24 de diciembre de 2013

El día que Cromwell abolió la Navidad



El día que Cromwell
abolió la Navidad


La indulgencia, los excesos o la rimbombante decoración derivada de las celebraciones navideñas que inundan el ambiente en Reino Unido durante estos días no siempre han contando con el beneplácito de la clase política. Quizá una de las consecuencias menos analizadas de las guerras civiles inglesas en el siglo XVII   es la abolición de la Navidad, auspiciada por el dictador regicida, Oliver Cromwell.

Durante 13 años, en Londres no se pudo entonar un villancico, colocar una guirnalda o preparar un copioso festín para celebrar el nacimiento del Niño Dios.

A mediados del año 1645, un movimiento antinavidad comenzó a fraguarse entre el ala más purista de la sociedad que consideraba inmoral cualquier celebración externa a los servicios religiosos. Justo dos años después, el Parlamento inglés declaraba ilegal los actos asociados al Día del Jolgorio de los paganos, como se referían al 25 de diciembre.

Celebraciones inmorales

El míster Scrooge detrás de esta animadversión a la Navidad fue el puritano Oliver Cromwell, quien en 1653 se convirtió en Lord Protector (título para jefes de Estado)   y aplicó ferozmente la medida. Criado en un ambiente protestante y puritano, consideraba las celebraciones de Pascua inmorales e indignas de celebrar durante la única república inglesa de la historia.

Los árboles se guardaron o quemaron, los adornos acumulaban polvo año tras año en sus cajas y las luces sólo duraban unos minutos encendidas, antes de que el Ejército las destruyera. Otorgó poderes a los soldados para confiscar todas las comidas preparadas para las fiestas, además de imponer un férreo silencio en torno a los Christmas carols.

«No sólo se cancelaron las celebraciones debidas al nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, sino que, para consternación general, se ordenó tratarlo como cualquier otro día laborable. El propio Parlamento celebró sesión en el mismo día de Navidad entre 1644 y 1656», afirma el escritor e investigador inglés Desmond Morris, en su libro Tradiciones de Navidad.

La obsesión por sofocar cualquier elemento vinculado a la festividad, le instó incluso a prohibir por ley la fabricación de los tradicionales mince pies,   un dulce típico de la Navidad británica a base de hojaldre relleno de frutas, pasas, almendras, especias y licor.

La irritación popular de los detractores de la ilegalización de la Navidad acabó por desencadenar disturbios en muchas ciudades, como Canterbury, donde los que se atrevían a burlar la prohibición colgando acebo de sus puertas se enfrentaban a las violentas reprimendas de los aliados de Cromwell. La Navidad no volvió hasta dos años después del fallecimiento de Cromwell  en 1658. Nada más asumir el poder, el rey Carlos II reinstauró la celebración de la Navidad con más esplendor que nunca.

El Museo de la National Army de Londres  aún conserva el cartel de la prohibición.

ABC, Madrid

1 comentario:

  1. Anónimo12/24/2013

    El que escribió este artículo no sabe mucha historia. No se pudieron guardar ni destruir los arboles de Navidad como él afirma, porque en Inglaterra no existían en esa época. Tampoco pudieron los adornos acumular polvo en sus cajas. Los adornos, que llegaron en el siglo XIX, consistieron por muchos años em golosinas, manzanas y otras frutas. Charlotte, la esposa de George III, que era alemana, trajo la costumbre del árbol a Inglaterra en 1800. (George reinó desde 1760 a1820 y él y Charlotte tuvieron 10 hijos varones y 4 hijas). Después, durante el reinado de la la reina Victoria, la costumbre de adornar el árbol se popularizó y arraigó definitivamente.

    En el artículo se afirma además que el ejército destruía las luces. Esto hace pensar en las modernas decoraciones de bombillitos, pero no creo que hubiera muchas luces en la Inglaterra del siglo XVII, si acaso alguna que otra vela, esencial para alumbrar las habitaciones de noche. Parece dudoso que se desperdiciaran las velas en decoraciones.
    María Dominici

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