
Dios Hernández Ruíz, continúa como Secretario General y en el Comité Permanente
siguen el Arzobispo de Camagüey, Mons. Juan García Rodríguez, y el obispo de
Holguín, Mons. Emilio Aranguren Echeverría. También continúa como
Secretario Adjunto Mons. José Félix Pérez Riera, quien no es obispo.
En este
grupo de obispos más jóvenes está Mons. Juan de Dios Hernández, de 65 años,
obispo auxiliar de La Habana desde 2006 y jesuita desde 1974. A diferencia de
los obispos ya mencionados, esta alternativa no resultaría en cambios en otra
diócesis. Como obispo auxiliar de La Habana ya conoce la Arquidiócesis, se
relaciona bien con el clero y como jesuita tiene muy buenas relaciones con los
religiosos y misioneros. Considerado un “hombre de equipo”, su nombramiento
solo necesitaría, en su momento, nombramientos de nuevos obispos auxiliares, algo que de todos
modos no se puede demorar debido a la edad y la salud del otro obispo auxiliar,
Mons. Alfredo Petit, quien tiene 77 años.
De la
misma generación de Mons. Hernández es el actual arzobispo de Camagüey, Mons.
Juan García Rodríguez, de 65 años, a quien rara vez se le menciona como
candidato por los analistas. Y sin embargo es un hombre “con olor a oveja” y
con el perfil que va marcando el Papa Francisco. Conocido por su acción
misionera, Mesa le califica como “hombre sereno, muy observador y espiritual,
alguien que sabe apreciar el valor de las pequeñas cosas y capaz de conservar
la calma en cualquier tormenta”. Ha servido como presidente de la COCC
(2006-2009) y representó a Cuba en la reunión de los Obispos Latinoamericanos y
del Caribe en Aparecida.
Callado
y reservado, fue auxiliar del fallecido Arzobispo de Camagüey a quien sustituyó
en 2002. Aunque su traslado a La Habana exigiría buscar un reemplazo para la
Arquidiócesis, tanto el obispo de Bayamo como el de Guantánamo son producto de
aquella Arquidiócesis y bien pudieran volver a ella. Sustituirles, en diócesis
más pequeñas, no sería tan complicado como en el caso de otras diócesis.
El más
joven de los obispos es Mons. Arturo González Amador, de la Diócesis de Santa
Clara, que tiene 57 años. Su nombramiento significaría un servicio posible de
17 años antes de cumplir los 75. Su labor pastoral está bien reconocida y
además lleva adelante, con tacto, el encargo de las relaciones con los cubanos
en la diáspora. Pero su nombramiento para La Habana significaría “pasar por
encima” de otros colegas con experiencia más dilatada.
Todas
estas consideraciones se apoyan en razones prácticas, afirman los católicos
cubanos que solo quieren hablar sin identificarse. También indican que,
pensando en lo mejor para el futuro de la Iglesia en Cuba, quizás habría que
ignorarlas.
Remitido
por Ma. del Carmen Expósito y MariNieves Ortiz
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